¿Puede la meditación profunda sanar realmente el sufrimiento? La ciencia responde
¿Qué impacto tiene la meditación avanzada en el cerebro?
En tiempos de gran incertidumbre económica, política y emocional, la meditación resurge como un método prometedor para enfrentar el sufrimiento. No es casualidad: según la revista Men’s Health, estamos en una “tercera ola” de investigaciones que exploran los efectos de la meditación profunda, no solo como un método para reducir el estrés, sino como una herramienta con beneficios transformadores en la mente y el cuerpo.
Este auge responde a una necesidad colectiva de alivio emocional en un mundo complejo. Lejos de ser una simple técnica de relajación, la meditación avanzada atrae cada vez más a aquellos que buscan profundizar en su autoconocimiento y encontrar respuestas existenciales. Los expertos citados en el informe destacan que, más allá de la calma inmediata, la meditación intensiva abre las puertas a experiencias trascendentales que pueden cambiar la vida. Como afirma la periodista Claudia Canavan, autora del artículo, “con beneficios que van desde el éxtasis hasta revelaciones transformadoras, nunca ha sido más tentadora.”
Mazunte, un rincón espiritual en México
Claudia Canavan relata una experiencia transformadora en un retiro de meditación en Mazunte, un pequeño y bohemio pueblo costero de México. Tras días de práctica intensiva, experimentó una euforia que describe como similar a la que induce el MDMA: una energía cálida que fluía desde su pecho, envolviendo a las personas a su alrededor en una ola de amor incondicional. A pesar de que esta experiencia no eliminó de forma permanente sus ansiedades, sembró en ella el deseo de volver a alcanzar ese estado de paz absoluta, revelando el potencial de la meditación como herramienta de bienestar profundo.
La vivencia de Canavan en Mazunte le generó la curiosidad de profundizar en los estados de meditación avanzados y explorar lo que en el budismo se conoce como jhanas.
¿Qué son los jhanas?
Los jhanas son estados de absorción profunda alcanzados a través de una concentración sostenida en un punto único, como la respiración o el centro del pecho. Divididos en ocho o nueve niveles de intensidad creciente, estos estados van más allá de lo ordinario. Los practicantes experimentados pueden permanecer en los primeros niveles de jhana por largos periodos, alcanzando un estado mental tan profundo que, según el budismo, les permite acercarse a la liberación del sufrimiento.
Los jhanas son estados alterados de conciencia que se producen a partir de la concentración profunda en un solo objeto.
Canavan consultó a maestros de meditación para entender mejor su vivencia, quienes le explicaron que su experiencia de amor y apertura correspondía a un estado conocido como “apertura del corazón”, un estado que también se explora en la meditación avanzada, aunque no exactamente como un jhana.
El impacto cerebral de la meditación profunda
Al descubrir el potencial transformador de la meditación, Canavan investiga cómo la ciencia moderna explora los efectos cerebrales de estos estados profundos. Universidades de prestigio como Harvard y Berkeley llevan adelante investigaciones para entender cómo la meditación avanzada altera la actividad cerebral. El neurocientífico Matthew Sacchet, del Programa de Investigación de la Meditación de Harvard, estudia cómo la práctica intensiva de la meditación podría ayudar a superar el sufrimiento a través de cambios neurofisiológicos que se producen en el cerebro. Sacchet y su equipo escuchan testimonios de practicantes que aseguran haber experimentado curación mental mediante técnicas avanzadas.
Por su parte, la doctora Kathryn Devaney, de la Universidad de Berkeley, estudia los estados de absorción profunda y transformación en el cerebro. Practicante de vipassana (una técnica de meditación que cultiva la atención y conciencia profunda), su objetivo es descubrir cómo estos estados avanzados afectan estructural y funcionalmente al cerebro. Devaney trabajó recientemente en colaboración con el equipo de Harvard para investigar el nirodha samāpatti, un estado de “cesación” en el que el practicante experimenta una suspensión temporal de la conciencia.
Uno de los descubrimientos más fascinantes es que la meditación profunda permite una flexibilidad neuronal única, lo cual, según Devaney y otros investigadores, podría tener implicaciones prácticas en el futuro. Sacchet explica que, al comprender mejor cómo funciona el cerebro en estos estados de meditación avanzada, podría desarrollarse tecnología de neuroestimulación o retroalimentación neuronal que facilite a las personas alcanzar estos beneficios mentales sin años de práctica.
Los cuatro niveles del jhana y la flexibilidad mental
Uno de los aspectos que la ciencia explora en torno a la meditación avanzada es cómo afecta la actividad cerebral en diferentes niveles. En los primeros cuatro niveles del jhana, los estudios indican que el cerebro se reorganiza, generando una actividad cada vez más intensa en la parte posterior y disminuyendo la actividad frontal, normalmente asociada con el pensamiento conceptual. Este cambio de actividad hacia una “presencia plena” permite al practicante experimentar una libertad mental inusual, que reduce la distracción y favorece un estado mental “sin ataduras”.
El doctor Michael Lifshitz, también en colaboración con el equipo de Harvard, estudia cómo la conectividad entre diferentes áreas del cerebro se vuelve más flexible en meditadores avanzados, lo que disminuye los patrones de pensamiento repetitivo. Este cambio sugiere una liberación de hábitos mentales rígidos y la capacidad de experimentar pensamientos más libres y creativos.
Aunque estas investigaciones son aún recientes, sugieren que los efectos de la meditación profunda en el cerebro podrían ayudar a desarrollar tratamientos para trastornos mentales mediante el fomento de la plasticidad cerebral y la resiliencia.
Riesgos de la meditación avanzada: advertencias y efectos adversos
A pesar de los beneficios bien documentados, Men’s Health también destaca que la meditación profunda conlleva ciertos riesgos, especialmente para quienes tienen un historial de traumas previos. Algunas personas experimentan efectos adversos como el resurgimiento de traumas pasados o episodios de desrealización, una sensación de desconexión de la realidad. Esto dio origen a entidades como Cheetah House, una organización que ofrece apoyo a personas que atraviesan experiencias de angustia emocional a raíz de la meditación.
Mandy Johnson, exprofesora de mindfulness, relata una experiencia en un retiro de meditación en 2017, donde el silencio y la introspección le hicieron revivir traumas de su infancia, afectando su sentido de identidad y generando tinnitus severo. Johnson necesitó dos años de terapia para recuperar su estabilidad mental. Casos como el suyo recuerdan que, aunque la meditación puede ser un recurso de sanación, también puede ser riesgosa para quienes poseen traumas no resueltos.
La doctora Devaney aconseja a personas con antecedentes de trauma explorar prácticas más suaves, como la meditación de amor y bondad o metta, que, a diferencia de las prácticas intensivas, pueden ser menos disruptivas para el sentido de identidad del practicante.
La meditación en el futuro: proyecciones y tecnología
Canavan, fascinada por el potencial de la meditación avanzada, vislumbra un futuro en el que tecnologías especializadas faciliten el acceso a estos estados profundos de concentración. En sus palabras, esta “meditación de próxima generación” podría ser un “truco para la vida” que permita a cualquiera experimentar sus beneficios sin la necesidad de retiros o años de práctica constante. La ciencia aún no ha llegado a este punto, pero si los avances en investigación continúan, es posible que en unos años estos estados de bienestar profundo puedan estar al alcance de más personas.
Para Canavan, aunque su práctica personal no le brindó revelaciones permanentes, la sensación de paz y control mental que experimentó ha sido invaluable. Hoy, la meditación es una herramienta que utiliza cuando necesita calma y reconectar con una sensación de energía vital, describiéndola como una fuente de paz que fluye desde su cabeza hasta sus pies, lista para ser invocada en cualquier momento.
Las aplicaciones futuras de esta “meditación tecnológica” tienen el potencial de transformar la relación de las personas con el estrés y el sufrimiento, acercándonos a una sociedad más resiliente y mentalmente sana.