Metionina, disfrute de una vida más larga y saludable.

Para aumentar los niveles de metionina, los investigadores recomiendan semillas de sésamo, nueces de Brasil, germen de trigo, pescado y carne

La metionina se ha mostrado crucial para prolongar la vida. Además de las proteínas que el organismo produce de forma natural, también las consumimos a través de diversos alimentos. Para aumentar los niveles de metionina, los investigadores recomiendan semillas de sésamo, nueces de Brasil, germen de trigo, pescado y carne.

Según el estudio realizado por Matthew Piper, profesor del Instituto de Envejecimiento Saludable del University College de Londres, y publicado en la revista Nature, constató que la manipulación de los niveles de la metionina en la dieta pueden alargar la vida, y hacerlo sin reducir la fertilidad.

La metionina es uno de los principales elementos de consolidación de las proteínas implicadas en la formación de células y tejidos. La novedad de esta investigación es que la metionina tiene unas cualidades especiales y que, al utilizarla en una dieta baja en calorías a base de levadura, azúcar y agua, potencia la fertilidad sin reducir la longevidad, mientras que reducir sus niveles en una dieta hipercalórica prolonga la esperanza de vida.

Piper indicó que en el pasado "tendíamos a pensar que lo importante en nuestra dieta era la cantidad de proteínas" y lo que se demuestra ahora es que "el equilibrio de aminoácidos en la dieta puede afectar a la salud en las últimas etapas de la vida". "Si este es el caso en los seres humanos, lo más importante será el tipo de proteína que se consuma. No es tan simple como decir 'hay que comer menos nueces' o 'hay que comer más nueces' para vivir más; se trata de conseguir el equilibro proteínico correcto, un factor particularmente importante en las dietas hipercalóricas", añadió Piper.

Independientemente de su función como precursor en la síntesis proteica la L- metionina participa en un amplio número de reacciones bioquímicas incluida la formación de S-adenosilmetionina(SAM), la L- cisterna, el glutation y la taurina. La SAM en si misma es un donador de grupos metilo y esta implicada en la síntesis de creatina, epinefrina, melatonina, etc.

La L-Metionina protege al hígado de los efectos tóxicos de hepatotoxinas y tiene una actividad antioxidante. El mecanismo por el cual se produce este proceso no está del todo claro. Se sabe que las hepatotoxinas reducen el nivel del Glutation y producen un gran estrés oxidativo.

La metionina es un precursor de la cisteina y esta tiene un fuerte poder antioxidante y es un precursor del Glutation. Tanto la L-Metionina como sus metabolitos tienen además poder antioxidante. Es un donador de sulfuro, lo que le proporciona poder quelante a la hora de favorecer la eliminación de diferentes tipos de toxinas .

Los frutos secos son semillas oleaginosas - este grupo de alimentos también se denominan así- que proceden de determinadas plantas. Recubre estas semillas una cáscara más o menos dura, según las especies, y todas ellas se caracterizan por incluir en su composición menos de 50% de agua, por su bajo contenido de hidratos de carbono y por su riqueza en grasas. Son de los pocos alimentos que contienen fósforo, y en el que éste, sin embargo, no forma combinaciones ácidas en el organismo humano. Actualmente, los frutos secos constituyen una excelente alternativa a las proteínas animales.

Las semillas oleaginosas de consumo más usual son: almendras, castañas, nueces, piñones, avellanas y pistachos, además pepitas de girasol, de calabaza y de sésamo.

Hoy en día, en los países desarrollados es fácil obtener frutos secos precedentes de zonas tropicales, tales como el anacardo, las pacanas o las nueces del Brasil. También se puede incluir entre las semillas oleaginosas el cacahuate, que, pese a pertenecer a la familia de las leguminosas, contiene nutrientes que son muy semejantes a los del resto de este grupo.

Con la salvedad de las castañas los frutos secos proporcionan muy pocos hidratos de carbono ( entre el 10% y el 20%) y, además, están constituidos en parte por fibras vegetales, de modo que el organismo no los absorbe, si bien, por otro lado, presentan una buena proporción de minerales de fácil absorción, como potasio, calcio, fósforo, hierro y magnesio.

Por su bajo contenido en hidratos de carbono, los frutos secos, con la excepción de las castañas, pueden incluirse con moderación en la dieta de los diabéticos, ya que, pese a constituir una buena fuente de proteínas, estos frutos contienen grasas que pueden ocasionar una obesidad no deseada en los afectados por esta enfermedad.

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