Colesterol bueno vs malo: derribando mitos sobre los riesgos cardiovasculares
¿Cuánto colesterol es mucho?
El colesterol es un factor clave en la salud cardiovascular, y su control se ha vuelto una prioridad para los médicos. Especialmente cuando hablamos del llamado "colesterol malo" o LDL, se ha descubierto que niveles elevados de este pueden desencadenar una serie de enfermedades cardiovasculares graves. Sin embargo, en los últimos años, los especialistas han comenzado a desafiar las normas tradicionales al sugerir que no existe un valor universal de colesterol LDL que sea adecuado para todos. En cambio, proponen una aproximación más individualizada, donde los niveles recomendados varían según el perfil clínico de cada persona.
El mito del colesterol malo y bueno
A lo largo de décadas, el colesterol LDL ha sido etiquetado como el "colesterol malo", mientras que el colesterol HDL ha sido conocido como el "colesterol bueno". Esto se debe a las funciones que cumplen en el cuerpo: mientras el HDL ayuda a eliminar el exceso de colesterol del cuerpo, evitando su acumulación en las arterias, el LDL tiene la tendencia de acumularse en los vasos sanguíneos. Esta acumulación puede obstruir el flujo sanguíneo, aumentando el riesgo de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular.
Si bien este marco básico sigue siendo válido, hoy en día los especialistas en salud cardiovascular aseguran que lo más importante es reducir los niveles de colesterol LDL, ya que cuanto más bajo, mejor. "No existe un valor de colesterol LDL que sea demasiado bajo, siempre y cuando se logren de manera segura", afirman desde la Sociedad Argentina de Lípidos (SAL). Esta postura está respaldada por varios estudios internacionales que han demostrado que las personas con niveles más bajos de colesterol LDL tienen un riesgo significativamente menor de sufrir eventos cardiovasculares.
La importancia de un enfoque personalizado
El concepto de metas personalizadas en los niveles de colesterol LDL es relativamente nuevo, pero está ganando fuerza entre los profesionales de la salud. La idea es que no todas las personas tienen el mismo riesgo cardiovascular y, por lo tanto, los niveles de colesterol que son adecuados para una persona pueden no serlo para otra.
Por ejemplo, una persona con antecedentes familiares de enfermedades cardíacas o que ya ha tenido un infarto probablemente necesitará mantener sus niveles de LDL mucho más bajos que alguien que no tiene estos factores de riesgo. Del mismo modo, factores como la edad, el género, y el estilo de vida también juegan un papel importante en la determinación de los objetivos de colesterol LDL.
Según datos de la cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, en Argentina, tres de cada diez personas mayores de 18 años tienen niveles de colesterol LDL más altos de lo recomendado, lo que representa un riesgo significativo para la salud pública. Los expertos insisten en que, para reducir las tasas de mortalidad cardiovascular, es esencial que cada individuo conozca su perfil lipídico y trabaje con su médico para establecer metas personalizadas.
¿Cuánto es demasiado colesterol?
Aunque es cierto que el colesterol es necesario para varias funciones corporales, como la producción de hormonas y la formación de células, un exceso puede ser perjudicial. Según los estándares internacionales, los niveles óptimos de colesterol LDL deben ser inferiores a 100 mg/dL en personas sanas. Para quienes ya tienen enfermedades cardíacas o son considerados de alto riesgo, ese número debería ser aún menor, por debajo de 70 mg/dL.
Sin embargo, más del 70% de la población en varios países, incluida Argentina, supera estos niveles recomendados, según estudios recientes. Esta realidad está asociada con un mayor riesgo de enfermedades como el infarto de miocardio, la insuficiencia cardíaca y los accidentes cerebrovasculares.
La buena noticia es que los niveles de colesterol pueden reducirse, y con ello, el riesgo de enfermedades cardíacas. Cambios en el estilo de vida, como una dieta saludable, la actividad física regular, y en algunos casos, el uso de medicamentos, pueden hacer una diferencia significativa.
El papel del estilo de vida en el control del colesterol
El colesterol elevado no es solo el resultado de factores genéticos; el estilo de vida juega un papel crucial en su manejo. Una dieta rica en grasas saturadas y trans, que se encuentran en alimentos procesados, fritos y productos de origen animal, puede elevar los niveles de LDL. Por otro lado, el consumo de alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras, y granos integrales, puede ayudar a reducir el colesterol malo y aumentar el colesterol bueno.
El ejercicio también es un factor clave en el control del colesterol. La actividad física regular no solo ayuda a mejorar la salud cardiovascular en general, sino que también puede aumentar los niveles de HDL y reducir el LDL. Los expertos recomiendan al menos 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos de ejercicio vigoroso cada semana para mantener el corazón en forma y controlar los niveles de colesterol.
Además, dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol son dos estrategias importantes para mejorar el perfil lipídico. Fumar reduce los niveles de colesterol bueno y aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, mientras que el alcohol en exceso puede elevar los niveles de colesterol total y triglicéridos.
El uso de medicamentos para controlar el colesterol
En algunos casos, los cambios en el estilo de vida no son suficientes para controlar los niveles de colesterol, y los médicos pueden recurrir al uso de medicamentos, como las estatinas. Estos medicamentos han demostrado ser muy efectivos para reducir el colesterol LDL y, en consecuencia, reducir el riesgo de eventos cardíacos. Sin embargo, como cualquier medicamento, las estatinas tienen efectos secundarios y no son adecuadas para todos.
Por eso, la decisión de empezar un tratamiento farmacológico debe basarse en una evaluación cuidadosa del riesgo individual. Algunos pacientes con riesgo cardiovascular muy bajo pueden controlar sus niveles de colesterol solo con cambios en la dieta y el ejercicio, mientras que otros con un riesgo más alto pueden necesitar medicamentos.
La importancia de los controles regulares
El colesterol elevado es conocido como un "asesino silencioso" porque, por lo general, no presenta síntomas hasta que provoca un evento grave, como un infarto o un accidente cerebrovascular. Por ello, los controles médicos regulares son esenciales para mantener los niveles de colesterol bajo control y prevenir problemas de salud a largo plazo.
Se recomienda que todas las personas mayores de 20 años realicen un análisis de su perfil lipídico al menos una vez cada cinco años. Aquellos con antecedentes familiares de enfermedades cardíacas o factores de riesgo adicionales, como la obesidad o la diabetes, deberían someterse a análisis con mayor frecuencia.
En resumen, la respuesta a la pregunta "¿cuánto colesterol es mucho?" depende de cada persona. No hay un número único que sea ideal para todos, ya que los objetivos de colesterol deben personalizarse en función de los factores de riesgo individuales. Lo que sí está claro es que cuanto más bajos sean los niveles de colesterol LDL, mejor será el pronóstico para la salud cardiovascular.