Las dos cualidades clave para ser un buen jefe, según un profesor de Harvard
Al entender que el deseo de liderar no siempre se traduce en liderazgo efectivo, las empresas pueden evitar errores comunes en la selección de sus gerentes.
Un reciente estudio del profesor de Harvard, David Deming, ha revelado las dos cualidades esenciales que determinan si una persona será un buen jefe. En su investigación, Deming descubrió que las habilidades interpersonales y analíticas son los factores más importantes para el liderazgo eficaz, y que muchas empresas están seleccionando mal a sus líderes al centrarse en otros criterios. Además, el estudio arrojó un sorprendente dato sobre el desempeño de quienes buscan activamente roles de liderazgo.
Ser un buen jefe es más que simplemente tener autoridad. La capacidad de liderar eficazmente es fundamental para el éxito de cualquier organización, pero encontrar a la persona adecuada no siempre es sencillo. Las empresas a menudo se centran en rasgos como la confianza o la experiencia técnica, pero según el profesor de Economía Política David Deming, estas características no son necesariamente indicativos de un buen liderazgo. En su investigación, publicada en colaboración con otros académicos de la Escuela Kennedy de Harvard, Deming identificó dos cualidades principales que deben guiar la selección de los futuros líderes: habilidades interpersonales y analíticas.
La importancia de las habilidades interpersonales en el liderazgo
La primera de las cualidades clave que Deming destaca es la capacidad de relacionarse bien con los demás, lo que se traduce en fuertes habilidades interpersonales. Un buen jefe no solo debe entender el trabajo de su equipo desde una perspectiva técnica, sino que también debe crear un entorno de seguridad psicológica donde los empleados se sientan valorados y respetados. Esta habilidad es fundamental para que el equipo se sienta cómodo al compartir ideas, expresar preocupaciones o recibir críticas constructivas.
Deming y su equipo descubrieron que la seguridad psicológica es uno de los mayores predictores del éxito de un equipo. Cuando los empleados se sienten seguros en su entorno, es más probable que participen activamente, colaboren con sus colegas y adopten una actitud positiva hacia la retroalimentación crítica. Todo esto, a su vez, impulsa la productividad y mejora el rendimiento general del equipo. Un jefe con habilidades interpersonales bien desarrolladas fomenta la confianza y la comunicación abierta, lo que resulta esencial para un clima laboral sano y productivo.
Además, las habilidades interpersonales también están vinculadas con la capacidad de un líder para empatizar con sus empleados. La empatía es una de las características más valoradas en el liderazgo moderno, ya que permite que el jefe entienda las necesidades, preocupaciones y motivaciones de su equipo. Un líder que se preocupa por el bienestar de sus empleados y se toma el tiempo para escucharlos genera lealtad y compromiso, lo cual es crucial para retener el talento en una organización.
La habilidad analítica: tomar decisiones estratégicas con datos
La segunda cualidad fundamental que el estudio de Deming resalta es la habilidad analítica. Un buen jefe no solo debe ser capaz de relacionarse bien con su equipo, sino también de tomar decisiones informadas basadas en el análisis crítico de la situación. Las habilidades analíticas permiten a los líderes evaluar constantemente si las estrategias actuales están funcionando o si es necesario hacer ajustes para mejorar el rendimiento del equipo o de la organización en su conjunto.
Esta capacidad analítica no implica necesariamente ser un experto en números o estadísticas, sino más bien tener la mente abierta a diferentes formas de hacer las cosas y estar dispuesto a reconsiderar las decisiones en función de nueva información. Un buen líder es capaz de detectar patrones, identificar problemas antes de que se conviertan en crisis y proponer soluciones basadas en el análisis objetivo de los datos. Al hacerlo, puede optimizar las operaciones y asegurarse de que el equipo esté funcionando de la manera más eficiente posible.
En un mundo empresarial cada vez más impulsado por los datos, las habilidades analíticas se han convertido en una de las competencias más demandadas en los líderes. La capacidad de interpretar datos y tomar decisiones estratégicas basadas en esa información es crucial para mantenerse competitivo. Los líderes que poseen esta habilidad pueden ajustar sus estrategias de manera efectiva, adaptarse a los cambios del mercado y guiar a sus equipos hacia el éxito.
El sorprendente hallazgo sobre los aspirantes a líderes
Uno de los descubrimientos más interesantes del estudio fue que las personas que se postulan activamente para roles de liderazgo no siempre son los mejores en esos puestos. Según la investigación de Deming, aquellos que tienden a buscar estar al mando suelen desempeñarse peor que quienes son asignados aleatoriamente a roles de liderazgo. Este hallazgo es sorprendente, ya que contradice la creencia común de que las personas que buscan ser líderes son las más adecuadas para el puesto.
El estudio encontró que quienes desean con más vehemencia ser jefes a menudo sobrevaloran sus propias capacidades, especialmente en términos de entender a los demás. Esta excesiva confianza puede llevar a una toma de decisiones errónea y a una mala gestión de los equipos. Al pensar que tienen una comprensión superior de las personas a su cargo, estos aspirantes a líderes pueden pasar por alto las necesidades y preocupaciones reales de sus empleados, lo que conduce a un ambiente de trabajo menos efectivo.
El impacto del género en la selección de líderes
Otro aspecto revelador del estudio fue el impacto del género en la autoselección para roles de liderazgo. Según los datos recopilados, los hombres son más propensos a preferir estar al mando en comparación con las mujeres, aunque esto no significa que sean más efectivos como jefes. Esta disparidad de género sugiere que el deseo de liderar no siempre se traduce en un liderazgo eficaz, y que las empresas que eligen a sus líderes basándose en la autoselección pueden estar pasando por alto a candidatos más capacitados.
Este hallazgo plantea interrogantes sobre cómo las empresas seleccionan a sus líderes y qué criterios deberían utilizar. Si bien el entusiasmo por liderar puede ser un factor positivo, el estudio de Deming muestra que no es el único, ni el más importante, indicador de éxito. Las organizaciones deben ir más allá de las preferencias individuales y centrarse en las habilidades interpersonales y analíticas al evaluar a sus futuros gerentes. Solo así podrán garantizar que el liderazgo sea verdaderamente efectivo y beneficioso para el equipo y la organización.
¿Qué significa esto para las empresas?
El estudio de David Deming plantea una reflexión importante para las empresas que desean seleccionar a los mejores líderes. En lugar de centrarse únicamente en aquellos que muestran una fuerte preferencia por liderar, las organizaciones deben priorizar las habilidades interpersonales y analíticas al evaluar a los candidatos para puestos de liderazgo. Estas dos cualidades no solo son indicadores clave del éxito de un buen jefe, sino que también son esenciales para crear un ambiente de trabajo en el que los empleados se sientan seguros, motivados y comprometidos.
En lugar de promover a aquellos que simplemente quieren estar al mando, deben buscar a personas que posean las habilidades necesarias para liderar con empatía y análisis crítico.