La caza del tesoro más misteriosa de Francia llega a su fin tras 31 años
Con miles de personas involucradas, misterios aún sin resolver y una comunidad apasionada, esta historia será recordada como una de las más intrigantes y longevas en la historia de los juegos de enigmas y tesoros.
Después de tres décadas de incertidumbre y misterio, la famosa búsqueda del "búho dorado" ha llegado a su fin. Michel Becker, el artista francés encargado del juego de caza del búho de bronce, anunció que finalmente se han resuelto todos los enigmas relacionados con este tesoro, y que una respuesta ganadora está siendo verificada. Este juego, que ofrecía como premio una estatua de oro valorada en 330.000 dólares, ha mantenido a miles de cazadores de tesoros en vilo desde su inicio.
"Se acaba de enviar una posible respuesta ganadora y está pendiente de verificación", se publicó en el club de caza de búhos el 3 de octubre. Poco después, una segunda actualización confirmó lo que muchos habían esperado por años: “Dejen de cavar. La réplica del búho dorado fue encontrada anoche. La respuesta ha sido aprobada”.
Un legado de enigmas y aventuras
El origen de esta caza del tesoro se remonta al libro Tras las huellas del búho real, en el que participaron Becker y Max Valentin, un autor conocido por sus complejos acertijos. Inspirada en la obra de Kit Williams, Masquerade, publicada en 1979, la búsqueda del búho dorado ha sido una travesía emocionante para los franceses. El libro de Williams había dado inicio a una búsqueda parecida en Reino Unido, donde los participantes intentaban desenterrar un conejo incrustado en oro de 18 quilates. Tres años después, ese conejo fue encontrado en Bedfordshire, Reino Unido.
En el caso del búho dorado, los jugadores debían resolver 11 acertijos principales y uno oculto. Aquellos que lograban desentrañar estos misterios serían guiados hasta la ubicación donde estaba enterrada una réplica en bronce del famoso búho dorado. A lo largo de estos 31 años, la búsqueda ha atraído a decenas de miles de personas que se autodenominan "cazadores de búhos", creando una comunidad comprometida con la resolución de los enigmas y el intercambio de pistas y teorías.
Una comunidad unida, pero también dividida
Los cazadores de búhos no solo competían por el tesoro; muchos se unieron para compartir información y análisis de los complicados enigmas. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y las diversas teorías que circularon a lo largo de los años, el duodécimo acertijo oculto seguía siendo un misterio que nadie parecía poder resolver. La frustración creció con el tiempo, tanto que, en ocasiones, las tensiones llegaron a los tribunales.
Michel Becker, quien solo poseía el búho dorado, no tenía la información exacta sobre la ubicación del búho de bronce. Esa información quedó en manos de la familia de Max Valentin tras su fallecimiento en 2009. Antes de morir, Valentin había puesto en un sobre las soluciones a los 12 acertijos, confiándoselas a sus herederos. Este detalle desató una serie de conflictos, y Becker incluso demandó a la familia de Valentin en busca de claridad sobre el paradero del tesoro.
Disputas legales y controversia
El juego del búho dorado ha estado plagado de problemas legales. Becker, en un momento de desesperación, intentó vender la estatua de oro, lo que llevó a que fuera demandado. Un tribunal local dictaminó que la escultura, valorada en 330.000 dólares, no podía venderse, ya que pertenecía legítimamente al ganador del juego, es decir, a quien lograra resolver todos los acertijos y encontrar la réplica de bronce.
Sin embargo, tras años de espera y una paciencia que se agotaba, Becker comenzó a dejar caer pistas que enfurecieron a muchos cazadores de tesoros. La falta de progreso y la incertidumbre provocaron que algunos sospecharan que Becker estaba jugando con la comunidad, lo que generó una atmósfera de desconfianza entre los participantes.
El 3 de octubre, cuando se hizo público que la estatua de bronce había sido finalmente encontrada, las reacciones de la comunidad de cazadores de búhos fueron variadas. Mientras algunos expresaron sorpresa y hasta tristeza, otros se sintieron "aliviados" y "liberados" tras el final de una caza que había consumido años de sus vidas. Un miembro de la comunidad confesó haber derramado lágrimas al conocer la noticia, mientras que otro mencionó que el fin de esta aventura le permitió recuperar algo de paz.
El misterio sigue vivo
A pesar del anuncio de que la réplica del búho dorado había sido desenterrada, muchas preguntas quedaron sin respuesta. ¿Quién fue el afortunado que resolvió los acertijos? ¿Dónde estaba exactamente enterrada la estatua de bronce? Hasta la fecha, estas interrogantes permanecen sin aclarar. En la comunidad de cazadores de búhos, algunos sospechan que el anfitrión pudo haber jugado sucio, aunque no hay pruebas concluyentes de ello.
La saga del búho dorado recuerda a otras búsquedas de tesoros famosas, como El Secreto, una obra publicada por Byron Preiss en 1982 que contenía 12 acertijos. Al igual que en el caso del búho dorado, las soluciones de estos acertijos llevaban a los cazadores a ubicaciones específicas en Estados Unidos y Reino Unido donde se escondían cofres del tesoro. De los 12 enigmas de El Secreto, hasta la fecha solo se han resuelto tres, lo que deja la puerta abierta a nuevas búsquedas y posibles descubrimientos.
Un final agridulce
Tras tres décadas de misterio y emoción, el juego del búho dorado finalmente ha llegado a su fin. La noticia de que alguien ha desenterrado la estatua de bronce ha causado un impacto en la comunidad de cazadores de tesoros. Para algunos, es el cierre de un capítulo que marcó sus vidas durante años, mientras que para otros, queda el sabor amargo de una aventura inacabada.
Sin embargo, lo que está claro es que la caza del búho dorado ha dejado un legado único en el mundo de las búsquedas de tesoros.