Jefes positivos, el nuevo estilo de liderazgo
Tiempo atrás, un líder cercano y empático con las necesidades de su personal era considerado como un factor de «debilidad». Hoy la percepción es absolutamente contraria.Comunican las crisis a sus empleados con el fin de trabajar en equipo para salir adelante. Establecen una política de puertas abiertas y capitalizan las observaciones de sus Recursos Humanos en pos de la mejora continua de la organización. Eligen la empatía en lugar de las diferencias. Reconocen los esfuerzos de su personal y destacan siempre los positivo por sobre lo negativo. Estas son las características que definen a los nuevos líderes de las compañías más exitosas a nivel mundial.
El estilo autoritario, autocrático y verticalista que definía a los jefes décadas atrás es cosa del pasado ya que en la actualidad se ha demostrado que el optimismo, la tolerancia y la confraternidad con el equipo de trabajo son los valores que impulsan al crecimiento, la rentabilidad y la sustentabilidad de las organizaciones privadas.
Y las estadísticas lo demuestran. A partir de una investigación desarrollada por el Instituto para la Producción Corporativa el 76% de las empresas que se destacan por la gestión de líderes positivos han elevado sus niveles de productividad. Uno de los datos más significativos brindado por los encuestados fue que los Recursos Humanos de una compañía asumen una mayor responsabilidad con su trabajo si sus superiores se comprometen con ellos, acompañándolos y trabajando a la par.
La investigación reveló que este nivel de compromiso se logra partir del modelo conocido como “optimismo en acción”, cuya principal característica es destacar las capacidades positivas y los esfuerzos de su personal en pos de capitalizar su rendimiento laboral.
Otra característica que destaca al liderazgo positivo es su visión y acción ante las crisis o circunstancias adversas que pueda atravesar una organización. Lo más innovador de este nuevo estilo de conducción es centrar su foco de atención en las soluciones y no dejarse abrumar por el presente. La estrategia es saber proyectar a futuro a partir de la resolución de problemas.
Si bien es el líder quien asume la conducción, su trabajo no se realiza en soledad, sino todo lo contrario. A diferencia de los directivos del pasado, los nuevos CEOS o gerentes comunican las crisis a sus Recursos Humanos y establecen una política de puertas abiertas en la búsqueda de soluciones.
Es decir, el empleado desde su área o rol específico es escuchado y tomado en cuenta en la resolución de problemas ya que se ha demostrado claramente que el trabajo conjunto y complementario en una organización es el valor agregado que hace la diferencia en momentos adversos.
Mientras décadas atrás, un líder cercano y empático con las necesidades de su personal era considerado como un factor de “debilidad”, hoy la percepción es absolutamente contraria.
Un líder efectivo es quien conoce y sabe capitalizar los talentos, las habilidades y las personalidades de su equipo de trabajo a favor de toda la organización. La cercanía, el conocimiento y las relaciones interpersonales positivas son los valores que guían una dirección de exitosa.