Insectos comestibles: los diez manjares exóticos y nutritivos que sorprenden al mundo

A pesar de los beneficios y del interés creciente, la aceptación de los insectos como alimento sigue enfrentando barreras culturales en muchos países. Sin embargo, la industria alimentaria global está buscando nuevas formas de integrar los insectos en productos alimenticios.

Imágenes Ilustrativas (Freepik)

En tiempos en que el consumo de proteínas alternativas crece y las prácticas sostenibles son cada vez más importantes, los insectos comestibles se posicionan como una opción intrigante y ecológica. A lo largo de siglos, culturas de Asia, América Latina y África han valorado a estos pequeños animales por su riqueza nutricional y por ofrecer una alternativa innovadora a las fuentes tradicionales de carne. La entomofagia, o consumo de insectos, no solo es una tendencia moderna, sino que tiene raíces milenarias y se perfila como un recurso clave para un futuro de alimentación sostenible.

Por qué los insectos son el superalimento del futuro

El consumo de insectos, respaldado por organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ofrece una alternativa alimentaria de bajo impacto ambiental y gran valor nutritivo. Los insectos contienen altos niveles de proteínas, grasas saludables como omega-3 y omega-6, fibra y una variedad de minerales esenciales como zinc, hierro y calcio. Cultivarlos requiere menos agua, espacio y recursos que la ganadería tradicional, además de generar menos gases de efecto invernadero.

En países como México, Camboya, Kenia y Tailandia, estas especies comestibles no solo forman parte de la gastronomía local, sino que también están presentes en las calles y mercados, atrayendo tanto a residentes como a turistas. La diversidad de especies y preparaciones refleja la versatilidad de los insectos como ingredientes que aportan sabor y nutrientes, ayudando a satisfacer la creciente demanda mundial de proteínas.

Insectos comestibles destacados y sus aportes nutricionales

Aquí exploramos diez de los insectos comestibles más fascinantes y nutritivos del mundo, así como los países donde forman parte de la gastronomía local.

1. Orugas mopane: una fuente de proteínas en África

Las orugas mopane, muy populares en Zimbabue y otras regiones del este de África, se encuentran principalmente en los árboles mopane y son altamente valoradas por su contenido de proteínas y su versatilidad. Estas orugas se secan al sol o se ahuman, lo que permite conservarlas para su uso en sopas, estofados o como snack crujiente. Su textura y sabor característicos las convierten en un sustituto interesante de la carne en diversas recetas tradicionales.

2. Tarántulas: un desafío culinario en Camboya

En la aldea de Skuon, en Camboya, las tarántulas fritas, conocidas localmente como “a-ping”, se ofrecen como un manjar que desafía incluso a los paladares más audaces. Estas grandes arañas se fríen con ajo y especias hasta que alcanzan una textura crujiente y un color rojizo. Se suelen comer por partes, comenzando con las patas y dejando el cuerpo, que es más denso y nutritivo, para el final. Las tarántulas son ricas en proteínas y contienen minerales como el hierro y el zinc.

3. Termitas: tradición en Kenia

En Kenia, las termitas asadas son un alimento común y muy apreciado en algunas regiones. Además de ser una excelente fuente de proteínas, son ricas en grasas saludables y minerales como el calcio. Su consumo se ha integrado en platillos como el ugali, una papilla de harina de maíz que se sirve como acompañamiento en la dieta keniana. Las termitas son un manjar en ciertas temporadas del año, cuando son más abundantes y alcanzan un precio elevado en los mercados locales.

4. Escamoles: el caviar de insectos de México

Los escamoles, también conocidos como el “caviar de insectos”, son huevos de hormigas negras que se recolectan en nidos subterráneos en México. Estos delicados huevos tienen una textura suave y un sabor similar al requesón, lo que los convierte en un ingrediente ideal para platillos tradicionales como sopas y guacamoles. Preparados generalmente con mantequilla y cebolla, los escamoles son una muestra del uso ancestral de los insectos en la cocina mexicana y destacan por su alto contenido proteico y su sabor único.

5. Libélulas: un bocadillo marino en Asia

En Indonesia y Japón, las libélulas son capturadas y preparadas fritas o hervidas. Su sabor recuerda al de los mariscos, y su textura crujiente las convierte en una opción atractiva para aquellos interesados en explorar la entomofagia. Esta práctica es sencilla y sostenible, y los insectos se capturan en zonas cercanas a ríos y lagos, donde se encuentran en abundancia durante ciertas estaciones del año.

6. Larvas de polilla: sabor a almendra desde Australia

Las larvas de polilla, también conocidas como “witchetty grubs”, son un plato tradicional en Australia que sorprende por su sabor similar al de las almendras. Aunque su apariencia puede intimidar, estas larvas son ricas en proteínas y grasas saludables, además de aportar micronutrientes que benefician la salud. Cocidas a la parrilla o asadas, adquieren una textura crujiente en el exterior y un centro suave, lo que les da un sabor que algunos comparan con el pollo.

7. Escorpiones: un clásico crujiente en China

En los mercados callejeros de China, los escorpiones son una delicadeza servida en brochetas. Aunque los escorpiones son arácnidos, en la entomofagia se incluyen como parte de los alimentos de origen insectoide. Estos pequeños animales son fritos hasta alcanzar una textura crujiente y se acompañan de especias locales para realzar su sabor. En algunos restaurantes de alta cocina, los escorpiones se preparan vivos en salsa de vino, lo que da un toque distintivo y dulce a esta experiencia culinaria única.

8. Chapulines: saltamontes con sabor a lima y chile en México

En Oaxaca, México, los chapulines (saltamontes) son una parte fundamental de la cocina local. Servidos fritos con chile y un toque de lima, estos insectos son crujientes y se usan en tortillas, guacamole o como bocadillo. Los chapulines no solo son una tradición culinaria, sino también una excelente fuente de proteínas, hierro y otros nutrientes, lo que los hace ideales para una dieta nutritiva y sostenible.

9. Grillos: un snack popular en Tailandia

En Tailandia, los grillos se han convertido en una opción frecuente en los puestos callejeros de comida, donde se preparan fritos y condimentados con salsa de pimienta tailandesa. Con una textura crujiente y un sabor profundo, estos grillos se disfrutan con una cerveza fría y aportan proteínas, fibra y minerales. Los grillos tailandeses son uno de los insectos más consumidos a nivel mundial, gracias a su alto valor nutricional y la facilidad para producirlos en grandes cantidades.

10. Hormigas: una delicia en chocolate en Brasil

En Brasil, las hormigas se consumen como snack y en recetas gourmet. En localidades como Silveiras, las hormigas se preparan fritas, salteadas o bañadas en chocolate, y son un ingrediente versátil en diversas recetas. Su tamaño discreto las convierte en una opción menos intimidante para quienes prueban los insectos por primera vez. Aportan proteínas, calcio y hierro, y en México se usan también como base para los escamoles, un manjar de la gastronomía mexicana.

Por qué comer insectos puede cambiar la alimentación global

El interés en la entomofagia crece a medida que los desafíos de sostenibilidad y la necesidad de fuentes proteicas alternativas aumentan. Con más de 1.900 especies de insectos comestibles documentadas en todo el mundo, la FAO subraya su potencial para ayudar a la seguridad alimentaria y combatir la crisis de recursos alimentarios. Además, el impacto ambiental de los insectos es menor que el de la ganadería tradicional, ya que su producción requiere menos recursos y genera menos contaminación.

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Redacción Vida Positiva