El decálogo del obsecuente
Cuando uno camina por la vida tiene dos formas de hacerlo, siendo complacientes con los demás o con uno mismo, mientras que con el primero haremos felices a los otros, realmente muy pocas veces seremos felices nosotros mismos.Cuando uno camina por la vida tiene dos formas de hacerlo, siendo complacientes con los demás o con uno mismo, mientras que con el primero haremos felices a los otros, realmente muy pocas veces seremos felices nosotros mismos.
Sin embargo con el otro perderemos el agrado de mucha gente y nuestra vida se reducirá a un selectivo grupo de gente, ya sea la que piensa igual a uno o esa que acepta que los demás piensen distinto a ellos, pero seremos felices porque viviremos libres aremos lo que queramos y nos presentaremos a los demás
No como una falsa mascara que hay que recordar sacar de casa todo los días y que por más que nos acostumbremos siempre pesa y molesta, sino que saldremos a la calle desnudos pero orgulloso de lo que mostramos y haciendo respetarnos a los demás.
Preguntemos cuantos son los que han llegado lejos por ser complacientes con los demás, seguro encontraremos muchos, gerentes, inspectores y cargos importantes que han asumido, pero no encontraremos muchos presidentes ni directores en esta sección, porque estos se encuentran en lo que no se dejan manejar ni dicen lo que quieren que digas, sino que anteponen sus ideas sobre los demás, se arriesgan, y como decía la gendarmería inglesa a sus soldados “El que arriesga gana” o como decimos nosotros “El que no arriesga no gana”.
Cuando se es complaciente con los demás ahí que llevar siempre una especie de manual algo así como “el decálogo del obsecuente” un detallado libro donde nos dice que debemos decir en cada situación, que en verdad se resume en unas pocas frases “si señor es así” “me encanta tu idea” “jajaja… que gracioso eres” “concuerdo contigo”, y otro capítulo dedicado a como ahí que ser, con otras simples líneas “sonríe siempre” “no llores en público” (al menos que sirva para ganarte a los demás) “nunca lleves la contraria” “jamás peles por el lugar contra alguien” “miente si es necesario pero agrádales agrádales”, y una contratapa donde la reseña diría otra simple frase que todos conocemos “El fin justifica los medio”, en eso se resume la vida de un obsecuente, en complacer a los demás creyendo que eso lo hace ser feliz.
Pero el error está en que él no se complace, y si no sabes manejar bien este decálogo y para complacer tratas de llamar la atención más de la cuenta, los que si saben leerlo te pisotearan porque “justifica los medios…” y te harán añicos porque no puedes defender tu verdad con una mentira, sería algo como defender un castillo de papel decorador que tiene forma de ladrillos robustos, te lo arrían añicos solo con llamar al lobo de los 3 cerditos para que lo sople…
En cambio si eres real, si antepones el tu al ellos, es porque no tendrás la fórmula del éxito instantáneo y te Será mucho más difícil el camino al triunfo, pero podrás morir sin tener una gran profesión o un gran reconocimiento, o muchos amigos, pero morirás sabiendo que esos pocos amigos que tienes no solo te quieren, sino que te aman y que cada uno de ellos encontró en ti el tesoro que otros tantos que son tan “básicos” no supieron verlo
No se equivoco el autor de “El principito” cuando dijo “lo esencial es invisible a los ojos” y es allí donde los menos triunfan, en un mundo donde todo está hecho por las apariencias, ella misma los destruye, mientras aquellos que piensan libres, piensan diferente y llegan a llamarlos locos, son la verdadera joya de esta humanidad y si se pusiesen a pensar, newton, Einstein, Sócrates, platón, Martín Luther King, Galileo y otros tantos fueron llamados locos en su momentos sin embargo gracias a estos locos hoy conocemos el mundo un poco más.
Siempre que defendamos nuestras ideas ante los demás, siempre que seamos sinceros con nosotros mismos y siempre que hagamos lo que queremos hacer, estaremos viviendo felices y sin miedo, y recuerden la frase de la película “Dare Devil” ¿Cómo destruyes a un hombre sin miedo?