Biomimética: diseño inspirado en la naturaleza para la sustentabilidad

La aplicación de recursos y estructuras de la naturaleza en la arquitectura y el diseño industrial contribuye a una realidad más sostenible.

Por Barbi Alloatti
@barbialloatti
:: Argentina ::

Como su nombre lo indica, la biomimética o biomímesis es la ciencia de la "imitación de la vida" (de bio, "vida", y mimesis, "imitar"). Su objetivo, muchas veces inspirado en las estructuras más comunes de la vida biológica, se enfoca en observar los comportamientos de la naturaleza y obtener soluciones para aplicar en tecnología y diseño.

Muchas veces estos mecanismos propios de la biología son resultado de la adaptación de las distintas especies para sobrevivir en el mundo natural. Y estas mismas adaptaciones proveen una vasta fuente de ideas que las personas están tomando para brindar soluciones más sostenibles en distintos ámbitos, como la tecnología y la arquitectura.

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No hace falta pensar en un mundo lejano o futurístico para asomarnos a una idea cercana de la biomimética. Ya hacia finales del siglo XIX el arquitecto Antonio Gaudí comenzaba a dejar un legado en sus impactantes obras imitando los movimientos y lógicas de la naturaleza.

Inspirado en gran parte por las formas orgánicas de la biología, Gaudí desarrolló sus más emblemáticas obras, como la Basílica de la Sagrada Familia en Barcelona, poniendo en práctica soluciones estructurales originadas esencialmente en el estudio y la observación de las geometrías naturales.

Sin embargo, la aplicación de esta ciencia apunta a un nivel más, además de la imitación estética y funcional. La inspiración en los distintos estados de la naturaleza también busca resolver problemas o desafíos de los diseños humanos más comunes a través de modelos de sistemas o procesos del ambiente, la flora y la fauna.

Por ejemplo, un edificio que regula su temperatura imitando la estructura de un termitero, trajes de baño que simulan la piel de un tiburón para repeler mejor el agua y reducir la fricción o alas aeronáuticas basadas en las aletas de una ballena.

La aplicación de esta lógica de la naturaleza es un aporte clave para la sustentabilidad ¿Un edificio puede mantener la misma temperatura en su interior durante todo un año, sin recurrir a costes energéticos y ambientales de la refrigeración artificial? Con la biomímesis, sí.

El Eastgate Centre en Zimbabue es un complejo de oficinas ubicado en Harare, capital del país africano. Su estructura y diseño de ventilación imita la lógica de los enormes termiteros que construye una especie de termitas de ese continente.

Las estructuras de estos termiteros logran mantener una temperatura constante, aún cuando la especie puede habitar en lugares cuyas temperaturas oscilan entre los 3 y 42 grados. Aprovechando los principios de la termorregulación de estos nidos, el Eastgate mantiene su refrigeración sin necesidad de usar aire acondicionado, y de esa manera emplea sólo el 10% de la energía que utilizan otras edificaciones similares en tamaño.

De la misma forma, las luciérnagas también sirvieron de inspiración para un sistema lumínico que utilizamos con frecuencia: las luces LED. Es que estos animales poseen unas escamas especiales, dispuestas con tal lógica que consiguen un brillo muy potente.

Este diseño inspiró y ayudó en la mejora de estas bombillas, que a partir de esa imitación, aumentaron en un 50% su potencia lumínica. Este aporte significó una solución y una mejoría notable para combatir el desgaste eléctrico y lograr así una realidad más sostenible.

Así como las termitas y las luciérnagas, también las bacterias, hongos, plantas y otros animales proveen una fuente inagotable de ideas, ya que sus pasajes evolutivos pueden ser puestos al servicio de los distintos diseños y edificaciones que las personas llevan a cabo.

No por nada, las distintas especies han ido evolucionando estructuralmente a lo largo de los años, para lograr una adaptabilidad que les permita sobrevivir a los distintos peligros y situaciones conflictivas que atraviesan en sus vidas.

De esta manera, la imitación de la naturaleza por parte de los humanos puede significar un aporte fundamental para reducir el impacto ambiental, empleando la creatividad y basándose en los estudios y observaciones de la biología.

Muchas veces se habla de la perfección de las estructuras de vida, desde los organismos unicelulares, los sistemas del cuerpo humano, hasta los sistemas solares del universo. No es una mala idea que la inspiración para un mundo más sostenible, pueda provenir de ese mismo mundo.

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