La regla básica es dividir los ingresos después de impuestos y asignarlos para gastar: 50% en necesidades, 30% en deseos y destinar el 20% a ahorros. ...
Cada uno de nosotros tenemos nuestras propias creencias y emociones sobre el dinero, y en su mayoría están formadas por nuestras experiencias de vida individuales, ya sean transmitidas por nuestros padres o influenciadas por nuestras situaciones actuales.