¿Sabías que nuestros hijos están atentos a lo que hacemos y no a lo que decimos?
Aunque creamos que no nos están mirando.Cuando creías que yo no te estaba mirando...
Te ví colgar mi primer dibujo en la heladera y corrí a hacer otro.
Te vi poner alimento en la tacita del gato y aprendí que es bueno cuidar a los animales.
Ví lágrimas salir de tus ojos y aprendí que algunas veces las cosas duelen, pero que está bien llorar.
Te ví hacer mi postre favorito y aprendí que las cosas pequeñas son las que hacen la vida especial.
Te escuché decir una oración y supe que hay un Dios al que siempre puedo acudir.
Te sentí darme el beso de las buenas noches y me sentí amado y protegido.
Te ví preparar un plato de comida y llevarlo a un amigo enfermo y aprendí que todos debemos cuidar unos de otros.
Te vi dar de tu tiempo y tu dinero para ayudar a gente que no tenía nada y aprendí que los que tienen deben ayudar a los que no tienen.
Te ví cuidar de nuestra casa y de nosotros y aprendí que debemos cuidar lo que nos ha sido dado.
Aprendí de ti las lecciones de la vida que necesitaba para ser una buena persona y por eso quiero decirte:
“Gracias por todas las cosas que vi, cuando creías que yo no te estaba mirando”.