Obsesionados por el cuerpo perfecto

La obsesión por el peso ha provocado una distorsión corporal acerca de los parámetros, tanto estéticos como saludables, sobre nuestro propio cuerpo.

Los beneficios logrados para la mayoría de las sociedades que forman parte del mundo son innumerables, pero sobre todas las cosas, caben destacar los avances en torno a la libertad, como por ejemplo las conquistas en torno a la igualdad de género; a través de las cuales la mujer tiene pleno derecho a trabajar, estudiar o a realizar la actividad que decida. Estas son algunas de las grandes causas que protagonizan los aspectos positivos de nuestra época.

Pero, otras cuestiones todavía son una cuenta pendiente. Aunque la medicina se ha ocupado exhaustivamente de brindar pautas y directivas en torno a la prevención de enfermedades y a la promoción de hábitos saludables, como unas de las principales variables para optimizar la salud, todavía existen resistencias o bien, conductas distorsionadas que perjudican el estado físico y mental de los seres humanos.

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Uno de los grupos etáreos que en la actualidad protagoniza la ausencia en la toma de conciencia sobre los hábitos saludables, son los adolescentes. En una época que emite mensajes confusos acerca de la imagen corporal, no es tan difícil comprender que los jóvenes no encuentren aceptación en el reflejo que les brinda el espejo.

Los especialistas afirman que hoy los jóvenes viven bajo la “dictadura de la imagen”. En una época que garantiza libertad política, ideológica o religiosa; en la mayoría de los países del mundo; el límite hoy se pone en el cuerpo: lejos del alma y cerca de parámetros absurdos, contrarios a la salud y al bienestar físico y mental de los más jóvenes.

Sus referentes son sus pares o las personalidades exhibidas en los medios de comunicación y en la industria del espectáculo, sobre los cuales los adolescentes proyectan sus deseos o aspiraciones. Hoy para los más chicos, especialmente en el caso de las mujeres, sus íconos son las modelos, influencers o cantantes cuya imagen predomina por sobre el discurso, profesión, talento o trabajo. La mayoría de estas celebridades tienen un denominador común, la delgadez extrema.

Pero los medios de comunicación no son los únicos responsables de este fenómeno. A nivel social y familiar, los adultos reproducen este modelo ya sea a través de sus conductas o discurso. La obsesión por alcanzar la delgadez extrema se encuentra presente en muchos hogares en los cuáles, aunque sus padres promuevan desde las palabras buenos hábitos alimentarios, si ellos no pueden cumplirlos, la coherencia y la confianza se quiebran.

La Argentina es el segundo país con mayor índice de anorexia y bulimia, a nivel mundial, después de Japón. Además, el 60% de las personas que padecen trastornos alimenticios tienen menos de 25 años, siendo una de las principales patologías presentes en la adolescencia y en la juventud nacional.

Según la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), muchos jóvenes apelan a dietas que no se encuentran avaladas o supervisadas por un nutricionista o médico especialista, sino que deciden aplicarlas por cuenta propia. La fuente de información es el boca en boca o dietas publicadas en Internet.

En una época en la cual existe la libertad para decidir sobre la mayoría de las áreas que atañen a la vida del ser humano tanto a nivel individual como social, las problemáticas que atraviesan a las nuevas generaciones son distintas, hoy la cárcel es el cuerpo.

Encontrar la autenticidad del ser en lugar de parecer y que por fin el cuerpo abandone su jaula cargada de estereotipos poco saludables; son los desafíos de una época, que veces confunde la libertad y crea sus propias limitaciones sobre el cuerpo y el alma.

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Redacción Vida Positiva