Más livianos
Reflexión de Jorge Omar Dominguez para el nuevo año que inicia.El paso de los ciclos es una manera de expresar el cambio. El crecimiento es cambio. El cambio no siempre es bienvenido. El cambio es inevitable. Más pasa el tiempo y menos energía queda para andar llevando equipaje inútil en nuestras mochilas. Saber soltar, tal vez sea una de las cosas más difíciles en la vida y sin embargo, es mejor que andar acarreando un peso muerto sobre nuestras espaldas.
Para arrancar el año y para variar, propongo que dejemos algunas cosas que hasta ahora sólo han sabido entorpecer nuestro andar:
- Dejemos atrás a la necesidad de tener siempre la razón
No se puede ganar una discusión: incluso si crees ganar en el campo de la razón, la pérdida se hará presente en el campo del afecto. - Dejemos atrás a la acción reflejo de culpar a los demás
Si echamos la culpa de nuestras faltas a los demás, nunca aprenderemos la lección. - Dejemos atrás al afán de control
Distingamos lo que podemos de lo que no podemos cambiar y vivamos en paz con nuestro límites y capacidades. - Dejemos atrás a los autodialogos descalificadores
La mente es un instrumento muy poderoso capaz de grandes cosas, sean constructivas o destructivas, buenas o malas. - Dejemos atrás a nuestras creencias limitantes
Una creencia no es algo que esté bajo el control de la mente, por el contrario, es ella quien controla a la mente. - Dejemos atrás al hábito de la queja
Puedes quejarte de las espinas de las rosas o regocijarte de que entre las espinas crecen bellas y perfumadas rosas. - Dejemos atrás al lujo de la crítica
Si nos concentramos es ser mejores personas, estaremos tan ocupados que no tendremos tiempo para criticar a los demás. - Dejemos atrás a la necesidad de impresionar a los demás
No necesitas demostrar nada a nadie, pero siempre puedes entretenerte viendo a los demás esforzarse por demostrar ser algo que no son. - Dejemos atrás a la resistencia al cambio
Puedes relajarte y dejarte llevar o resistirte, gritar y patalear; la vida no cesará su fluir por cómo decidamos vivirla. - Dejemos atrás a las etiquetas
Debajo de las etiquetas viejas que pusiste alguna vez, habita el cambio y la capacidad para el asombro, sólo debes quitarlas. - Dejemos atrás a los miedos
Lo que deberíamos temer es al temor en si mismo. - Dejemos atrás a las excusas
Todas las personas nos equivocamos, es la manera de aprender. - Dejemos atrás al pasado
Aprendizaje o resentimiento es lo que sacamos de las memorias pasadas y podemos distinguir entre una u otra simplemente prestando atención a lo que nos hacen sentir al traerlas al presente. - Dejemos atrás las ataduras
El amor conlleva la pena de las despedidas y no por eso deja de ser el sentimiento más sublime que podamos expresar y sentir. - Dejemos atrás la idea de vivir nuestra vida según expectativas ajenas
No importa lo que hagas, hazlo por amor, en paz y felicidad con tus propios valores, porque por más bienintencionados que sean tus actos, siempre, siempre, habrá alguien disconforme dispuesto a criticarte. - Dejemos atrás la definición que tenemos de nosotros mismos
No somos lo que creemos que somos, somos mucho más y mucho mejores: nuestra naturaleza se expresa cuando cesan las definiciones. - Dejemos atrás la necesidad de siempre ser felices
El arco iris necesita de todos los colores para expresar su verdadero ser. - Dejemos atrás los prejuicios
La forma más grande de ignorancia es cuando rechazamos algo, simplemente por no saber de qué se trata. - Dejemos atrás la teorías que nos definen con caracter de verdad
Tengamos el coraje de “ser” y “vivir” desnudos de definiciones y diagnósticos. - Dejemos atrás la necesidad de dejar todo atrás
Porque hay personas y cosas valiosas que merecen ser cuidadas, valoradas y protegidas.
El alumno le dijo al maestro: “Finalmente he logrado desapegarme de todo pensamiento, perturbación o sentimiento”. A lo que su maestro le respondió: “Bien, entonces suelta eso también”.
Si soltáramos, tendríamos dos manos libres para recibir lo que la vida tiene para darnos, o simplemente podríamos brindar ése abrazo esperado a quienes nos acompañan en la aventura de nuestras vidas.