Mafalda cumple 53 años

La historieta de Quino que trascendió fronteras, cuyos comentarios y ocurrencias reflejaban las inquietudes sociales y políticas del mundo de los años sesenta.
Quino (Joaquín Lavado), junto a la simpática estatua de Mafalda, en Buenos Aires

En 1964, en la Argentina, la revista Primera Plana comienza a publicar Mafalda, una nueva tira cómica del humorista y dibujante Quino. En 1963, Quino dibuja para la empresa Siam Di Tella, como parte de una campaña publicitaria que nunca se realizaría, una tira cómica donde aparece una familia tipo: una madre, un padre y un niño, con la aparición esporádica de una hermanita llamada Mafalda.

En esta familia ficticia, los rasgos del matrimonio son similares a los de los padres de Mafalda de la etapa posterior, mientras que el hijo no se asemeja a ninguno de los personajes clásicos de la tira que luego sería éxito.

Su hermanita sí es reconocible como Mafalda, aunque exhibe un diseño arcaico. Su nombre fue tomado del filme "Dar la cara", basado en la novela homónima de David Viñas, donde hay una bebé que lleva ese nombre, el cual le pareció alegre a Quino.

La protagonista de la tira representa la aspiración idealista y utópica de hacer de este un mundo mejor, aunque la envuelven el pesimismo y la preocupación debido a las circunstancias sociopolíticas que aquejan permanentemente a nuestro planeta. Los comentarios y ocurrencias de Mafalda son espejo de las inquietudes sociales y políticas del mundo de los años sesenta.

Denuncia, a través de sus dichos y acciones, la maldad y la incompetencia de la humanidad y la ingenuidad de las soluciones propuestas para los problemas mundiales, como el hambre y las guerras.

Mafalda habría nacido el 15 de marzo de 1960 o el 15 de marzo de 1962 (aunque su cumpleaños, según palanras del propio Quino, ha de celebrarse el día en que la tira apareció publicada por primera vez, 29 de septiembre de 1964), en el seno de una típica familia de clase media argentina de los años sesenta.

Entusiasta de Los Beatles, el Pájaro Loco y los panqueques, detesta la sopa. Incomoda frecuentemente a los adultos con sus cuestionamientos sobre lo socialmente establecido y sus preguntas relativas al manejo político del mundo. Está convencida del progreso social de la mujer y lo preconiza. Se imagina a sí misma estudiando idiomas y trabajando como intérprete en las Naciones Unidas para contribuir a la paz mundial. Al comenzar la historieta, Mafalda tiene cuatro años de edad, y en el mes de marzo siguiente ingresa al jardín de infantes.

En los diez años de desarrollo de la historieta, parece llegar hasta el tercer o cuarto grado de la escuela primaria.

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