Leonardo Sbaraglia: "El verdadero éxito está en ver felices a los que te rodean"
Es uno de nuestros grandes actores. Triunfó en España, llegó a Hollywood y este año estrenó tres películas. Con el encanto de la madurez, confiesa que sOlo le importa que un personaje lo conmuevaPor Eugenia Tavano
Foto: Juana Mauri
Entre aquel adolescente que hacia de diego en Clave de Sol y este Leo Sbaraglia que llega en bici a la nota, de excelente humor y apenas contrariado por el viento helado del invierno, pasaron nada más ni nada menos que tres décadas de cine, teatro, televisión y un récord de trabajos alcanzado por pocos actores argentinos. Cuando Leo era Diego apenas podía salir a la calle; las chicas lo perseguían, la exposición era tremenda y el vértigo de la popularidad –se sabe– nunca es buen consejero. "En esa época, un poco desbarranqué. Te acomodás hacia un lado o hacia el otro, se te va la cabeza… Es inevitable. Igual, miro hacia atrás y estoy contento", concluye con su sonrisa franca y los ojos brillantes como un encantador de serpientes.
Hoy, en cambio, cuando una turista cordobesa, de paseo por Palermo con su esposo, le pide una foto emocionada, Leo responde con una generosidad que da cuenta de que algo encontró su lugar. "Hace más de treinta años que me dedico a esto y cada vez entiendo más que no importa tanto la mirada de afuera", reflexiona buscando las palabras justas, con una voz cálida y potente que trabaja en sus clases de canto lírico. "Uno empieza dándole mucho valor a esa mirada, a estar acorde con las expectativas. Pero a medida que vas creciendo te das cuenta de que la felicidad de uno y de la gente que te rodea es la verdadera felicidad, el verdadero éxito, por así decirlo".
- ¿Qué sabe un hombre a los cuarenta que no sabe a los veinte?
¡Uff! De todo, más. Yo siento que en casi todo me desarrollé tardíamente, a pesar de parecer un chico más precoz. Ni a los veinte ni a los veinticinco me sentía tan libre, tan seguro ni con tanta capacidad de disfrutar, con tanto humor y con menos miedos como ahora. Creo que si uno está más o menos bien físicamente, la vida se pone cada vez más linda, te acercás cada vez más a quién querés ser, sin vergüenza y sin pudor.
La carrera de Sbaraglia en cine es impresionante. Desde su debut en La noche de los lápices, pasando por Caballos salvajes, Plata quemada y una veintena de filmes realizados en España, nuestro hombre puede ser parte del mejor cine industrial o de proyectos independientes (como las nacionales Vaquero o Cornelia frente al espejo). De su amplísima gama de personajes, el que interpreta en Relatos Salvajes, la película de Damián Szifrón que se estrena este mes luego de haber logrado muy buena repercusión en Cannes, es uno muy particular. Se trata de un tipo odioso y arrogante, que tendrá un encuentro signado por la violencia y la intolerancia, dos ejes que atraviesan este filme compuesto por varias historias. "La película habla de gente que está alienada, deshumanizada y presa, encerrada. Mi personaje viene manejando como si fuera el dueño de la ruta, del mundo; y lo ajeno, para él, es inobservable". Ricardo Darín, Oscar Martínez, Rita Cortese, Julieta Silbererg y Darío Grandinetti completan el elenco de la que será, sin duda, uno de los estrenos del año. Hace unos meses, además, Sbaraglia también estuvo en cartel con Aire libre, la película de Anahí Berneri en la que junto a Celeste Cid dan vida a una pareja que, con la excusa de la refacción de su casa, abandona la convivencia momentáneamente. La situación los enfrenta a replantearse algo mucho más profundo, y no siempre podrán hacerlo felizmente.
Como si fuera poco, en 2012 Leo rompió su propia marca filmando en Hollywood, junto a Robert De Niro y Sigourney Weaver, Luces rojas (Red lights). Allí, bajo las órdenes de Rodrigo Cortés, interpretó a un misterioso mentalista, y lo hizo hablando inglés. "Creo que en los últimos años hago, cada vez más, personajes muy ambiguos. Por mi papel En terapia, por ejemplo (el unitario de la TV Pública en el que actuó junto con Dolores Fonzi), la gente me odiaba. Era un personaje muy desagradable y muy conmovedor al mismo tiempo". Leo mide las oportunidades que se le presentan con su propia vara. "No es que elija una cosa u otra, el personaje heroico o el malvado, sino que trato de hacer las cosas que a mí me conmuevan y que crea interesantes para contar como actor. Me preocupa que sean historias conmovedoras". A fin de año, sin ir más lejos, llegará a la pantalla grande por tercera vez: en Choele, la nueva película de Juan Sasiaín, ambientada en la localidad patagónica de Choele Choel, Sbaraglia es el padre de un niño camino a la adolescencia.
- Si no fueras actor, ¿qué serías?
Ahora se me está dando por dibujar (saca su celular y nos muestra unos dibujos, a lápiz, preciosos: retratos de su hija y de su padre, entre otros). Cuando terminé el secundario me anoté en Diseño Gráfico, pero trabajaba todo el día en Canal 13 y no pude hacerlo. Ahora volví a dibujar, y que mi mujer sea artista plástica me ayuda un montón. Para mí dibujar es un páramo, un placer enorme.
- ¿Cómo conociste a tu mujer?
Nos conocimos hace muchos años. Ella era muy amiga de una compañera mía del colegio, y esa compañera de colegio, a su vez, fue la mujer de mi hermano durante un tiempo, por lo cual ella quedó como parte de un entorno muy familiar. Después se fue a vivir a México, hasta ahí nunca había pasado nada, pero en una de las visitas que hizo a la Argentina mientras vivía allá, nos vimos y nos enganchamos. Ella siempre me dice que se acuerda de mí cuando yo tenía 12 ó 13 años y era más bajo que ella (risas).
- ¿A qué edad te enamoraste por primera vez?
Uff, soy muy enamoradizo. Cuando tenía quince años y filmaba La noche de los lápices me enamoré de una de las actrices, pero perdidamente. Estaba loco, loquísimo.
En Clave de Sol, Leo tuvo dos romances, con dos compañeras de trabajo: con Claudia de la Calle primero y con Cecilia Dopazo después, con quien estuvo varios años.
- ¿Qué tiene que tener una mujer para que te guste?
Gracia, sensualidad, inteligencia. Son cosas que me erotizan.
- ¿Lo que no soportás en una mujer?
La estupidez.
Las últimas preguntas las responde caminando, despacio, ya bajo el sol del mediodía. La gente lo reconoce, y él se maneja con una naturalidad absoluta. "En un momento me pasó que puse mucha energía en ubicarme en el rol de ‘actor serio’. Y eso también te cristaliza en un lugar en el que no podés hacer tonterías, no podés equivocarte, no podés ser estúpido, en fin, te ata a muchas cosas y te estigmatiza. En ese sentido me vino muy bien irme a España, fue como un renacer. Ver otra cultura, otra gente; personas que tenían una relación diferente consigo mismas, con su profesión". Hoy, a Leo se lo ve feliz. "Siempre tuve una especie de intuición de lo que quería ser. Y eso te salva, porque ubica la brújula hacia el objetivo". •
Curiosidades
- Adora la música, estudia canto y para "Aire Libre" grabó una versión de "Provocame" de Chayanne.
- Se asume muy coqueto, aunque le cuesta "Luchar" con su pelo. "Tengo mucho y hayque dominarlo", dice.
- A los diez años le dijo a su madre, muy preocupado, que quería "ser como Al Pacino".
- Está de gira con la obra "El Territorio del Poder" y prepara la miniserie El Hipnotizador y tres películas..