La técnica del 10-10-10 para la toma de decisiones

Este método fue creado por Suzy Welch, periodista especializada en economía, en el que propone un enfoque rápido y razonado antes de tomar decisiones.

Ya sea un cambio de carrera o un dilema de relación, todos enfrentamos decisiones difíciles de vez en cuando. Las decisiones son difíciles porque tememos cometer un error y vivir con el arrepentimiento después. Lo que los hace aún más difíciles es nuestra tendencia a centrarnos en el resultado en lugar del proceso.

La próxima vez que tengas que tomar una gran decisión, pinesa en cómo tomas tus decisiones en lugar de solo pensar en cuál es la decisión que tienes que tomar.

El método 10-10-10 propne que respondas a estos tres sencillos interrogantes:

  • ¿Cuáles serán las consecuencias de cada una de mis opciones en diez minutos?
  • ¿Y en diez meses?
  • ¿Y en diez años?

Lo que se busca es mirar la situación en términos de lo inmediato, a mediano y a largo plazo.

Welch señala que en este punto hay que formularse una pregunta concreta: ¿Cuál es la opción que me ayuda a tomar mayor control sobre mi propia vida?

La respuesta a esa pregunta es el factor definitivo para tomar la decisión. Aquello que garantice mayor coherencia con el plan de vida es lo más adecuado. Muchas personas se sorprenden del resultado final, ya que es usual que este proceso haga aflorar miedos o deseos que no eran muy claros.

Suzy Welch, autora del la Técnica 10-10-10 para tomar decisiones

Si tiendes a tomar decisiones apresuradas, este ejercicio te ayudará a explorar los beneficios y consecuencias a largo plazo de tus decisiones.

Conoce tus puntos ciegos

Incluso los pensadores más lógicos son vulnerables al sesgo cognitivo, un término genérico para los errores de juicio que distorsionan nuestra toma de decisiones. Hay más de cien de estos sesgos, pero la buena noticia es que una vez que aprendemos a detectarlos, es más probable que los evitemos. Para una inmersión profunda en los sesgos cognitivos, te recomendamos leer Thinking Fast and Slow (Pensar rápido, pensar despacio) del psicólogo ganador del Premio Nobel, Daniel Kahneman. Otra recomendación para obtener una guía de referencia rápida puede ser El arte de pensar con claridad de Rolf Dobelli.

Conectar con el momento presente

La práctica de mindfullness (meditación de plena atención) es otra forma comprobada de contrarrestar los sesgos cognitivos. Un estudio de la revista Psychological Science encontró que una sesión de meditación de respiración enfocada de 15 minutos puede ayudar a las personas a tomar decisiones más racionales.

Toma una perspectiva en tercera persona

Un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology encontró que las personas que dan un paso atrás en sus dilemas y los consideran desde un punto de vista externo, tienen más probabilidades de tomar decisiones lógicas. Entonces, la próxima vez que tengas una gran elección entre manos, prueba la técnica del distanciamiento e imagina qué tipo de consejo le darías a un amigo en la misma situación.

Reconsiderar el valor

Cuando sopesamos los pros y los contras de una decisión, a menudo pensamos en términos de beneficios tangibles. Pero como señala la filósofa Ruth Chang en su charla TED, Cómo tomar decisiones difíciles, no todo el valor es cuantificable. Esto no quiere decir que no debamos considerar los elementos tangibles al tomar una decisión, sino que deben equilibrarse con los intangibles -que a menudo pasamos por alto- como el bienestar, la calidad de vida y la tranquilidad.

Establecer opciones predeterminadas

Cuantas más decisiones tenemos que tomar en un día, menos astuta se vuelve nuestra toma de decisiones. Este fenómeno se conoce como fatiga de decisión, y es la razón por la que Barack Obama rara vez variaba sus elecciones de ropa cuando estaba en el cargo. “Solo uso trajes grises o azules”, le explicó a un periodista en ese momento. "Estoy tratando de reducir las decisiones. No quiero tomar decisiones sobre lo que estoy comiendo o vistiendo. Porque tengo muchas otras decisiones que tomar".

Si tienes que tomar grandes decisiones, no te detengas en las más pequeñas. La vida es más fácil cuando tenemos algunas opciones predeterminadas, y nuestra capacidad general de toma de decisiones también mejora.

Amplía tus opciones

¿Tiene dificultades para elegir entre dos opciones igualmente atractivas? Chip y Dan Heath, autores de Decisive señalan que, después de todo, podría no ser un dilema tan grande. "Cada vez que en la vida estés tentado a pensar, ¿Debería hacer esto O aquello?... En su lugar, pregúntate: ¿Hay alguna manera de que pueda hacer esto Y aquello?", escriben. "Es sorprendentemente frecuente que sea factible hacer ambas cosas".

Confia en tu instinto

La toma de decisiones se lleva a cabo en gran medida en nuestra cabeza, pero también ayuda escuchar a tu instinto. Sopesa las opciones y calcula los números por todos los medios, pero tómate un momento para sintonizarte con los cambios sutiles que ocurren en tu cuerpo cuando consideras cada opción. Las malas decisiones pueden hacer que el cuerpo se tense, mientras que las buenas decisiones pueden desencadenar una respuesta de relajación.

La práctica hace al maestro

Nos guste o no, la toma de decisiones es un músculo que hay que ejercitar. Si eres crónicamente indeciso, la mejor manera de liberarte de las dudas es comenzar poco a poco. Practica tomar decisiones rápidas sobre asuntos que en última instancia son intrascendentes, ya sea estableciendo un límite en la cantidad de tiempo que pasas eligiendo lo que vas a cocinar para la cena o eligiendo el primer elemento que te atraiga en el menú. Con el tiempo, tendrás más confianza para tomar decisiones pequeñas, que a su vez te preparará mejor para tomar las grandes.

No siempre al final del proceso las personas llegan a una conclusión feliz. A veces las decisiones implican renuncias o pérdidas. Sin embargo, si el método se aplicó de manera adecuada, también surgirá una sensación de alivio. Una vez que se descubre la vía que conduce a la evolución personal, también nace una mayor voluntad para proyectar las energías hacia allá.

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