La felicidad... ¿cuánto depende de la suerte?
Somos agentes de nuestra suerte y de nuestra felicidad.A veces nos esforzamos tanto en perseguir la felicidad, que no nos damos cuenta de que ya somos felices. Como concepto, este es uno de los más relativos, ya que cada uno depende de una cosa. Algunos la asocian a la estabilidad o a la seguridad, otros a la riqueza, otros a todo ello, y otros tantos piensan que se fundamente en tener buena suerte para lograr todas estas cosas juntas.
La suerte ¿se encuentra o se busca? ¿Existen amuletos, números de la suerte o fórmulas mágicas que atraen la buena fortuna? Es cierto que a veces las cosas vienen a nosotros sin ser buscadas, pero también está demostrado que hay que favorecer las oportunidades de convertirse en personas afortunadas: si no intentamos “tener suerte”, si no hacemos nada, las probabilidades de éxito se reducen a cero. Somos agentes de nuestra suerte y de nuestra felicidad.
Entonces, ¿ser afortunado y ser feliz son la misma cosa? En muchos casos, claro que sí, coinciden. Sentimos que tenemos suerte cuando suceden las cosas que deseamos que sucedan, y esta agradable sensación (estar alegre, estar contento) son componentes indispensables en la felicidad. Sin embargo, también podemos ser felices y al mismo tiempo estar tristes. Una persona feliz, verá en un momento malo una oportunidad para relativizar y aprender a valorar otras cosas que vamos considerando como “normales” sin pararnos a pensar que, en otros baremos, pueden suponer una suerte infinita o una felicidad absoluta. Por eso mencionaba que podemos ser felices sin ser conscientes de ello. Es una cuestión actitudinal.
Las últimas tendencias en educación infantil están incidiendo en que la actitud no rechace drásticamente emociones como el miedo (con mensajes como “sin miedo no existe la valentía”) o la ira (que puede ayudarnos a marcar un punto de inflexión) o, como comentábamos, la tristeza (que puede y suele ser añoranza de volver a un momento feliz y el punto de apoyo en que impulsarse para revertir una situación no deseada). Ejemplos de ello son el famoso libro El Monstruo de Colores o la película de animación Inside Out. Una buena base es esencial para ser feliz o para sentir que la suerte está de nuestra parte.