Hipocondría, cuando el fantasma se vive como una realidad
Un dolor en el pecho, una mancha en la piel o un simple dolor de cabeza, es el síntoma para creer que se padece la más grave de las patologías. La persona está convencida, a pesar de la negativa contundente del médico, que está al borde una enfermedad terminalLa hipocondría es un desorden que padecen muchas personas y aun cuando no existen signos visibles de alguna enfermedad, el afectado continuará con su creencia en la misma ¿Por qué la persona apunta al cuerpo en el marco de un dolor emocional? Síntomas y tratamiento para un desorden que tiene cómo sanarse. El miedo es permanente, se le teme a la enfermedad a un punto que la certeza es incuestionable. Aunque el profesional de la salud y hasta estudios clínicos le digan lo contrario, el paciente cuestionara los resultados y hasta creerá interiormente que le están mintiendo: su cuerpo no anda bien. El fantasma de la muerte ronda sin cuartel, y tratarán de encontrar una causa de su malestar.
Entonces, aunque no exista ningún signo visible de una enfermedad el hipocondríaco continuará con el pensamiento obsesivo que su salud está endeble. Una de las mayores especialistas en el tema, la doctora Amparo Belloch Fuster, catedrática de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia, España, lo explica claramente: “El hipocondríaco se podría definir como alguien que le tiene pánico a la muerte. Una de las situaciones del entorno cotidiano que nos recuerdan que nos vamos a morir son las señales que nos envía nuestro cuerpo y eso, en el hipocondríaco, implica interpretar una manchita o un picor como un indicio inevitable de su finitud. Está todo el tiempo alerta a lo que sufre en su cuerpo“.
Las apariencias juegan un rol más que importante. El consultor psicológico, Miguel Ángel Arce, destaca que “quien padece hipocondría asocia cualquier pensamiento o acontecimiento, encontrando justificaciones a su problema”. En este contexto, es muy frecuente que esté constantemente leyendo revistas médicas, libros, mire programas de tevé especializados en temas de salud, navegue en Internet o investigando diversas fuentes sobre determinados problemas que le den un alivio a sus dudas y temores.
El padre de psicoanálisis, Sigmund Freud, comienza sus investigaciones sobre el tema en el 1900 que culminan en su publicación “Estudios sobre la histeria“. Así, compara el aparato psíquico con modelos ópticos, pasando posteriormente a un modelo biológico, donde el psiquismo tendrá la posibilidad de transmitir y transformar una energía diferenciando entre sistemas y dinámica de los mismos. Entonces, la libido necesita encontrar un camino de expresión ya que de lo contrario, el objeto a perturbar será el cuerpo, provocando un cuadro psicosomático.
Freud resalta que el paciente no sólo tiene miedo a morir sino más bien “miedo a vivir”. En sus investigaciones con casos de histeria, el creador del psicoanálisis observó como el cuerpo era el escenario de un diálogo sin palabras. Es decir, en lugar de poner en palabras aquello que sucede, el paciente hipocondríaco deposita en su cuerpo aquello que debería resolverse psíquicamente.
La Dra. Amparo Belloch Fuster destaca como el género es casi definitorio a la hora de padecer este desorden. “Clásicamente se dice que la hipocondría es al hombre lo que la histeria a la mujer. La histeria es un trastorno disociativo: la persona convierte sus conflictos, en este caso en síntomas físicos tremendamente llamativos, y se desmaya de golpe, deja de hablar o se queda ciega, sin una causa orgánica que lo justifique. Hace una conversión a un síntoma físico de un problema psíquico y es más frecuente entre las mujeres. En la hipocondría tampoco hay un problema físico. En cuanto la mayor frecuencia, estamos obteniendo los primeros datos de una investigación sobre un estudio aplicado en poco más de 200 sujetos y corroboramos la tendencia: los hombres puntúan mucho más“.
Grandes figuras del arte y la cultura han padecido esta enfermedad. Célebre fue el caso del ícono del arte pop de la década del ´60 Andy Warhol. El artista plástico sentía que cuerpo hablaba de y su veredicto era una muerte próxima. La caída del pelo y las afecciones en la piel eran para Warhol síntomas de cáncer, tumores o VIH. El escritor irlandés, Brian Dillon autor de “El enfermo imaginario, historia de la hipocondría”, destaca que su propio terror al fin de su vida aceleró su muerte “de haber consultado antes a un médico por una inflamación de la vesícula biliar, podría haber sobrevivido a los rigores del hospital, pero murió de un ataque cardíaco en 1987, unas horas después de la cirugía”. Otras personalidades de la ciencia y del arte que sufrieron hipocondría fueron: Charles Darwin, Glenn Gould, James Boswell, Marcel Proust y Charlotte Bronté.
La clínica ha investigado y hoy en día la hipocondría puede ser tratada por las diversas corrientes de la psicología. Aunque, la Dra. Belloch Fuster destaca que “el paciente hipocondríaco tiene un problema crónico, de larga data, entonces se busca mejorar el componente de la ansiedad por la salud. El objetivo no es que deje de ser hipocondríaco, pero que conviva razonablemente con su problema. Y, en etapas posteriores, animarlo a cosas más riesgosas, pero cuando le haya perdido el miedo a los pensamientos“.
El fantasma de la muerte ronda, pero puede verse la realidad de la salud y finalmente, enfrentar la vida de una forma saludable.