Escuelas inclusivas, la oportunidad de educar en valores

La misión de incluir a todos los niños, adolescentes, adulos y abuelos con capacidades especiales en todas las instituciones y áreas que conforman la vida social, educativa y laboral es todavía hoy una cuenta pendiente. Por ejemplo, en Argentina 9 de cada 10 niños que poseen algún tipo de discapacidad no tienen acceso a la educación primaria. A pesar, que el país ratificó se adhesión a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad que establece y garantiza este derecho, todavía en la práctica la inclusión es una excepción a la regla.

Con el fin de fomentar la inclusión y la real accesibilidad para todos los niños en edad escolar la Asociación de Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA), realizó las jornadas de "Inclusión de alumnos con síndrome de Down en las escuelas comunes: claves para su éxito". Los grandes beneficios que aporta la igualdad y la valoración de los niños con capacidades diferentes en las escuelas no sólo impacta en la educación y el desarrollo de sus protagonistas, sino que sobre todo favorece a la comunicación, el respeto y el aprendizaje de toda la comunidad educativa.

En el marco, de las jornadas especialistas, profesionales del área, maestros y padres coincidieron que con el ejercicio al derecho a la inclusión no sólo se respeta sino que además se pone en práctica a través de distintas acciones. La consecuencia directa sobre los alumnos es el aprendizaje en valores favoreciendo especialmente a la solidaridad, a la ayuda mutua y a la complementariedad de esfuerzos para lograr metas y objetivos grupales.

“Si un chico que tiene la posibilidad de aprender con otro que tiene discapacidad intelectual un día se convierte en médico y va a estar mejor preparado para dar un diagnóstico difícil y lo va a brindar desde las potencialidades y no desde las limitaciones", aseguró Pedro Crespi, director ejecutivo de Asdra, la Asociación de Síndrome de Down de la República Argentina en la apertura de las jornadas, realizadas en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas.

Uno de las conclusiones más reveladoras en torno a la inclusión escolar de niños con Síndrome de Down, es que su incumplimiento no se vincula con la ausencia de reglamentaciones y normativas ya que su inclusión se contempla en la Ley de Educación y es de carácter obligatoria. El mayor impedimento es producto de los estereotipos y prejuicios vinculados al presupuesto que un niño con capacidades especiales se encuentra imposibilitado de desarrollarse normalmente en el sistema educativo. Un prejuicio absolutamente falso y erróneo. Por su parte, la Red Amparar informó que la tasa de inclusión es amplia en el jardín de infantes, disminuye en la escuela primaria y en la secundaria “cae abruptamente”.

El motor del cambio es absolutamente cultural e incluye a todas las instituciones y actores responsables de garantizar la inclusión. En este sentido, Amparar destaca que fundamentalmente las causas que determinan este cuadro de situación se sustentan en la falta de capacitación docentes, la resistencia sindical y en muchas ocasiones, el desconocimiento de los propios padres del alumnado que se resisten a las inscripción de sus hijos en escuelas comunes y optan por instituciones especializadas.

Pero, una vez que los niños ingresan al sistema educativo los beneficios son absolutos. Los alumnos aprenden, desarrollan y potencian sus capacidades tanto en su formación intelectual como en la interacción con sus pares y maestros. Además, el aprendizaje en valores es inconmensurable. Toda la comunidad educativa ejerce a través de la experiencia, la posibilidad de potenciar sus capacidades.

Para mayor información:

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AMPARAR, Pequeña Red Solidaria para Personas con Discapacidad

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