El París de Ricardo Darín
En el lobby del hotel de la rue de Castiglione, los huéspedes se acercan a la conserjería para pedir reservas en conocidos restaurantes de dos o tres estrellas Michelin.Por Nathalie Kantt,
Salvo una, que pregunta en inglés cómo llegar a una expo de la escultora Camille Claudel (musa y amante de Rodin) y si se puede ir caminando. “Florencia es investigadora, exploradora. Está al tanto de todo, se interioriza con los lugares donde vamos, es de avanzada. Yo soy más vago, y lo menos turista del planeta”, confiesa minutos más tarde el actor argentino hablando de su mujer.
Ricardo Darín concentra todo lo que uno extraña de la Argentina cuando vive en París: es gracioso, espontáneo, relajado, transgresor. Recibe con una gran sonrisa en el cuarto donde lo instalaron para promocionar la película “Tesis sobre un homicidio”, de Hernán Goldfrid, que se estrenó recién esta semana en Francia, un año más tarde que en la Argentina, y con el título “Hipótesis”.
Bromea con un efusivo “no sabés cuánto me alegro, gracias”, fuerte apretón de manos mediante, cuando se entera de que durante la siguiente hora la charla será en español, sin necesidad de traducción. Se instala sobre un sillón, todo le viene bien, parece contento de estar en París y ni bien tiene un minuto camina hacia uno de los ventanales con vista a un glacial Jardins des Tuileries, lo abre en dos y se prende un cigarrillo.
Es un cuarto en el que no se puede fumar, pero Darín lo hace tan naturalmente que a nadie parece importarle. Aunque él no parece querer asumirlo, y menos aún transmitirlo, es una estrella. Y a una estrella se le permiten más cosas.
Darín es ese tipo buena onda del que uno no se quiere despegar. Y menos para volver a rodearse de parisienses. Lejos de sus declaraciones políticas, reflexiona sobre la existencia de “un humor argentino” y analiza la proyección del cine argentino -y latinoamericano en general- en el mundo (pueden ver todas sus respuestas en este video).
“Hay una renovación de cineastas, de guionistas, de realizadores que han logrado desprenderse de la gran responsabilidad que significaba tener que hablar necesaria y consecutivamente de lo que fue la posdictadura, y pueden hablar de lo que se les cante. Al no contar con superproducciones detrás nuestro, maravillosamente hemos sido obligados a hablar de historias de vida pequeñas. Y eso nos está haciendo destacar, nos permite viajar lejos: las historias sencillas son apreciadas en cualquier parte del mundo”.
La prueba es “Un cuento chino”. Cuando vino a presentarla, hace dos años, fueron ovacionados tanto él como la película. Estaba con poco tiempo, los organizadores lo apuraban a la salida para llevarlo a otro lugar, pero él, muy fiel a su estilo, encontraba la manera de dedicarle al menos unos cuantos segundos a cada cual que se le acercaba.
En París no lo conocen necesariamente por el nombre, pero el público mainstream enseguida sabe de quien se está hablando cuando se evocan algunas de sus películas, en particular “El secreto de sus ojos”. Es claramente uno de los actores argentinos más conocidos en esta ciudad, lo que no le impide pasear por París, y mucho más libremente que en cualquier ciudad española. “De París me gusta todo. Las primeras veces había cierta hostilidad por la barrera idiomática y por el mito del “francés desagradable que no se esfuerza por entender”. Ahora hablan inglés, español, y yo también me abrí y me atrevo a hablar en francés. Siento que hay una pequeña apertura de cabeza. Sigue habiendo algunos malhumorados, pero los entiendo: los turistas, el tránsito..”
Dice que en París les gusta (con su mujer) “callejear y bicicletear, igual que en Amsterdam o en San Sebastián”. Vuelven a esos lugares en donde ya la pasaron bien otras veces, en donde los trataron bien, como un restaurant italiano en el barrio de Montorgueil o uno que se especializa en el pot au feu (“nuestro puchero”). E intentan ir a muestras y a museos no tradicionales. Se le sugiere el museo de la Chasse et la Nature, especializado en taxidermia. “Ya fui taxidermista (en “El aura”). La experiencia fue más que suficiente”.
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