El arquitecto que fusionó la vanguardia europea con el estilo criollo

Buenos Aires se distingue por su imponente belleza arquitectónica. En el ADN de sus calles están las huellas de las construcciones europeas que definen a la ciudad como una de las capitales que mejor ha sabido fusionar y conciliar su propia historia con influencias españolas, italianas y francesas, creando un estilo propio
12 de abril 2013.

Imagen: Marc van der Aa

Más allá de los circuitos tradicionales de la Capital Federal -como la Recoleta, Retiro, Barrio Norte o Palermo- el legado arquitectónico europeo puede observarse en distintos lugares de Buenos Aires, que vale la pena conocer, descubrir y reivindicar. Uno de los máximos referentes de la cultura y arquitectura del viejo continente en el país, es el italiano Francisco Salamone quien supo construir las obras más impactantes y emblemáticas de la ciudad y la provincia de Buenos Aires. Hoy un recorrido turístico homenajea al arquitecto a través de un circuito cultural que transita por 25 barrios en los cuales se conservan las obras de Salamone. Prolífico y monumental, el arquitecto italiano proyectó y dirigió la construcción de municipalidades, iglesias, plazas, cementerios y edificios que le cambiaron la cara de Buenos Aires con su estilo característico, fusionando el Art Decó y con las últimas tendencias vanguardistas provenientes de Europa. Su originalidad se sostuvo especialmente, en imprimir su estética en pueblos y barrios alejados de la Capital Federal, en dónde combinó la estética criolla con influencias de la arquitectura francesa e italiana.

Más de 60 obras de su autoría hoy son patrimonio histórico nacional y en su mayoría fueron construidas en campos bonaerenses durante la década del ´30. Las creaciones de Salamone llaman la atención no sólo por su impactante belleza sino también, por sus detalles exóticos y adelantados a su época. Hoy las imponentes construcciones de hormigón con estética modernista son tendencia, pero durante los años treinta eran innovación. Franco Salamone fue quien inauguró el estilo futurista en los poblados argentinos, cuyo parámetro tradicional era el estilo autóctono o criollo. Los principales escenarios que reúnen las obras del arquitecto nacido en Italia en 1897, son: Pilar, Escobar, Azul, Vedia, Tres Lomas, Saliqueló, Coronel Pringles, Rauch, Azul, Tornquist, Balcarce, Gonzáles Cháves y también en la Capital Federal.

Salamone desarrolló su obra en los partidos bonaerenses por pedido expreso del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Manuel Fresco. Así, entre 1936 a 1940 encabezó y diseñó un legado de 80 emprendimientos imprescindibles para el funcionamiento de un distrito como oficinas públicas, mercados, mataderos, ornamentaciones, farolas, escuelas, cristos y portales de parques y cementerios. Algunas de sus obras más significativas se encuentra en la localidad de Saldungaray, en la zona de Villa Ventana, en dónde Salamone utilizó el estilo Art Decó en sus plazas, arcadas y edificios. Pero, un capítulo aparte merece la estética de su cementerio el cual fue aclamado mundialmente por su complejidad y detalles que aluden a temas religiosos y a la trascendencia del hombre.

La localidad de Rauch también es cita obligada para los turistas por la gran cantidad de obras que poseen el sello Salamone. Su municipalidad es única en el mundo por su estética futurista en la fachada y la elegancia y distinción de sus salones en su interior. Las plazas públicas con sus farolas y arcadas también son obra del arquitecto italiano y se caracterizan por su impactante modernidad. El tour incluye 25 destinos y es un paseo por la historia y la memoria de un artista que cambió la estética de la provincia de Buenos Aires y le aportó un estilo único e inconfundible.

Reconocido mundialmente, Salamone eligió la Argentina para soñar y crear un espacio que fusionó el pasado, el presente y el futuro, y hoy es un clásico.

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Eugenia Plano | www.vidapositiva.com