Dopamine Dressing
La psicología del color aplicada para cambiar el estado de ánimoTodo comunica. Lo que decimos con palabras, lo que no decimos pero lo expresan nuestros gestos y posturas, nuestra forma de caminar, el entorno que armamos a nuestro alrededor, los detalles que elegimos; y también, sobre todo, nuestra apariencia.
La apariencia es una de las ramas más influyentes del lenguaje no verbal.
Hay una técnica que se utiliza para la motivación o persuasión, que es el resultado de la exploración de nuestra psicología y nuestra neuroplasticidad, teniendo cada vez más datos científicos que nos ayudan a conocernos: se llama DOPAMINE DRESSING.
Se basa en aplicar la psicología del color en nuestra vestimenta para cambiar los estados de ánimo, ayudando al cerebro a producir dopamina, llamada también la hormona de la felicidad.
¿Qué es la dopamina?
La dopamina es una hormona segregada por el cuerpo a través de las funciones cerebrales que dan fuerza a las emociones que nos hacen sentir de buen humor, alegres y levantar el ánimo, es por eso que se la llama la hormona de la felicidad, y se produce y libera cuando estamos haciendo algo que disfrutamos, alguna sensación que nos de placer, como hablar con alguien que nos gusta, acariciar a nuestro gato, o escuchar una canción preferida.
Si bien no hay estudios que aseguren ciento por ciento que todos liberamos esta hormona cuando usamos un color o estilo específico de ropa, hay una inclinación estudiada que tiene que ver con cómo nos sentimos, es decir, lo que decidimos usar afecta nuestra imagen, nuestra seguridad, y por lo tanto, lo que pensamos de nosotros mismos, como dice Matt Johnson, PhD neurocientífico y profesor de psicología de marketing en Hult International Business School .
Pero también es cierto, que, si un color nos sienta bien y nos sentimos seguros y atractivos al ponérnoslo; y además, alguien nos lo dice, retroalimentamos esa sensación al utilizar nuevamente esa prenda u otra del mismo tono. Son emociones de espejo.
Salir del blanco, el negro, y el gris
Estamos acostumbrados a combinar colores que vayan con todo,
- porque es más fácil comprar la ropa de un mismo color y estilo, para no salir de la zona de acostumbramiento o confort.
- por genética, por usos y costumbres de nuestros antepasados, que solían ser discretos a la hora de elegir vestimenta ya que estaba mal visto llamar la atención con mucho color en épocas de guerras, crisis y muerte.
- porque durante años nos han vendido la idea errónea que el negro da más sensación de delgadez, el blanco y el gris son colores que nos sientan mejor físicamente y que podemos usarlos tanto de día como de noche en distintas prendas sin preocuparnos por estar combinando lo que nos ponemos.
Sin embargo, la psicología viene explorando desde hace mucho tiempo que los colores no solo nos hacen ver más alegres y seguros, sino que generan sinergia, que es la fuerza que contagia a otros las mismas sensaciones al vernos.
A los 101 años, Iris Apfel es la "gangster" original del dopamine dressing (Noam Gali/Getty Images)
No solo se utiliza para nuestro guardarropa personal, sino que es muy utilizada en marketing para realizar logos y campañas de venta, en packaging de productos para atraer la atención, en arquitectura, en arte, etc.
Sabemos gracias a ella, que el rojo, por ejemplo al utilizarlo positivamente da muestras de Pasión, atrevimiento, importancia, fuerza, calor, energía, estimulación, masculinidad, excitación, exuberancia, osadía. Pero si se utiliza en un contexto no adecuado puede generar desafío, agresión, impacto, tensión.
El rojo trae atención a textos e imágenes, así que úsalo como un color para estimular a las personas a tomar decisiones rápidas. Es un color perfecto para botones con Call-To-Actions cómo "Comprar ahora" o "Hacer clic aquí". En publicidad, el rojo se usa a menudo para evocar sensaciones eróticas o para indicar peligro; también se asocia con la energía, por lo que lo puedes usar para promocionar bebidas energéticas, juegos, autos o artículos relacionados con deportes.
El amarillo evoca sentimientos agradables y alegres, así que puedes usarlo para promocionar productos infantiles y artículos relacionados con el ocio. Usualmente se percibe al amarillo como un color despreocupado e inestable, por lo que no se recomienda usarlo para vender productos de prestigio o caros.
Y podríamos continuar con cada color.
Animarse al color
No es fácil romper con las ideas preestablecidas por nuestra sociedad y sobre todo por la costumbre, y uno tiende a pensar que quedaría en ridículo con un traje verde, pero se puede empezar con pequeños cambios que levanten los colores que ya tenemos, por ejemplo, un accesorio, pañuelo, alguna pulsera, quizás un calzado, algo, que salga de lo habitual y que resalte los colores neutros.
También puedes empezar a probar como te sientes cambiando de color, cuando estas rodeado de personas con las que te sientas cómodo, que te conocen como eres, y de esa manera experimentar de a poco tus sensaciones.