Cool hunters, el arte de predecir tendencias

Los "cool hunter" son la nueva elite del mundo de la moda
Identificar estilos vanguardistas y pronosticar su masividad convocando a las marcas a que su adquisición es sinónimo inversión a largo plazo, es el objetivo del "Cool Hunter". Desde multinacionales a individuos particulares contratan sus servicios. Su auge es tal que ya existe la carrera terciaria especializada en el tema y las empresas contratan y envían corresponsales a todo el mundo con el fin de detectar tendencias en indumentaria, arte, escenografía, diseño, comunicación y alimentación, entre otros rubros.

Los "cool hunter" son la nueva elite del mundo de la moda y la mejor forma de entender su misión es comprender que en el complejo y veloz mundo en el que vivimos ya no alcanza con ser creativo o tener un sexto sentido para adelantarse a los cambios. Las consultoras de coolhunting que han alcanzado el éxito no se han guiado por la intuición sino por el trabajo multidisciplinario de diversas profesiones como historia del arte, comunicación, sociología, antropología, marketing y psicología.

En Europa la mayor referente de este estilo es la empresaria Nelly Rodi, fundadora de la consultora con el mismo nombre que ofrece asesoramiento creativo a empresas multinacionales y cuenta con 30 profesionales con orígenes universitarios diversos y una multitud de colaboradores free lance que viajan alrededor de todo el mundo para cazar las últimas tendencias.

La idea es anticiparse y crear antes que suceda en el mercado un sello propio que lo diferencie de manera exclusiva de sus competidores. El origen del término cool hunter fue creador por la revista New Yorker en 1997 para describir el trabajo de Dee Dee Gordon, la pionera en esta especialización, que cruzaba todos los datos obtenidos y los volcaba en la primera agencia de tendencias llamada Look-Look. Aunque cool en inglés significa "calma", refiere a una expresión cultural ligada a la raza negra como forma de autoexpresión.

Con menos de dos décadas de existencia los cazadores de tendencias ya poseen agencias en casi todo el mundo y Latinoamérica no se queda atrás. Una muestra de ello es la visión de Richard Welch, analista de tendencias culturales y director general de Crystal, una empresa que recopila la información de 35 ciudades del mundo a través de 180 cool hunters. Para el especialista Buenos Aires es la ciudad más influyente de acuerdo a su producción de tendencia o cultura global.

La capital argentina comparte el podio junto a Berlín, Nueva York, Tokio y Londres. Le siguen, en la categoría B, Caracas, Miami y Roma. Y en la C se ubica, entre otras, Punta del Este.

¿Y qué miran los cool hunters la hora de detectar lo nuevo? Las opciones pueden ser infinitas, pero algunos de sus focos más comunes son los consumos culturales especialmente en los más jóvenes. Por ejemplo, las tribus urbanas y sus inclinaciones hacia diversas formas de diseño, moda, indumentaria, lenguaje y hasta su expresión corporal son signos y códigos que al ojo del cazador de tendencias no se le deben escapar.

A modo de musa y garantía de éxito para el lanzamiento de sus productos las empresas toman en cuenta señales culturales como tecnología, música, cine y literatura. En el caso de WGSN, empresa de referencia a nivel mundial en la detección e implantación de tendencias, con clientes de la talla de Zara, H&M, Hoss-Intropia, Valentino, Armani y Givenchy, pone a disposición de sus clientes, en su página web, cuatro millones de páginas con más de 120.000 fotos, dos reportajes semanales plasmando el estilo más cool de la moda de la calle, análisis de 90 ferias de moda cada temporada.

Predicen, detectan, intuyen, investigan y caminan las calles de todo el mundo con el fin de estar a la vanguardia. Anticipan el futuro y el gusto de los consumidores. Los cool hunters inspiran y son inspirados por una sociedad que día a día marca tendencia.

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Por Eugenia Plano