Amores de verano: entre la intensidad y el desapego
¿Por qué estos amores son siempre tan intensos? Consejos de Natalia Barrera, descodificadora de síntomas y creadora del método Alquimia Femenina.“Todo empezó una noche de calor, se enamoraron con algún licor” comienza la letra de una conocida canción dedicada a los amores de verano. Aquellos amores que ocurren en la estación más calurosa del año, la favorita de cupido, y que se viven con una intensidad inusitada.
¿Por qué estos amores son siempre tan intensos? Una de las principales causas es que hablamos de un amor con fecha de vencimiento, que se da en un contexto descontracturado, sin obligaciones ni horarios, lo que nos permite relajarnos y nos invita a disfrutar al máximo cada día.
Viajar tiene su mística, esa cuestión de disposición constante donde estás siempre al límite de posicionarte en la cima del romanticismo. Encontrar un amor en verano es casi una máxima del imaginario popular femenino (y por qué no, de varios representantes del género masculino también). Al estar viajando estamos tranquilos, no existen otras obligaciones, porque estás sumergido en una especie de burbuja mágica, lo cual nos permite estar más receptivos. La cuestión es que millones de parejas se formaron y aun se forman en este hábitat idílico.
El amor viajero es perfecto de principio a fin. Al viajar, la gente está más linda por donde se la mire. Dormir bien, hacer lo que te gusta, conocer gente y lugares nuevos, y escapar de la rutina hace que adquieras una templanza distinta a día a día. Entonces, al encontrarse con alguien en medio de un paisaje de ensueño tiene otra perspectiva. Los escenarios pueden cambiar pero la sensación de levedad se despilfarra por los cuerpos y surge una necesidad impostergable de amar sin importar el realismo del sentimiento. De entregarse a eso que surge como un impulso de felicidad en medio de la aventura.
Los amores de verano suelen ser recordados por siempre, ya que suelen ser muy intensos y la química se produce espontáneamente ante la amenaza de que las vacaciones acabarán y cada uno volverá a su rutina normal, hace que vivamos cada día al máximo, incluso atreviéndonos a realizar cosas que en nuestra vida cotidiana quizás no nos permitiríamos. Además, son amores idealizados, relaciones cortas que protagonizan las mejores historias de amor, ya que suelen ser muy pasionales y se viven al máximo.
Lo importante aquí es que los amores siempre vivirán en nuestros corazones. Recordar ese sentimiento hace que nos brillen los ojos, nos emocionemos y se nos erice la piel. Debemos entender que el amor y la libertad van de la mano, y por esto muchas relaciones no logran consolidarse; sin embargo, intentar olvidar es un mal método, cuanto más queremos dejar de hacer algo, más nos enfocamos en eso. Debemos aprender a dejar fluir nuestras emociones, permitirnos sentirlas para que logren bajar su intensidad. Debemos festejar lo que sentimos, aunque quizás ese amor no sea correspondido, es más triste una vida sin haber conocido el amor, que haberlo tenido y perdido.
Así que aquí no hay salvedades, los amores en movimiento pueden durar un segundo, días, meses, años o (y este es el mejor de los casos) para toda la vida. Si perdura, siempre será la historia para contarles a sus respectivos hijos, nietos, o a quien sea. Y sino, “solo eso fue, un amor de verano”.