Tegui, elegido entre los mejores del mundo
La noticia circuló ayer como reguero de pólvora por las redes sociales: desde que en 2002 el mendocino 1894 de Mallmann fue elegido como uno de los mejores restaurantes del mundo según la revista británica Restaurants, nunca más el país volvió a esa lista. Hasta ahora: Tegui acaba de quedar 83 y marcó la cancha.Sí, es un listado polémico. ¿Cómo no va a ser polémico elegir 100 restaurantes de los cientos de miles que hay en el mundo, sin categorizar por precios, estilos, tipos de comida y tantísimos etcéteras? Pero más allá de las discusiones posibles (y necesarias), también hay que ser pragmático y entender el poder de la selección. Esta lista (que en su premiación principal elije a los "50 mejores del mundo", un resultado que se conocerá en unos días) es hoy una referencia mediática ineludible. Ahí es donde brillaron lugares como Noma, los hermanos Roca o el mismísimo ElBulli. Ahí es donde eligieron a Atala con su Dom o a Acurio con su Astrid&Gastón.
Estar en la lista implica un montón de cosas, algunas muy valiosas. Obviamente, en la mirada más chica, le sirve al restaurante que está incluido. Pero también le sirve al país que haya un restaurante local en la lista: hace que los ojos de miles de periodistas de todo el mundo miren a este perdido Cono Sur, publiquen sobre nuestra gastronomía en sus medios, y eso tracciona clientes, turismo, también aumenta la exigencia entre los pares, obliga a mejorar el servicio, a encontrar una personalidad.
Es decir: nos pone orgullosos y felices que Tegui haya sido elegido entre los mejores 100 del mundo. Hay otros restaurantes argentinos que podrían estar ahí (lo creemos fervientemente), y este es el camino para que lo logren. También, estamos convencidos que Tegui (el restaurante) y Martitegui (su dueño y chef) son de lo mejor del país.
El restaurante logra unir variables únicas: una comida de producto nacional, donde brilla la ecología local. Una cocina de autor, con una firma clara (probás un plato de Germán Martitegui y sabés que es de él, por los contrastes que busca, por cierta simpleza que se apoya en una gran delicadeza). Una estética canchera, moderna, que sorprende al comensal que llega por primera vez (los stencils en la puerta, el patio jardín a través de los ventanales internos, la enorme cocina abierta donde todos -incluyendo a Martitegui, que suele estar ahí, codo a codo con su brigada- trabajan con fervor coreográfico). Un servicio profesional, que no esquiva al mozo joven y palermitano, pero que demuestra que un joven y palermitano puede ser un muy buen camarero, sommelier, bartender, etcs.
Todo eso se complementa y logra que Tegui sea un nombre propio en la gastronomía nacional.
Felicidades a Tegui, a su equipo, a Germán. Ya hay un nuevo objetivo: estar entre los primeros 50.