El sueño del golfista Dylan Reales: de la Villa 31 al Vaticano
Con 11 años, una de las jóvenes promesas del golf argentino fue invitada por el papa Francisco al Vaticano; aprovechando la convocatoria del 25 de Mayo, Dylan con su familia hicieron un locro para vender en el Obelisco y recaudar dinero para el viaje."Sacame una foto así", pide Dylan Reales, ilusionado, y con una sonrisa pícara e inevitable a la madre cuando la gente que se le acerca y le pide autógrafos. Cuanta más gente se convoca a darle un beso o sacarse una foto, más alegre se lo ve, a pesar de su timidez. Es 25 de Mayo, y Dylan aprovecha para vender locro y regalar escarapelas. También se sumó a la causa el peluquero de Retiro Rubén Orlando, que improvisó una peluquería a cielo abierto y allí le cortó el pelo a todos quienes se acercaban. Lo recaudado también será destinado al viaje del pequeño golfista. Todo sea por un sueño que va más allá de la gloria deportiva: viajar al Vaticano y encontrarse con el Papa Francisco .
El niño de once años vive en la Villa 31 y se proyecta como una de las principales promesas del golf. Arrancó jugando a los 8 años, cuando su abuelo le pidió que lo acompañe a hacer un flete y, a la vuelta, al pasar por un campo de golf en Palermo, se interesó y comenzó a tomar clases. Actualmente, compite con chicos de hasta 17 años y se viene de conseguir tres títulos en los últimos dos meses, lo que lo llevará a que su handicap baje a 15. "Quiero ser Ricky Fowler", le dice Dylan a Luz, la diseñadora de su marca de ropa, en alusión a uno de los mejores jugadores del mundo que además de distinguirse por su nivel, se lo conoce por su ropa colorida.
Por medio del padre Guillermo, el párroco de la villa, el papa Francisco lo invitó a que vaya a visitarlo al Vaticano, donde irá acompañado por su abuelo Julio, una de las personas más importantes en su vida, que además de incentivarlo en el deporte, lo acompaña y lo guía en el camino del éxito, un tema difícil de sobrellevar en un chico de tan sólo once años que pasó de no tener casi nada a poder recorrer las mejores canchas de golf.
"Lo que más quiero es poder ver al Papa, sentiría una felicidad increíble", dice Dylan a LA NACION cuando se le pregunta qué es lo que más lo ilusiona de su viaje a Europa. Pero el sueño es costoso y la familia está haciendo todo lo posible para que pueda viajar. Por ese motivo, decidió cocinar dos grandes ollas de locro y venderlas en el Obelisco, donde miles de personas se acercan este lunes para conmemorar los 106 años de la Revolución de Mayo.
El abuelo de Dylan recibió hace poco una gran noticia de su hijo: Pablo, obrero y con familia, decidió dejar de lado sus gustos personales y les regaló los pasajes a él y a su sobrino para que puedan viajar. "Dylan y yo estamos muy agradecidos con este regalo. Cuando me contó, me emocioné mucho porque se lo que significa para él este gasto", dice Julio.
El viaje es para ellos dos, pero la ilusión es de toda la familia, amigos y la escuela donde Dylan cursa sus estudios, la única católica de la Villa 31. El joven necesita ayuda para poder ir a Europa en agosto. Además de la visita al Vaticano, fue invitado por varios clubes europeos para que vaya a conocer diferentes campos de golf y continuar con su carrera.
Para colaborar con Dylan, contactarse con la "Fundación Dylan Reales" depositando en la caja de ahorro en pesos 40-128090-1536 del Banco Galicia (CBU: 0070153830004012809065) o comunicarse al 15.3076.6787 o al 15.3011.3097.