El sentido del tiempo libre

¿Cuántas veces en momentos de ocio estabas pensando en el trabajo?

Cuando el disfrute pasa a segundo plano y aquello que te propusiste hacer para distenderte, en realidad queda a mitad de camino, hay que replantearse algunas cosas.

Claves para que el tiempo libre sea útil y se convierta una herramienta de bienestar

Quizá para lograr comprender el verdadero sentido del tiempo libre deberíamos volver atrás, apelar a nuestra memoria de la infancia. Cuando se era niño el ocio era esas horas, minutos o segundos en los cuales la imaginación era el poder. Era la posibilidad de detener el tiempo y dedicarlo exclusivamente a disfrutarlo.

¿Cómo lograr que el ocio sea funcional a su verdadero sentido?

Existe una tendencia en ascenso que propone una nueva manera de disfrutar el tiempo. Se llama "flow" y brinda la posibilidad de crear un espacio de ocio de manera planificada con el fin de entregarnos exclusivamente a aquellas actividades que no tienen otro objetivo más que el placer de llevarlas a cabo.

Para utilizar esta técnica, deberíamos preparar un listado de aquellas pequeñas cosas que nos dan verdadero placer.

Algunas preguntas que puedes hacerte:

  • ¿Qué dejaste de hacer y disfrutabas?
  • ¿Qué es lo que te "resetea" la cabeza y te da satisfacción?
  • ¿Qué es aquello que en tu vida no tiene otro objetivo más que el placer?

Estas actividades se conocen como "autotélicas" y no son más que aquellas que no tienen otro objetivo que el disfrute en sí mismo.

El creador del movimiento, Mihaly Csikszentmihalyi, afirma que el tiempo libre no debería improvisarse. El especialista justifica su postura argumentando que por lo general durante el ocio nos aburrimos, ya que o bien no sabemos qué hacer o si sabemos qué hacer nos invaden mentalmente las obligaciones y las presiones diarias.

¿Cómo disfrutar el tiempo libre y no fallar en el intento?

La clave es en primer lugar, identificar las actividades que nos brindan placer, pero no dejarlas libradas al azar sino planificarlas. Es decir, pensar el momento en cual se pondrá en práctica. Podemos llevar una agenda de nuestros momentos de ocio, tal como hacemos con nuestras obligaciones laborales. Quizá de esta forma le daremos la trascendencia que merece.

En un mundo de urgencias permanentes, el tiempo libre ha quedado ha un lado, pero no es responsabilidad absoluta del sistema laboral. El pánico al aburrimiento también es una tendencia muy presente en gran parte de la sociedad.

Muchos optan por no dejar horas libres en sus vidas, convirtiendo al tiempo libre en una fuente de presión y ansiedad. El ocio termina siendo una sucesión de actividades frenéticas que en lugar de distendernos nos agotan.

O bien, en su lugar nos entregamos sin remedio a lo que está más a nuestro alcance. Eternas horas eternas de pantallas electrónicas, smartphone, redes sociales, TV, etc, y después nos preguntamos ¿qué pasó con mi tiempo libre?

La respuesta está frente a nuestros ojos, en forma de pantallas de todo tipo, color y tamaño.

Volver a las fuentes parecería ser la alternativa más óptima para hacer de nuestro tiempo libre un momento de bienestar físico y mental.

Aprender de nuestra infancia, recuperar esa sensación de "jugar por jugar", es la clave para que el ocio tenga su verdadero sentido.

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