El ejercicio no es clave para bajar de peso: lo que la ciencia revela sobre el metabolismo humano

¿Realmente el ejercicio ayuda a bajar de peso?

Imágenes Ilustrativas (Freepik)

Aunque la idea de que moverse más equivale a adelgazar sigue siendo popular, investigaciones recientes apuntan a que el ejercicio por sí solo rara vez funciona como herramienta principal para perder kilos. Según el antropólogo Herman Pontzer, autor del libro Burn, la relación entre la actividad física y la pérdida de peso es más compleja de lo que creemos. Este descubrimiento, basado en el modelo de gasto energético restringido, podría transformar nuestra comprensión sobre las estrategias para controlar el peso.

¿Por qué el ejercicio no quema tantas calorías como pensamos?

A lo largo de décadas, se ha promovido la noción de que realizar más actividad física es la clave para quemar calorías y, en consecuencia, perder peso. Sin embargo, investigaciones lideradas por Herman Pontzer y su equipo han puesto en duda esta creencia. Estudiando a los Hadza, una tribu de cazadores-recolectores en Tanzania, descubrieron que, a pesar de su estilo de vida extremadamente activo, los miembros de esta comunidad no quemaban significativamente más calorías que una persona promedio con un estilo de vida sedentario en un país desarrollado.

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El hallazgo fue desconcertante. Los Hadza caminan kilómetros a diario, cargan objetos pesados y realizan tareas físicamente demandantes. Se esperaba que su gasto calórico fuera muy alto, pero los datos revelaron que su metabolismo operaba dentro de un rango limitado de energía. Esto llevó al desarrollo del modelo de gasto energético restringido, el cual propone que nuestro cuerpo regula el consumo energético para mantenerlo estable a largo plazo, independientemente del nivel de actividad.

El modelo de gasto energético restringido: la clave detrás del mito

Según este modelo, cuando incrementamos nuestra actividad física de manera regular, el cuerpo ajusta otras funciones metabólicas para ahorrar energía. Por ejemplo, puede reducir el gasto en procesos como la digestión o la regulación de la temperatura corporal. Esto explica por qué muchas personas que hacen ejercicio consistentemente no experimentan una pérdida de peso significativa. El cuerpo compensa los aumentos de actividad limitando la quema de calorías en otras áreas.

“Si haces ejercicio hoy, quemas más calorías hoy”, explica Pontzer, “pero si cambias tu estilo de vida para incorporar actividad física de forma regular, tu cuerpo se ajusta y terminas no quemando más calorías en general”. Este mecanismo evolutivo probablemente surgió para garantizar la supervivencia, al permitir que los humanos se adaptaran a períodos de alta demanda física sin consumir toda su energía.

Alimentación y envejecimiento: los verdaderos responsables del aumento de peso

Si el ejercicio no es el factor determinante en la pérdida de peso, ¿por qué tantas personas siguen luchando contra el aumento de kilos? Pontzer señala que el problema no está en el metabolismo, sino en las calorías consumidas. A medida que envejecemos, tendemos a comer más, y nuestro cuerpo se vuelve más eficiente para almacenar energía en forma de grasa. Esto, combinado con hábitos alimenticios poco saludables, contribuye al incremento de peso.

Durante las festividades, cuando los excesos alimenticios son comunes, es fácil superar el gasto calórico diario, incluso para quienes mantienen una rutina activa. Este patrón, acumulado año tras año, genera el aumento de peso que muchos experimentan con el tiempo.

El ejercicio y la salud general: un aliado, pero no una solución mágica

Aunque el ejercicio no sea la clave para perder peso, sigue siendo fundamental para la salud general. Ayuda a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y problemas cardiovasculares. Sin embargo, enfocarse únicamente en el ejercicio como solución para adelgazar puede ser contraproducente. En cambio, adoptar una alimentación equilibrada y hábitos sostenibles a largo plazo es mucho más efectivo.

Es común ver anuncios y productos que prometen acelerar el metabolismo, pero la ciencia ha demostrado que estos suplementos o dietas milagrosas tienen un impacto mínimo, si es que alguno, en el gasto calórico total. “Puedes seguir una dieta baja en carbohidratos o alta en proteínas, pero eso no tendrá un efecto medible en la cantidad de calorías quemadas”, afirma Pontzer.

Cambiar el enfoque: balance entre alimentación y actividad física

El mensaje central de estas investigaciones no es abandonar el ejercicio, sino comprender su verdadero papel en el control del peso. Si bien no puede garantizar una pérdida de kilos por sí solo, es esencial para una vida saludable. La clave radica en encontrar un equilibrio entre las calorías consumidas y las quemadas, junto con estrategias sostenibles que mejoren los hábitos alimenticios.

Además, al aceptar que el cuerpo humano tiene límites en la cantidad de calorías que puede gastar, podemos evitar frustraciones y ajustar nuestras expectativas. El verdadero cambio requiere abordar tanto la actividad física como la calidad y cantidad de los alimentos que ingerimos.

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Redacción Vida Positiva