El ambiente influye más que los genes en el sistema inmunológico
Es porque "se adapta a lo largo de la vida para combatir enfermedades", explica una investigación de la Universidad de Stanford, de Estados Unidos.El ambiente y no la genética es el factor que más incide en la forma en que el sistema inmunológico trabaja para combatir enfermedades, según un nuevo estudio de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) que trabajó con gemelos para probarlo.
La investigación mostró que si bien el sistema inmunitario -el conjunto de estructuras y procesos encargadas de proteger al organismo- de los nenes chiquitos podría estar más influenciado por lo que heredan de sus padres, esas influencias genéticas se desvanecen en la adultez. “Después de todo, el sistema inmunológico se adapta a lo largo de la vida para combatir enfermedades” porque “debe pensar y resolver sobre la marcha”, explicó el inmunólogo Mark Davis, que estuvo a cargo del estudio publicado la semana pasada en la revista Cell.
Algunos de los parámetros, incluso, se vuelven más variables con la edad, lo que sugiere que la influencia del medio ambiente sobre la inmunidad es acumulativa. “La experiencia cuenta más y más con el paso de los años”, dijo al respecto Davis, que es director del Instituto para la Inmunidad, Trasplantes e Infecciones de la Universidad de Stanford.
“La idea en algunos círculos es que si uno secuencia el genoma de una persona podrá saber qué enfermedades padecerá 50 años después”, indicó el especialista. Sin embargo, el sistema inmunitario se va adaptando para dar respuestas infecciones, lesiones varias, tumores. Esas variaciones en los sistemas inmunitarios de las personas fue lo que motivó a los investigadores a analizar el peso que tienen el ambiente y los genes en él.
Davis y su equipo se preguntaron si esas diferencias se debían a un asunto de naturaleza o de crianza al comparar a 78 pares de gemelos con idéntica estructura genética con 27 pares de mellizos, que no son más parecidos a nivel genético que cualquier otro tipo de hermanos.
Los investigadores analizaron las muestras de sangre de los pares de gemelos de 8 a 82 años para rastrear más de 200 actividades y componentes del sistema inmunológico. El resultado arrojó que en el 75% de los casos era más probable que las diferencias entre gemelos se debieran a influencias no heredadas (infecciones previas, vacunas, nutrición y hasta higiene dental) que a la genética.
Al comparar a los gemelos de 60 años o más con aquellos de menos de 20 (cuyo sistema inmunológico sigue madurando), los investigadores encontraron que los más jóvenes tenían mucho más parecido inmunológico entre sí que los mayores. Eso se debe a que los adultos es probable que no hayan vivido juntos buena parte de su vida y que se expusieron a diferentes cosas desde la infancia.
Del mismo modo, las respuestas serológicas a la vacunación de la gripe estacional también están determinadas en gran medida por factores no hereditarios, probablemente debido a la exposición repetida a diferentes cepas.
"Las influencias no hereditarias, particularmente los microbios, parecen jugar un papel muy grande en el impulso de la variación inmunitaria", apuntó Davis en declaraciones reproducidas por el sitio Universia.es y concluyó: "Al menos en los primeros 20 y algo de años, cuando el sistema inmunitario está madurando, este increíble sistema parece ser capaz de adaptarse a diferentes condiciones ambientales. Un sistema inmunitario humano saludable continuamente se adapta a sus encuentros con patógenos hostiles, microbios intestinales amigables, componentes nutricionales y más, eclipsando la influencia de la mayoría de los factores hereditarios".