12/11/2014

Viajar en velero: experiencias en primera persona

Tres historias de personas que viajaron (y aún viajan) en velero como forma de vida: en familia, en pareja y solo.

La familia Sundblad

Para la familia Sundblad, compuesta por Ezequiel (45), Florencia Vicini (42) y sus hijos Santiago (21), Josefina (16) y Pilar (12), los planes no estaban tan claros al principio.

Dejaron El Calafate en diciembre de 2008 y pasaron todo un año entre Buenos Aires y la costa uruguaya ajustando detalles de su velero Ypake y probando el estudio con el SEAD (Servicio de Educación Abierta y a Distancia). Zarparon definitivamente en febrero de 2010, incluidos Max, el perro labrador, y Sofía, la gata, que se perdió en el Caribe y fue reemplazada por Manuelita, una tortuga que se subió en Antigua.

¿Antecedentes? “Florencia viene de una tradicional familia náutica del Río de la Plata y cuando nos conocimos era instructora de optimist en el Club Náutico San Isidro, en el cual yo aprendí a navegar”, cuenta Ezequiel. “Y Santi había navegado en el Estrecho de Magallanes y el canal de Beagle con el Mono Da Milano, tío de Flor, pero las chicas nunca habían navegado, así que fuimos yendo muy gradualmente al principio y aumentando de a poco las piernas (tramos sin tocar tierra) en navegación”.

La hoja de ruta no estaba muy clara, y sigue sin estarlo. “El plan es el no plan”, dicen. Como les gustaría instalarse cerca de Ushuaia alguna vez, decidieron salir hacia el norte, que es más tranquilo para ganar experiencia. “Al principio, Brasil ya nos dejaba contentos, pero como le fuimos tomando el gustito a esto de navegar seguimos subiendo y así un día, casi sin darnos cuenta, estábamos en Noruega y como no nos quedaba más para subir, decidimos empezar a bajar”, se entusiasman. Al momento, llevan navegadas más de 30 mil millas y 30 países visitados. Los Sundblad resolvieron sus finanzas con el alquiler de dos casas que tienen en la Patagonia, y las notas que escriben para algunos medios. Nacho lo hace combinando el tarot con la manutención y diseño de sitios web y en estos días están en la Toscana, a donde llegaron hace unas tres semanas para recorrer Elba, Córcega, Cerdeña y luego Túnez. Pasaron los últimos seis meses cruzando de Holanda al Mediterráneo por Bélgica y toda Francia. “Estuvo espectacular: tuvimos que bajar el mástil en Terneuzen y pasamos por París, donde nos quedamos una semana justo debajo de la Tour Eiffel”.

Cuando estuvieron en Rhode Island, después de sobrevivir al huracán Irene, las chicas fueron invitadas a la escuela en North Kingstown. Cuenta Florencia: “teníamos miedo del nivel, por la educación a distancia, porque era otra currícula, y otro idioma, pero las dos pasaron sin problemas y Josefina terminó los tres meses con un 97% de promedio en todas las materias”.

Financiarse suele ser “el” gran tema de estos periplos, sobre todo porque la vida a bordo no se acomoda con galletitas de agua y huevos duros.

Nacho Vidal

Para Nacho Vidal, una insólita combinación de ingeniero en sistemas y marinero que vive de tirar las cartas del tarot y tiene un sitio (www.lascartasdelavida.com) muy esclarecedor sobre el tema, no hay dudas de que la vida flotante supone un esfuerzo mayor que la vida en tierra firme. Apunta a cuatro ítems: los costos, el trabajo, lo difícil que es ganarse la vida en un barco y lo complicado que es comprarse un barco para vivir y viajar en él.

Philippe e Iva

La fama fue una buena solución para Philippe Estiot (34) e Iva Natacha Agüero (27). Francés él y mendocina ella, desde 2012 andan navegando el Sudeste asiático. Se conocieron en Kuala Lumpur, renunciaron a sus trabajos, y se mudaron al Dali, un Dufour 35 de 1980 que los ha llevado por las más remotas islas de Malasia, Tailandia y hasta la India. “El año pasado filmamos y editamos nuestro primer documental Andaman Dream, que sigue nuestra travesía del norte de Tailandia hasta las islas Andaman y está subido en nuestro sitio www.philandiva.com”, cuenta Iva.

En 2012 ya habían participado del programa de televisión The Apartment: Style Edition, de donde salieron ganadores y propietarios de un departamento en el centro de Kuala Lumpur, que está en construcción. El ciclo se emitió en todo el mundo y les dio notoriedad para seguir comunicando su mensaje. Quieren que sus documentales sirvan de inspiración y animen a todos los jóvenes que lo deseen a realizar sus propios sueños. Las aventuras pueden ser distintas, pero en definitiva siempre se trata de soltar amarras

Fuente: www.lugaresdeviaje.com

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