25/04/2020

Urticaria: una enfermedad de la piel que puede persistir por años

Causas, síntomas, cómo se llega a su diagnóstico y cuáles son los últimos tratamientos.

La urticaria –enfermedad cutánea que se caracteriza por ronchas en distintas partes del cuerpo- origina numerosas consultas a los servicios de urgencia porque el picor muchas veces resulta intolerable, tanto por la mañana como por la noche, lo que entorpece la concentración, el rendimiento y el bienestar. En los casos crónicos y severos, el paciente incluso limita el tipo de vestimenta, las actividades sociales y su vida sexual. A continuación, la doctora Mónica De Gennaro, especialista en Alergia e Inmunología y subdirectora médica de la Fundación CIDEA, detalla las características de la urticaria crónica y la aguda, explica las posibles causas, los síntomas, cómo se llega a su diagnóstico y cuáles son los últimos tratamientos, entre otros datos relevantes.

La urticaria es una enfermedad de la piel caracterizada por la aparición de erupciones sobre-elevadas que se llaman "ronchas" o "habones", de color más claro en el centro y algo más rojo en sus bordes. Esta patología presenta una alta prevalencia en la forma aguda y, se estima que del 15 al 24% de la población general lo sufrirá en algún momento de su vida. Las formas crónicas pueden afectar del 3 al 5% de la población general. Las ronchas varían en tamaño y aparecen y se desvanecen repetidamente a medida que la reacción sigue su curso.

Según la duración de los síntomas, esta enfermedad puede dividirse en dos formas de presentación: aguda que es cuando las ronchas duran menos de 6 semanas y crónica, cuando los síntomas persisten más allá de ese tiempo, llegando a veces a durar meses e incluso años. Se estima que, aproximadamente, la mitad de las urticarias crónicas duran menos de un año, aunque en el 11-15% persisten más de 5 años. Afecta a personas de cualquier edad y sexo, siendo más frecuente en mujeres.

Casi en la mitad de los pacientes, especialmente aquellos con formas crónicas, suele acompañarse en simultáneo de "angioedema", que es la hinchazón de lugares determinados tales como labios, párpados, lengua, genitales y extremidades. Ocasionalmente puede afectar a la laringe causando ronquera, estridor y disnea. Cuando el angioedema aparece sin ninguna manifestación de urticaria, debe investigarse otra situación diferente.

"Por la intensa picazón y por su aspecto, que obliga al rascado permanente, se genera la falsa creencia de una enfermedad contagiosa, entonces se limitan las relaciones interpersonales, el tipo de vestimenta y el rendimiento escolar o laboral. Muchas personas con urticaria crónica suelen cancelar sus actividades sociales, incluso evitan ponerse traje de baño. Su vida sexual se ve severamente comprometida en casos crónicos y severos ya que se ve afectada su apariencia física por las ronchas y el angioedema, dañando así su autoestima", explica la doctora Mónica De Gennaro, especialista en Alergia e Inmunología y subdirectora médica de la Fundación CIDEA (MN 67934).

¿Qué la causa?

Las causas son muy variadas. La tendencia fue asociar a la urticaria a una alergia alimentaria, pero en base a múltiples estudios de la última década, las infecciones aparecen como causantes de manera frecuente.

¿Qué síntomas provoca?

Las ronchas características se presentan con picazón, prurito o comezón que puede variar desde formas leves a prurito insoportable, y en algunos casos ardor o quemazón. La evolución de las ronchas es errática, reaparecen con frecuencia y de manera imprevisible. El tamaño de las ronchas es variable, pequeñas o confluentes formando ronchas gigantes, aparecen en cualquier parte del cuerpo, y, en general suelen desaparecer en horas. Las que persisten por más de un día podrían pertenecen a una situación especial llamada "urticaria vasculitis".

"La urticaria crónica no es una enfermedad mortal, pero es muy molesta y afecta gravemente la calidad de vida de quienes la padecen. Por ello, es fundamental conocerla bien, que el paciente se sienta contenido y tenga recursos psico-emocionales para sobrellevar el día a día con los síntomas y disfrutar de la vida a pesar de las limitaciones", manifiesta De Gennaro.

¿Cómo se llega a su diagnóstico?

El diagnóstico habitualmente es clínico al identificar las ronchas en el examen físico, pudiendo estar acompañado simultáneamente o no por angioedema. Puede ocurrir que el paciente no tenga lesiones cuando acude a la consulta, y esto ayuda al diagnóstico por la característica aparición y desaparición de las lesiones en un lapso de horas. En la mayoría de los casos no son necesarios estudios adicionales, aunque el alergólogo evaluará cada caso en particular para determinar el tipo de estudios necesarios que identifiquen factores inmunes, hormonales u otros en la sangre que puedan justificar la aparición de urticaria.

Es de utilidad a veces solicitarle al paciente que realice un diario registrando sus actividades, los medicamentos incluidos remedios a base de hierbas o suplementos dietarios, lo que come y lo que bebe, dónde aparece la urticaria, cuánto tarda una roncha en desaparecer y si la urticaria está acompañada de inflamación dolorosa.

¿Cómo diferenciar de la alergia?

La alergia está generalmente asociada a las formas agudas de urticaria. En el caso de las formas crónicas, la alergia no es un factor determinante sino que hay que buscar alguna enfermedad asociada a través de los distintos estudios que serán elegidos por el médico de acuerdo a cada paciente. Todas las pruebas que el especialista prescriba están orientadas a descartar otras patologías que pueden cursar con síntomas similares.

¿En qué consiste el tratamiento?

En la urticaria aguda, cuando los factores desencadenantes puedan ser identificados, se recomendará evitarlos. Para calmar los síntomas se indican como primera línea de tratamiento los anti-histamínicos de segunda generación (loratadina/desloratadina, cetirizina/levocetirizina, fexofenadina), con menos o nada de efectos secundarios comparado a los de primera generación (difenhidramina, clorfeniramina, carbinoxamina). Estos últimos son causantes principalmente de somnolencia, sequedad de boca, cierta dificultad para orinar en pacientes masculinos adultos, y disminución del rendimiento escolar o laboral por lo cual no son aconsejados y han caído en desuso.

En casos que no se consiga un control adecuado, se incrementa la dosis del antialérgico (hasta 4 veces la dosis basal) y en ocasiones, es necesario recurrir a una indicación de corticoides por un breve período de tiempo, no más de 1 semana. Los corticoides no pueden usarse de forma continuada para el control de las formas crónicas debido a sus efectos secundarios y por el efecto rebote al suspenderlos.

"Es importante destacar que en los casos de urticaria crónica, las dietas de evitación no tienen ningún sentido, puesto que la causa de la enfermedad no es por alergia alimentaria y dichos alimentos no influyen en la aparición de los síntomas. Y en casos más severos y crónicos se requiere el uso de medicación de tipo inmuno-supresora o tratamientos biológicos como el omalizumab. Esta última opción cuando es indicada por especialistas, es segura y bien tolerada. Se administra en forma inyectable una vez al mes y siempre bajo supervisión médica", remarca la doctora.

Actualmente la urticaria crónica no tiene cura. Todos los tratamientos están orientados a controlar los síntomas. En un elevado porcentaje de casos, los síntomas remiten espontáneamente antes de los 5 años. Pero en un 11% la prevalencia será mayor a 5 años. En este sentido, es necesario tener en cuenta que los alergólogos son los especialistas que mejor manejan la urticaria, ya que evalúan las causas probables, la actividad, el impacto y el control de la enfermedad, prescriben los medicamentos eficaces para controlar los síntomas y, educan al paciente sobre su afección y cómo tratar las manifestaciones más graves.

Fuente: Fundación CIDEA (Centro de Investigación de Enfermedades Alérgicas y Respiratorias). Asesoró la doctora Mónica De Gennaro, especialista en Alergia e Inmunología y subdirectora médica de la Fundación CIDEA. MN 67934.

Redacción

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