28/01/2017
Romper la barrera de los 10 segundos
Quizá te hayas quedado pensando en eso que te gustaría lograr, y una voz en tu interior te siga diciendo «mmm es imposible».
Enrique Rojas, el director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas de Madrid, en su libro No te rindas cuenta un caso real de alto impacto que puede ayudarnos a transformar nuestra visión de lo posible y lo imposible.
Antes del 6 de mayo de 1954 existía una barrera que parecía imposible de superar. Los científicos afirmaban que cualquier persona que atinara a hacerlo moriría, pues el cuerpo humano no podría resistir el intento de correr una milla en menos de 4 minutos. Rojas cuenta que todo el mundo estaba convencido de que esto era imposible, salvo Roger Bannister, que ese día batió el récord corriendo esa distancia en 3 minutos y 59,4 segundos.
Pero lo más interesante de este caso no es la hazaña deportiva de Bannister, sino lo que ocurrió después: en los siete meses siguientes, casi cuarenta atletas consiguieron batir el récord de los 4 minutos, y en los años siguientes cada vez fueron más. «El cambio no se produjo en el exterior, sino en la mentalidad de los atletas. Cuando nuestros pensamientos cambian, el mundo que nos rodea cambia con ellos, porque somos capaces de ver nuestras posibilidades. Un pensamiento es capaz de limitarnos, porque el mundo es un reflejo de nuestras creencias. Pero los mismos pensamientos son los que, si no nos rendimos, pueden romper los límites. Debemos detenernos y analizar las creencias que nos limitan. Necesitamos ver el mundo desde otro punto de vista para ayudarnos a lograr nuestros objetivos», afirma el reconocido psiquiatra español.
Martín Seligman, padre de la psicología positiva, decía que quien tenga la creencia de que no puede enfrentar al mundo, terminará aislándose del mismo.
Eduardo Punset explica: «Si un paciente depresivo piensa mal, es necesario que aprenda a pensar bien». Entonces se trata de reconocer esas creencias, pues al hacerlo se cambian los sentimientos, y esto produce consecuencias en las acciones.
Por Verónica y Florencia Andrés. Fragmento del Libro
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