08/01/2020

Pensar en nada: El aburrimiento y las claves para combatirlo

En una sociedad saturada de opciones, paradójicamente el mal de la época es el aburrimiento. Entre la infinitud de alternativas para combatir la apatía, ¿cuáles son las más elegidas en la actualidad? Las consecuencias del aburrimiento sobre las nuevas generaciones y la responsabilidad de los adultos

Si hay algo que la posmodernidad nos ofrece es sobre estimulación. Tenemos la constante sensación que el mundo nos ofrece miles de opciones, y a veces de tanta hiperestimulación optamos por quedarnos mirando una pantalla de tevé, sin saber que imagen pasa por nuestra retina.

El aburrimiento, quizá junto a la soledad, parece ser el mal de esta época. "En la posmodernidad el hombre indiferente no se aferra a nada, no tiene certezas absolutas, nada le sorprende, padece una anemia emocional y así elige finalmente, replegarse sobre sí mismo", afirma el sociólogo francés Gilles Lipovetsky desde su obra "La era del vacío". Así la contradicción en la actualidad está a la orden del día, nunca antes en la historia de la humanidad el hombre tuvo tantos estímulos y oportunidades para no aburrirse. Sin embargo, el aburrimiento es el flagelo de la época.

¿Cuáles son las causas? ¿Por qué en la era de las opciones infinitas y la hiperestimulación de los cinco sentidos tenemos una sociedad que padece como nunca antes el aburrimiento y apatía?

El hombre posmoderno e híper estimulado trata de salir de la anestesia generalizada con recursos que muchas veces lo entretienen, lo exaltan, lo sobresaltan, pero lejos están de combatir la apatía que lo abarca. Así, durante horas cliquea "me gusta" y postea en Facebook, informa histéricamente sus estados de ánimo en Twitter o bien pasa horas despotricando contra una pantalla de tevé que no lo satisface, pero está para ser mirada. La soledad es la constante en las actividades posmodernas más frecuentes en el combate contra el aburrimiento.

"El aburrimiento puede producirse, por una soledad mal administrada o mal entendida, pues la soledad no tiene por que producir aburrimiento. Al contrario, esa soledad, en vez de aburrir, puede ser un periodo de descanso, que sirva para meditar y poner las cosas en orden", explica Francisco Gras desde Dallas, Texas, creador de "Escuela para Padres", una página web especializada en educación.

Por su parte, el Lic. Emilio García Sánchez Profesor de Pensamiento Social de la Universidad CEU Cardenal Herrera en España, consideró como una de las variables del aburrimiento generalizado, un ambiente social de ocio y consumo que instruye a las nuevas generaciones en la cultura de lo lúdico, facilitándoles el acceso al gran supermercado de la diversión: televisión, consolas de videojuegos, tablets, smartphones, redes sociales, etc.

En este contexto los niños viajan hacia la adolescencia y juventud con el sobrepeso de una mochila exterior bien equipada y repleta, pero con la mochila interior estrictamente vacía. "Se ha invertido mucho en el hardware y muy poco en software, sintetizándose jóvenes expertos en nuevas tecnologías y en juegos pero inexpertos en desarrollar capacidades interiores. He aquí el joven aburrido, sin interioridad programado para vivir constantemente con un afán inmoderado de novedades que hace que su mente deambule habitualmente en la dispersión y se desquicie ante el horror a quedarse en blanco y sin nada que hacer", define el Lic. García Sánchez.

Gras advirtió la responsabilidad de la sociedad adulta sobre sus jóvenes: "Los adolescentes se aburren porque les falta motivación. Esa motivación debe llegar en primer lugar a través de sus padres. Al no tener algo que les apasione, al no apreciar el trabajo o el estudio, nace otro círculo vicioso: la indiferencia a la vida". En este marco, el aburrimiento y sus consecuencias no son inocentes, "la apatía está íntimamente relacionada con el miedo, el temor al fracaso , la ansiedad que produce el no saber que ocurrirá muchas veces lleva a la inactividad y al aburrimiento crónico".

¿Cuál es la clave para lograr la motivación y así salir del letargo físico y mental?

"Los padres ante un hijo aburrido, nunca deben sentirse cómodos, callando, disimulando, olvidando o ignorando. Tienen que tomar el riesgo de hablarles muy claro, aunque sea incómodo hacerlo. Para ello deben prepararse y aconsejarse muy bien, pues el aburrimiento puede ser el principio de un problema, mucho más grande. Siempre deberán escucharles todas las excusas, mentiras y verdades sobre su aburrimiento. No es una solución aceptable el no hablarles claramente, cayendo en un paternalismo mal entendido, al evitarles todas las contrariedades a los hijos, ignorando que lo que necesitan y esperan, es conocer la autoridad paternal", aconseja Francisco Gras.

¿Cómo salir de la indiferencia?

Tener proyectos, ideales, metas y sobre todo desalojar el narcisismo pasivo para focalizar la mirada en los hijos, la familia o los amigos. Quizá la apatía emocional que caracteriza esta época no tenga solución más simple que levantar la mirada del ombligo o de las pantallas, según sea el caso.

Por Matías Russo

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