02/02/2014
Oportunidad
¿Cuán contemplativos podemos llegar a ser (o estar) con cada una de las circunstancias que nos presenta la vida?
¿Cuándo una situación es lo suficientemente propicia o favorable como para ser considerada como una oportunidad?
La respuesta de cada uno de nosotros dará cuenta de cuán contemplativos podemos llegar a ser (o estar) con cada una de las circunstancias que nos presenta la vida.
Asombro, duda, contemplación., dirían los filósofos de aquella Grecia antigua, donde todo podía pasar. ¿Por qué creer hoy que hay menos oportunidades que ayer? ¿Por qué suponer que ya está todo dicho, escrito o descubierto?
Pensar (o sentir) que todo pasado fue mejor ya es una forma de perder la posibilidad de lo oportuno. Vivir pateando (o hipotecando) a futuro, creer que todo pasará algún día (cuando ese día puede ser hoy) es otra forma de perder la oportunidad de lo posible.
La carrera contra el tiempo, por la falta de tiempo. La ansiedad por hacer o tener, por temor a no ser. La nostalgia de lo perdido y la angustia de ya no ser; la obsesión por lo ideal o perfecto, muchas veces inaccesible, para cumplir con las imágenes y catálogos de moda parecen haber anestesiado esa condición tan esencial del hombre: el asombro, la duda, la contemplación. La oportunidad.
Más allá de los miles de miles de años, tal como lo dice nuestra historia evolutiva, estamos genéticamente dotados para cazar, pescar, recoger frutos, hacer fuego con dos piedras, descubrir la rueda, la pólvora, la electricidad, la penicilina e Internet; darnos una oportunidad.
Claro que hay días, épocas o temporadas en las que el sol, el viento o la lluvia pueden hacerlo todo más propicio. Si bien cada día puede ser una oportunidad, eso no significa que siempre sea tiempo de buena cosecha.
Cosecha quien siembra. Siembra (y cosecha) quien busca la tierra propicia para que germine su semilla; quien se dispone, además, a asombrarse ante cada brote, a dudar de los beneficios de tanto sol (o tanta lluvia), a contemplar el error, el desvío, el ajuste, la alternativa, la oportunidad.
¿Por qué siempre creer que la oportunidad está en lo fácil, lo caído del cielo, la suerte o el fortunio?
Certifica también la psicología evolutiva que más oportunidades y resultados positivos ha tenido quien insistió en buscar la forma de cazar a su presa que quien huyó o se quedó paralizado por temor. O quien murió de hambre lamentando el no haberlo logrado en el primer intento.
Aunque parezca una pérdida de tiempo, démonos la oportunidad de asombrarnos, dudar y contemplar con esta frase que oportunamente apareció entre líneas: "Perder la posibilidad de lo oportuno, es perder la oportunidad de lo posible"..
LA NACION
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