21/04/2025

Murió el papa Francisco y el mundo revisa su historia: el legado de humildad, compromiso social y diálogo que deja Jorge Mario Bergoglio

Murió el papa Francisco: el legado silencioso del sacerdote que eligió la humildad por encima del poder.

Murió el papa Francisco y con él se cierra una etapa única en la historia moderna de la Iglesia Católica. Jorge Mario Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano, dejó una huella imborrable con su estilo austero, su constante llamado al diálogo y su firme compromiso con los más vulnerables. A lo largo de su papado, evitó el boato y optó por gestos simples que transformaron el rol del Vaticano en el mundo. Hoy, su legado espiritual y político se vuelve materia de revisión global.

De Flores al Vaticano: los orígenes de un pontífice diferente

Nacido en Buenos Aires en 1936, Jorge Mario Bergoglio creció en el barrio de Flores, dentro de una familia de inmigrantes italianos. Hijo de Mario Bergoglio y Regina Sivori, estudió en la escuela pública y se graduó como técnico químico, antes de sentir el llamado al sacerdocio. A los 22 años ingresó al seminario jesuita del barrio porteño de Villa Devoto, donde inició una vida dedicada al servicio de los demás.

En 1969 fue ordenado sacerdote y comenzó a destacarse como un referente en el ámbito de la teología. Su perfil académico y pastoral lo llevó a posiciones de relevancia dentro de la orden jesuita y del clero argentino. En 1992 fue nombrado obispo titular de Auca, y en 1998 asumió como arzobispo de Buenos Aires. En 2001, Juan Pablo II lo creó cardenal, lo que consolidó su rol como primado de Argentina.

La elección que sorprendió al mundo

El 13 de marzo de 2013, durante el segundo día del cónclave, el humo blanco que salió de la chimenea de la Capilla Sixtina anunció que el mundo tenía un nuevo papa. El elegido fue Jorge Bergoglio, quien adoptó el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, símbolo de la pobreza y la paz. Así se convirtió en el primer pontífice jesuita y latinoamericano, además del primero en más de mil años en no usar un nombre papal previamente adoptado.

La elección fue sorpresiva, no sólo por su origen, sino también por su estilo. Desde su primer saludo como papa, omitió protocolos, evitó el trono dorado y se presentó como “el obispo de Roma”, dejando claro que su papado no seguiría los moldes tradicionales del Vaticano.

Francisco: La humildad como forma de poder

Durante su tiempo como cardenal en Buenos Aires, Francisco ya había dejado huella con sus elecciones de vida. Rechazó vivir en el Palacio Arzobispal y optó por un pequeño departamento junto a la Catedral Metropolitana. Usaba transporte público para moverse, renunció a escoltas ostentosas y solía confesar en persona a los fieles. Ya entonces, su estilo rompía con los símbolos de poder típicos de la jerarquía eclesiástica.

Como papa, mantuvo esa austeridad. Se negó a vivir en los apartamentos papales y eligió la Casa Santa Marta como residencia. En los viajes oficiales, evitó el uso de limusinas y prefería automóviles sencillos. “El verdadero poder es el servicio”, solía decir. Y lo demostró en cada gesto.

Su Presencia en las tragedias y la política

Uno de los momentos que marcó su compromiso social fue durante la tragedia de República Cromañón en 2004, cuando un incendio en una discoteca causó la muerte de 194 jóvenes en Buenos Aires. Bergoglio se hizo presente en los hospitales y acompañó a los familiares de las víctimas con una cercanía que contrastó con la frialdad de las autoridades políticas del momento.

Su voz también se alzó en temas de desigualdad. En 2009, como cardenal, pronunció un discurso que sigue siendo citado hasta hoy: “La pobreza extrema y las injustas estructuras económicas que dan origen a grandes desigualdades son violaciones de los derechos humanos. La deuda social es inmoral, injusta e ilegítima”. En ese entonces, criticó duramente la falta de respuestas por parte del Estado ante los sectores más postergados.

Entre tensiones políticas y llamados al diálogo

Bergoglio no fue ajeno a la política argentina. Durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, mantuvo una relación tensa, sobre todo por sus críticas a las políticas sociales y económicas. Sin embargo, jamás rompió los puentes del diálogo.

Uno de los gestos más significativos se dio tras la muerte de Néstor Kirchner en 2010. El entonces cardenal ofició una misa en su memoria en la Catedral Metropolitana y llamó a la unidad del país: “Sería una ingratitud que este pueblo no se una en oración por un hombre que cargó sobre su conciencia y su hombro la unción de un pueblo que le pidió que lo condujera”.

Un papado de apertura y reformas

Durante su pontificado, Francisco impulsó reformas dentro del Vaticano, enfrentó casos de abuso en la Iglesia y buscó dar un giro hacia una institución más abierta y cercana a la gente. Promovió la tolerancia, la ecología y el diálogo interreligioso. Dio espacio a debates hasta entonces tabú, como el rol de las mujeres en la Iglesia, la homosexualidad y la comunión para los divorciados.

También promovió una mirada inclusiva de la fe: “¿Quién soy yo para juzgar?”, respondió cuando se le preguntó sobre los católicos homosexuales. Esa frase dio la vuelta al mundo y fue interpretada como un cambio de paradigma dentro de la Iglesia.

La reacción internacional y local tras su muerte

La noticia de que murió el papa Francisco sacudió al mundo y generó un inmediato despliegue de mensajes desde los principales líderes internacionales. En Argentina, los homenajes comenzaron desde temprano. La Conferencia Episcopal convocó a una misa en la Catedral y los medios recordaron su figura con testimonios y archivos.

Desde el Vaticano, el portavoz oficial informó que el papa falleció “en paz, rodeado de sus colaboradores más cercanos”. En su último mensaje público, Francisco había pedido “no olvidar a los que sufren, no naturalizar la injusticia y no cerrar el corazón ante el dolor de los demás”.

Hasta la próxima elección del nuevo Papa, el estado del Vaticano es "Sede Vacante".

Papa Francisco: un legado que va más allá de la religión

Más allá de su rol religioso, Jorge Bergoglio fue una figura clave en la historia contemporánea por su capacidad de tender puentes. Su papado quedará como símbolo de renovación, en un mundo que enfrenta divisiones crecientes y crisis sociales globales. La elección de vivir con sencillez, de hablar con claridad y de actuar con coherencia fue su forma de mostrar que el cambio era posible desde dentro.

Su última aparición en público en el balcón de la Basílica de San Pedro.

Hoy, con su partida, el mundo se enfrenta a la dimensión de su obra: un pastor que, desde la periferia del sur global, logró marcar el rumbo espiritual de millones y desafiar al poder desde la humildad.

Así anunciaba el cardenal camarlengo, el irlandés Kevin Farrel, la muerte del Santo Padre

Redacción

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