03/04/2017
Lux Narayan: El fascinante aprendizaje de un hombre a partir de los obituarios
Investigó 2.000 descriptores. Comparó los datos de famosos y no famosos. Manifestó una gran lección de vida.
Una simple pregunta para comenzar el día, deja entrever cuales son nuestros intereses diarios. Solo nosotros sabemos cuál es la orientación de esa pregunta, y que objetivo nos planteamos a raíz de aquella interrogación; qué enfoque le propinamos y qué consecuencias aguardamos. “¿Quién murió hoy?”, se auto consulta Lux Narayan, CEO y Co-fundador de Unmetric Inc., una empresa que se centra en vislumbrar el futuro que los anunciantes pueden derivar de datos del pasado, en otras palabras, una especie de análisis de espejo retrovisor. Su esposa cree comprensiblemente que lo que se pregunta Lux es algo morboso, pero él está seguro del trascendental sentido que se halla en esa frase.
A partir de una nota en los obituarios de The New York Times, que le dedicaba la mitad de una página editorial a Joseph Keller, matemático estadounidense especializado en matemática aplicada; el CEO y co-fundador de Unmetric Inc. se mostró muy sorprendido por los sencillos planteos que Keller desarrollaba. Eran curiosidades habituales que cualquiera podría imaginarse, como “por qué las teteras gotean” o “cómo se retuercen las lombrices de tierra”. La diferencia estaba en que él las proponía en un diario sumamente renombrado y desde otra perspectiva.
Teniendo en cuenta que la primera página del diario suele ser una mala noticia, y que las marcas de las malas noticias con logros se encuentran al final del periódico, Narayan decidió adaptar las inquietudes del matemático con su empresa: “¿Y si tenemos un espejo retrovisor para obituarios del New York Times? ¿Obtendríamos el secreto de cómo conseguir un obituario destacado para disfrutarlo, incluso si uno ya no está?”.
En ese instante le surgió una idea. Se concentró de lleno sobre uno de los 2.000 obituarios no pagados por la editorial durante un período de 20 meses, entre 2015 y 2016. Y se percató de que si se elimina el principio y el fin del titular de un obituario, se puede apreciar la captura de un logro de toda la vida. “La sola observación de esto es fascinante”, destacó Lux, casi sin poder creer lo que presenciaba delante de sus ojos y, tras este descubrimiento, decidió seguir comparando los demás descriptores. Los resultados eran deslumbrantes. El 40% de los obituarios se vinculaban con logros referidos al cine, el teatro, la música, la danza y el arte. Allí se le presentó otra curiosidad: “¿por qué en tantas sociedades insistimos en que nuestros hijos estudien ingeniería, medicina, ciencias empresariales o derecho, para que logren el éxito? ¿No es fascinante las cosas que hace la gente y por lo que se las recuerda?”
Por cada una de estas controversias que se le aparecían en su mente, Narayan determinó usar todo el primer párrafo de los 2.000 obituarios, pero por separado para dos grupos de personas: los famosos y los que no lo son. En tal ocasión, dos palabras le llamaron la atención: “John” y “ayuda”. Y en ese entonces recalcó que la investigación de los descriptores fue un testimonio fascinante y calidoscopio de lo que es la vida. Pero más deslumbrante aún, el hecho de que la inmensa mayoría de los obituarios que aparecen de personas famosas y no famosas, hicieron cosas extraordinarias.
Por último, Lux se refirió a que hay que usar los talentos de cada uno para ayudar en la sociedad y reflexionó: “La más poderosa lección aquí es, que si mas personas vivieran sus vidas tratando de ser famosos en la muerte, el mundo sería un lugar mucho mejor”.
Por Matías Russo
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