12/10/2012

Lo que bebían tus abuelos (y bisabuelos)

Hay bebidas que fueron de enorme popularidad e influencia en el pasado de la Argentina, y que luego se fueron olvidando

Hay bebidas que fueron de enorme popularidad e influencia en el pasado de la Argentina, y que luego se fueron olvidando. Por suerte, algunas marcas deciden volver a apostar por ellas, un esfuerzo merecido por su historia y por su calidad. Es el caso del Guindado Porta.

Porta está cumpliendo 130 años. Y no es un dato menor. Se trata de la primera fábrica de licores del interior del país, que fue fundada originalmente en 1882, en Córdoba, por el tío de Vicente Porta, boticario en su Lombardía italiana natal. Hoy es una de las principales destilerías del país (de hecho muchas marcas de bebidas le compran a Porta el alcohol base).

Según cuentan (y resulta fácil de verificar si lo hablás con cualquier abuelo o bisabuelo), entre las décadas de 1920 y 1930, el guindado era un licor de moda en las reuniones de alto nivel social. Muchas casas lo hacían incluso casero (lo digo en primera persona: yo tenía una tía abuela mendocina que lo hacía casero, con guindas cosechadas por su provincia). Así, Porta tenía su propia receta, usando las guindas de la zona de La Cumbre y Ascochinga, en las sierras de Córdoba. Esas guindas se juntaban a mano y pasaban a un proceso de molienda, fermentación y maceración en alcohol previo a su estacionamiento en cubas de roble por un período de unos seis meses.

Pues bien: Porta tomó al toro por las astas (una manera de decir), y está reeditando aquel famoso licor como un homenaje a la 4º generación a aquel Porta italiano que fundó la empresa. Para eso, renovaron tu imagen por completo, con una botella y etiqueta muy lindas, que une la tradición con un toque bien moderno. El producto es el que se conoce, un guindado dulce, con toques de acidez propias de la fruta, rico para beber sólo en el after dinner, y que si todo sale bien, encontrará también un lugar interesante detrás de las barras porteños. Precio sugerido: $45.

Nieto, te lo decimos: es un gran regalo para tu abuelo. Abuelo, te lo afirmamos: es un gran regalo tu nieto. Una botella que atraviesa las generaciones.

Por Rodolfo Reich

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