16/12/2019
Linkedin publicó las 20 Grandes Ideas para 2020
Según Isabelle Roughol, Senior editor de LinkedIn en el Reino Unido, estas son las tendencias que definirán el próximo año.
El mundo se está acelerando. Años de disrupciones tecnológicas, políticas tumultuosas y espacios de trabajo abiertos 24 horas nos han dejado sin aliento. Pero el fin de año nos brinda la oportunidad de parar y reflexionar.
Cada diciembre, los editores del equipo de LinkedIn revisamos feeds y nos ponemos en contacto con colaboradores frecuentes para identificar las grandes ideas que definirán el año próximo. ¿Cuáles serán las conversaciones más importantes para la comunidad profesional? En 2020, hay un tema que se impondrá sobre los demás: después de una década de cambios profundos, los profesionales están evaluando y cuestionando el mundo que construimos y los valores que nos impulsan. ¿El capitalismo funciona como debería? ¿De qué manera vamos a comportarnos como administradores de nuestro planeta? ¿Por qué transformamos en héroes a los fundadores de las empresas tecnológicas? ¿Le damos una excesiva importancia al trabajo? Resulta que “existencial” es la palabra del año.
No podemos prometer que todo saldrá tal cual anticipamos a continuación, pero nos hacemos responsables de nuestros pronósticos. El año pasado obtuvimos nuestros mejores resultados hasta el momento, con un acierto del 58% de las predicciones para 2019 (George Anders brinda una mirada más detallada aquí). Por eso, humildemente, reclamamos el derecho a intentarlo de nuevo.
Incluso si nuestra lista tuviera 100 ideas, no sería del todo exhaustiva. Por ello te invitamos a que te unas a nosotros en este intrépido intento de mirar hacia el futuro. ¿Qué gran idea crees que surgirá el próximo año? Comparte tu opinión en los comentarios o publica un post, artículo o vídeo en LinkedIn con el hashtag #BigIdeas2020. Estas son nuestras 20 grandes ideas para 2020.
1. El beneficio que más van a valorar los profesionales es el tiempo.
El trabajo flexible ya no es un privilegio de unos pocos, sino una demanda generalizada. La generación Z y los millennials lideran el camino hacia la redefinición de una nueva relación con la oficina, según han venido informando Claire Cain Miller y Sanam Yar en el diario The New York Times. Los experimentos para reducir la semana laboral a cuatro días se están propagando por todo el mundo: Microsoft lo probó en Japón, y el Partido Laborista del Reino Unido incluso lo incluyó en su campaña electoral. Por su parte, las empresas del sector privado que participaron en experimentos a pequeña escala concluyeron que una menor cantidad de horas no perjudicaba los resultados, sino todo lo contrario. “La benevolencia podría ser beneficiosa para los empleadores”, asegura John Pencavel, un profesor de economía de Stanford que ha estudiado la relación entre horas de trabajo y productividad. “Una menor cantidad de horas trabajadas no comprometería los resultados y, además, disminuiría los costes laborales. No solo se beneficia el empleador, también el empleado”.
Las mayores beneficiadas de la generalización del trabajo flexible serán las madres trabajadoras, que históricamente han aceptado recortes en sueldos y rechazado ascensos por acceder al tipo de flexibilidad que pronto podría convertirse en un estándar. Entre las mujeres con estudios superiores que dejaron sus empleos, el 69% hubiera seguido trabajando si sus empresas les hubieran ofrecido opciones de trabajo más flexibles, según un estudio de Boston Consulting Group.
“La clave es que los empleadores participen en la búsqueda de formas de trabajo más eficientes”, señala Charlotte Lockhart, impulsora de la iniciativa The 4 Day Week. Su empresa, Perpetual Guardian, ya lo ha puesto en práctica: sus 240 empleados en Nueva Zelanda trabajan cuatro días a la semana. “Todos queremos sentirnos valorados en el trabajo, pero eso no debería suceder a expensas de nuestra vida personal”, opina Lockhart. “Nuestras vidas necesitan una reconstrucción y por fin estamos comenzando a reconocerlo”.
2. La guerra del streaming tendrá sus primeras bajas.
“En 2020 se gastará más dinero en ficción televisiva original que en toda la década de 1990”, apunta Scott Galloway, profesor de marketing de la New York University. “En 100 años recordaremos esta época y la manifestación artística por excelencia será la televisión”. Este año, Apple y Disney lanzaron sus servicios para competir con Netflix, Amazon y Hulu; y en 2020 se sumarán HBO Max, Peacock (de NBC) y Quibi. “Hasta ahora [Netflix] era prácticamente la única alternativa y, de repente, la oferta es abrumadora”, dice Galloway. “Las empresas más creativas y con mayores recursos del mundo forman parte de este negocio”.
“Para Apple, Amazon o Disney, los servicios de streaming son un señuelo”, explica. Generan fidelidad en los clientes y les ofrecen oportunidades de monetización a través de parques de atracciones, figuras coleccionables, iPhones o entregas de Amazon Prime. “Netflix sigue teniendo la ventaja de haber sido el pionero, pero para las compañías especializadas, como el mismo Netflix o Hulu, es decir, que carecen de líneas de negocio complementarias y deben pagarles a Apple, Amazon o Google una cuota para llegar a nuestros dispositivos, la guerra del streaming está a punto de ponerse muy fea”.
3. Comienza la cuenta atrás del cambio climático para 2030.
Desde las huelgas escolares hasta Extinction Rebellion, desde Greta Thunberg hasta el Green New Deal, la presión social exigiendo medidas para frenar la crisis climática se intensificó en 2019 de una forma que, francamente, no habíamos anticipado. Ahora comienza la cuenta atrás para 2030.
En la próxima década, 184 países deben cumplir los acuerdos de reducción de emisiones que firmaron en París hace cinco años para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2°C. Pero esos compromisos no solo no se están cumpliendo, sino que los científicos advierten de que son demasiado laxos y sería aconsejable fijarse 1,5°C como objetivo. Los activistas esperan que la edición número 26 de la Cumbre del Clima de Naciones Unidas, que se celebrará en Glasgow el próximo noviembre, ayude a corregir el rumbo.
“Glasgow será el gran punto de inflexión para aumentar las expectativas”, explica Oli Brown, científico medioambiental y miembro del think tank Chatham House. “Mantener la presión será clave”, añade su colega Laura Wellesley: “Si sigue creciendo el interés de la opinión pública por el clima y el consumo estaremos allanando el camino para la obtención de unos compromisos bastante ambiciosos”.
4. Es posible que los gobiernos tengan que abordar el reciclaje profesional como ya hicieran en el pasado con la educación primaria y secundaria.
Nos hemos pasado años calculando cuántos de nuestros empleos pasarán a manos de robots, sin embargo ha llegado la hora de pensar en cómo prosperarán las personas en esta nueva realidad y cuál es el ABC de una mano de obra que tendrá que reciclarse de forma constante. “Hay tres opciones”, enumera Jason Wingard, decano de la Escuela de Estudios Profesionales de la Universidad de Columbia: “Que los trabajadores se las arreglen por su cuenta como autónomos, que las empresas inviertan en mantener a sus empleados en sus puestos y al día… o que los gobiernos se hagan cargo de la situación”.
“Tenemos que hacernos una pregunta importante: ¿es responsabilidad nuestra asegurarnos de que la sociedad esté preparada?”, plantea Wingard. Para preparar a los trabajadores para la Era Industrial, los países desarrollaron la infraestructura de la educación primaria y secundaria. Ahora es probable que los gobiernos deban hacer algo similar con la educación adulta. Wingard está estudiando esta opción. “Necesitamos algo similar a lo que solía ser la educación terciaria, pero que prepare a las personas de forma continua”, agrega. “Si tú, como ciudadano, pagas tus impuestos y quieres desarrollarte y adquirir nuevas aptitudes, deberías tener la posibilidad de hacerlo, presumiblemente de manera gratuita, y eso debería convertirte en un activo más valioso dentro del mercado laboral”.
“Es una cuestión de soberanía y competitividad”, señala. Las personas y las empresas pueden cruzar las fronteras para encontrar candidatos u oportunidades; sin embargo, los países se quedan atrás.
5. Vamos a hablar más abiertamente sobre salud mental en trabajo.
La depresión y la ansiedad cuestan a la economía mundial 1 billón de dólares en pérdida de productividad cada año, según la Organización Mundial de la Salud. Para los empleadores, es un verdadero problema de retención de empleados, y para los trabajadores, una necesidad cada vez mayor. La conversación sobre salud mental es urgente aunque incierta, a pesar del impulso de las nuevas generaciones. “Hay un verdadero temor por parte de las grandes empresas a no estar preparadas para gestionar esa conversación de una manera que sea segura para la empresa y segura para el empleado”, subraya Aaron Harvey, fundador de Made of Millions Foundation. Harvey publicó una guía de salud mental en el lugar de trabajo tras reconocer que él mismo no había estado a la altura como empleador y lanzó la campaña #DearManager en redes sociales para alentar la conversación sobre salud mental.
Sin embargo, hablar sobre salud mental en el trabajo plantea cuestiones de privacidad, responsabilidad legal y discriminación. La psicóloga clínica Ellen Hendriksen recomienda que, por motivos legales, solo debe ser el empleado quien inicie la conversación. Y debido al estigma asociado, los empleados primero deberían tantear la cultura empresarial y decidir si compartir su experiencia podría suponer un riesgo. “Debe plantearse con la información y con un plan de adaptación razonable”, dice Hendriksen. “Es importante que el trabajador no presente sus dificultades de salud mental como un acertijo que su superior deba resolver”. Y en cuanto a los jefes, ellos pueden predicar con el ejemplo y hablar sobre sus propias dificultades. Es fundamental crear una cultura de apoyo, que se base en la confidencialidad y disponga de un plan de adaptación y de beneficios similares a los de la cobertura de salud física. “En lugar de actuar como protectores o jueces”, añade, “aconsejaría a los empleadores que se comportasen como líderes”.
6. El siglo de Asia nacerá… bajo una nube oscura.
En 2020, las economías de Asia serán más grandes que las del resto del mundo juntas por primera vez desde el siglo XIX. Asia también albergará a la mitad de la clase media del planeta. Sin duda, el centro de gravedad del mundo se está trasladando hacia el este. Pero este siglo asiático podría comenzar de manera inestable: el Fondo Monetario Internacional advirtió de que el crecimiento en Asia se desaceleraría, con una China ralentizada, tensiones entre Japón y Corea, y Hong Kong paralizado por las protestas. En el último trimestre, el crecimiento de India cayó a su ritmo más lento desde 2013.
“La desaceleración del crecimiento en Asia pondrá a prueba el sistema", advierte Esther Duflo, economista del MIT y ganadora del Premio Nobel en 2019. “China e India han sido el motor para sacar a muchas personas de la pobreza en los últimos 30 años”, explica. “En un mundo en el que las desigualdades se están disparando y los ricos son cada vez más ricos, lo único cierto era que los muy pobres también estaban saliendo de la pobreza. Si China e India desaceleran su crecimiento y dejan de ser ese motor, surgirá la gran pregunta sobre la legitimidad de la totalidad del proyecto capitalista”.
7. El significado de la carne.
Los productos alternativos a la carne están ganando adeptos entre los consumidores y enemigos en la industria. Varios estados agrícolas de Estados Unidos han aprobado leyes que restringen el uso de palabras como carne, hamburguesa o leche únicamente a productos animales. El sector ganadero ha presentado propuestas similares ante el Congreso de los Estados Unidos y la Comisión Europea. La razón no es trivial: el mercado de los productos alternativos a la carne podría valer en torno a 140.000 millones de dólares a finales de la década, según cálculos de Barclays.
Pero, ¿qué revolucionará el mercado en la próxima década? La llegada de la carne cultivada: carne, cerdo o pollo creados en laboratorios a partir de células animales y sin matanzas de por medio. Esto cambiará nuestra relación con la alimentación y la agricultura, y todos en la industria estarán atentos.
“El sector ganadero considera una amenaza mucho mayor la carne cultivada y ya se está preparando para su llegada”, declara Laura Wellesley, investigadora del centro de estudios Chatham House. “Mientras tanto”, añade, “las empresas de carne cultivada ya tratan de seducir a los consumidores de carne y están presentes en los pasillos los supermercados y en las carnicerías, y no van a querer que se pongan trabas a su acceso a esas zonas o a esos clientes”.
8. El capitalismo, en el banquillo de los acusados.
“El sistema para hacer que el capitalismo funcione para la mayoría de las personas está acabado”. No, esta cita no es de Elizabeth Warren, candidata presidencial del Partido Demócrata de Estados Unidos: procede de un artículo de LinkedIn que se hizo viral escrito por Ray Dalio, un administrador de fondos de inversión y multimillonario estadounidense. “El mundo se acerca a un gran cambio de paradigma”, advierte Dalio.
- Opción 1: El capitalismo se reforma a sí mismo, como se prometió en una declaración de agosto firmada por 181 directores ejecutivos. “Las empresas deberían satisfacer las necesidades de todas las partes, abandonar el cortoplacismo y trabajar para mejorar la sociedad, no solo para beneficiarse de ella”, escribieron los miembros de la Business Roundtable. La avaricia ya no es tan buena.
“Las empresas adoptarán esta mentalidad de ‘aumentar el tamaño del pastel en vez de dividirlo’, impulsadas por pruebas cada vez más determinantes de que una buena conducta empresarial contribuye a los resultados”, asegura Alex Edmans, profesor de finanzas en la London Business School. “La responsabilidad empresarial no es optativa”.
- Opción 2: Los votantes, y los gobiernos a los que eligen, tomarán las riendas. En 2020, ni siquiera una red social para profesionales puede evitar hablar de política. En la campaña presidencial de EEUU, la cuestión de los ricos y los pobres vuelve a ser protagonista. A Warren y a su rival Bernie Sanders no les sorprendió la declaración de la Business Roundtable y la consideraron solo retórica vacía. La Ley de Capitalismo Responsable de Warren podría obligar a las empresas a cumplir esas promesas.
“Necesitamos ver hechos concretos para contrarrestar el cinismo”, defiende Jim O’Neill, economista y exministro conservador del gobierno británico. La reforma “no tiene por qué producirse a través de los gobiernos, pero tengo la firme sospecha de que será la única vía para que suceda”, agrega. “Las empresas respetan las normas, y las normas no son lo suficientemente duras”.
9. Japón abre sus puertas.
Mientras se prepara para albergar los Juegos Olímpicos de Verano 2020, inmediatamente después de un exitoso Mundial de Rugby, Japón busca enviar un mensaje al resto del mundo: vengan y quédense un tiempo. “Es el momento de que Japón abra el país a un público más amplio, no solo a turistas sino también a trabajadores cualificados”, precisa Tak Umezawa, socio y presidente para Japón de AT Kearney. Está convencido de que, cuando miremos atrás dentro de diez años, 2020 será considerado un punto de inflexión.
“El turismo interno ha sido el sector de mayor crecimiento para la economía del país”, señala. El gobierno calcula que recibirán a 40 millones de turistas extranjeros en 2020 -la misma cifra que el Reino Unido- y 60 millones en 2030. Para revertir su reputación insular, Japón también ha revisado sus políticas de inmigración y ha acortado el camino hacia la residencia permanente a solo un año. “Japón tiene un sistema muy favorable a la inmigración de trabajadores cualificados”, dice Umezawa. “Pero el mundo aún no lo ha descubierto”. Que se sepa.
10. El reconocimiento facial será cada vez más generalizado, y más controvertido.
Últimamente la tecnología de reconocimiento facial parece estar por todas partes. Se está utilizando para determinar la intención de compra en una casa piloto en Australia, para registrar la asistencia de empleados en Indonesia e incluso para controlar la capacidad de atención de los escolares en China. Un algoritmo de reconocimiento facial se ha convertido en el juez que decide quién es el mejor candidato para un trabajo en algunas de las empresas más grandes de Estados Unidos. La tecnología está en uso en al menos 17 aeropuertos estadounidenses, mientras que el gobierno francés está preparando una aplicación para smartphones que requerirá que los ciudadanos inicien sesión con su cara para acceder a una variedad de servicios públicos. China exige un escaneo facial para abrir una línea de teléfono y Huawei comercializa con entusiasmo su tecnología de reconocimiento facial en ciudades de África.
El reconocimiento facial continuaba su expansión sin apenas debate público hasta que los manifestantes de Hong Kong pusieron el tema sobre el tapete. “Si no ponemos un límite, esta tecnología invasiva se convertirá en una parte omnipresente de nuestras vidas con efectos devastadores para la libertad humana”, denuncia Evan Greer, subdirector de Fight for the Future. Los críticos como Greer señalan cuestiones potencialmente problemáticas relacionadas con la seguridad de los datos, las libertades civiles y la privacidad. Los defensores, por su parte, subrayan ventajas como la comodidad y una mayor seguridad. En definitiva, el reconocimiento facial estará en el centro del debate público en 2020. “Estamos ante una encrucijada: las decisiones políticas que tomamos como sociedad determinarán si la tecnología se usa principalmente para liberar u oprimir”, concluye Greer.
11. La era de los emprendedores todopoderosos está llegando a su fin...
La caída de WeWork nos recordó que para tener una empresa se necesita algo más que una buena historia. Scott Galloway, profesor de marketing en la New York University, pronostica una disminución de más del 50% en el valor de los denominados unicornios en 2020 y el fin del reinado de los emprendedores carismáticos. “Las empresas de consumo que fingen ser empresas de software han cambiado las ganancias y los márgenes por la visión y el crecimiento”, dice. Galloway las ha apodado “incineradoras”: empresas que queman efectivo para comprar crecimiento sin ninguna perspectiva de alcanzar en algún momento márgenes operativos positivos. “La OPI fallida de Uber fue la primera advertencia, y la de WeWork la confirmación, de que los mercados no caerán rendidos ante los fundadores carismáticos y la narrativa inteligente con la que persuadieron a los inversores privados”, explica Galloway. El capital, predice, recuperará el poder.
12. … pero los inversores no se desenamorarán por completo de los unicornios.
“El relato del estallido de la burbuja es seductor, pero por el momento no está avalado por los datos”, argumenta Anand Sanwal, CEO de CB Insights. “Habrá un análisis más exhaustivo de la letra pequeña de las valoraciones que superen los 1.000 millones de dólares, en especial por parte de los trabajadores del sector tecnológico que cargaron con el muerto en WeWork”, explica. Pero hay demasiado capital para invertir y demasiados sectores necesitados de transformación para que el fenómeno de las empresas unicornio llegue a su fin. “El final de la mayoría de las startups es el cierre, así que evidentemente se van a financiar algunas empresas inviables. La naturaleza del juego es así”, explica. “Pero es el reducido grupo de compañías que sobreviven el que realmente transformará las cosas”. Con respecto al esperado cambio cultural, Sanwal señala el ejemplo de Travis Kalanick. El polémico fundador de Uber ha levantado 400 millones de dólares de un polémico inversor para un negocio que plantea los mismos problemas éticos y legales que Uber. “Si eres un fundador que ha generado dinero para otros inversores en el pasado, todavía vas a ser capaz de conseguir la financiación que necesitas”.
13. Surge un nuevo estilo de fundador.
Los mercados se han percatado del agotamiento generalizado con las compañías construidas sobre retóricas grandilocuentes y valuaciones fantasiosas, y eso abre la puerta a una nueva raza de equinos: las cebras. Jennifer Brandel, fundadora y directora ejecutiva de Hearken y co-autora del manifiesto de las empresas cebra, explica: “Las empresas cebra son startups volcadas en solucionar problemas del mundo real a partir de negocios sostenibles y rentables que crecen a un ritmo razonable y que se niegan a participar en las habituales rondas de financiación y el crecimiento desmedido. Estas empresas tienen valores más allá del ‘crecer rápido y vender”. Los fundadores de las empresas cebra son, por lo general, mujeres y emprendedores pertenecientes a minorías que durante años fueron excluidos del modelo de capital de riesgo y ahora simplemente dicen que no están interesados en formar parte de él. No son emprendedores en serie que buscan vender sus compañías a la primera de cambio para sacar provecho de las acciones. “Los unicornios son las mayores organizaciones sin ánimo de lucro de la historia”, dice Brandel. “Se están empezando a caer las vendas de los ojos”.
14. Tu habilidad para concentrarte será tu aptitud más importante.
Si te has encontrado alguna vez en el trabajo mirando fotos en Instagram sin pensar, sin siquiera recordar cómo llegaste allí, no estás solo. En un estudio de la plataforma de aprendizaje Udemy, dos tercios de los trabajadores admitieron mirar su teléfono durante al menos una hora durante su jornada laboral. Esto tiene un gran coste para nosotros y nuestras empresas.
“Cada vez que los empleados cogen su teléfono o sucumben ante una distracción, se apartan de su trabajo”, advierte Brian Solis, autor de Lifescale: How to Live a More Creative, Productive, and Happy Life. “Esto está teniendo un impacto increíble y poco estudiado en la productividad, la creatividad y la felicidad de los empleados”. Sorprendentemente hay escasos estudios serios sobre el tema, pero algunos trabajos calculan que el coste en la productividad asciende a cientos de miles de millones de dólares solo en los Estados Unidos.
“Aunque las distracciones no son necesariamente tu culpa, sí que son tu responsabilidad”, escribe Nir Eyal, autor de Indistractable: How to Control Your Attention and Choose Your Life. Eyal ofrece estrategias que pueden ayudarte a mantener a raya la concentración: dominar tus desencadenantes internos, planificar tu día, hacer pactos contigo mismo o con tus amigos... Ah, y a controlar el uso de la tecnología.
15. El cambio climático se convertirá en un problema económico para propietarios, inversores y aseguradoras.
“En noviembre, un cliente se echó atrás en la compra de una casa en un exclusivo vecindario de Houston”, relata Glenn Kelman, CEO de la empresa inmobiliaria Redfin. La prima del seguro contra inundaciones era demasiado elevada. Este es un ejemplo concreto de cómo el cambio climático está ya redefiniendo nuestra geografía urbana. “Se ha convertido en un problema para quienes intentan vender sus casas y, desde luego, también para quienes intentan comprarlas”, asegura Kelman. “Aunque los políticos no le hayan puesto un precio a ese riesgo, los mercados sí lo han hecho”.
“Los inversores institucionales están presionando a los gestores de activos para que le pongan un precio al riesgo de sus holdings”, explica Emilie Mazzacurati, CEO de la empresa de estudios de mercado Four Twenty Seven. ¿Está una propiedad bajo amenaza de inundación o incendio? ¿Aumentarán las primas del seguro? ¿Y qué ocurre con los impuestos locales? ¿Se perderán población y puestos de trabajo? “La exposición del sector de los seguros es un problema que todo el mundo reconoce pero, de momento, se prefiere ignorar”, agrega. En regiones en las que las aseguradoras ya no quieran arriesgarse y dejan de ofrecer cobertura, los gobiernos pueden intervenir con programas de seguros propios. “El problema, cuando haces eso, es que estás enviando la señal equivocada”, señala Mazzacurati. “Le estás pasando el riesgo al gobierno, lo que puede ser bueno para proteger a las personas, pero no es sostenible si existe el riesgo de que todas esas casas se incendien una y otra vez”. La alternativa es dejar algunas de esas zonas en manos de la naturaleza: países enteros de las islas del Pacífico se han trasladado, los estados de Nueva York y Florida están comprando casas a los propietarios en áreas proclives a inundarse y Gales está desmantelando un pueblo entero.
16. Los rumores de recesión menguarán, pero no cesarán.
Si bien la década posterior a la Gran Recesión ha sido buena para las economías desarrolladas del mundo, estadísticamente ahora deberían estar viviendo una contracción, lo que eleva la ansiedad de economistas, legisladores y líderes empresariales. El momento exacto de la próxima recesión sigue siendo incierto; en las Grandes Ideas del año pasado pronosticamos que sería a finales de 2019 o en 2020 (aún no nos hemos equivocado). Sin embargo, el presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos Jerome Powell y la ex presidenta Janet Yellen ven un crecimiento moderado pero constante en la economía más grande del mundo durante 2020. Christine Lagarde, la nueva presidenta del Banco Central Europeo, también declaró en septiembre que no anticipa una recesión mundial, aunque el crecimiento sea “mediocre” y haya una “importante amenaza” con la disputa comercial existente entre EE.UU. y China. A Simon Thorp, director de inversiones de Aperture Investors, le preocupa que las herramientas de estímulo tradicionales, como los recortes en las tasas de interés y los programas de compra de bonos, sean menos capaces de estimular la inversión cuando llegue la próxima desaceleración económica. Y para aquellos que deseen planificar su futuro, incluimos un gráfico útil de lo que podría desencadenar la próxima recesión mundial cuando, al fin, asome la cabeza.
17. Los reguladores atacarán a las Big Tech desde nuevos frentes.
“Deberíamos estar viviendo en la era de la innovación, con sectores de rápido crecimiento que atraigan a cientos de nuevas empresas. Pero no es así”, señala Scott Galloway, profesor de marketing en la Universidad de Nueva York. “Durante la Administración Carter se crearon el doble de startups de las que se están creando hoy en día”, señala. “Y el motivo es que los sectores de mayor crecimiento de nuestra economía —hardware, redes sociales, motores de búsqueda, comercio electrónico— están controlados por una o dos empresas”. “Una acción antimonopolio podría abordar esta situación”, dice Galloway. “Ese proceso comenzará en Europa. Mientras tanto, las Big Tech conservarán sus amistades en Washington D.C”, añade. Como muestra, el intento de Francia de fijar un impuesto a los ingresos de las tecnológicas, que recibió amenazas de represalias en los aranceles por parte de EE.UU.
Desde Londres, Azeem Azhar también ve venir la regulación, pero de manera desordenada: “No creo que sea coherente, sino más bien impaciente, lo cual es un buen comienzo”.
En Estados Unidos, las ciudades y los estados están liderando las acusaciones antimonopolio. En 2020, serán las pequeñas empresas las que alcen la voz. Estas organizaciones se han visto obligadas a usar Google, Amazon y Facebook para llegar a sus clientes. Los mismos gigantes tecnológicos que han sido acusados de debilitar a los competidores más vulnerables alterando los algoritmos de búsqueda y reduciendo su tráfico web. “El mero tamaño de esas empresas, junto con la dominante integración de estas plataformas… suscita preguntas que deberían preocupar a cualquiera que le interese el acceso al mercado, la privacidad, el desarrollo de las pequeñas empresas, las iniciativas empresariales y la innovación”, declaró el pasado mes de noviembre Nydia Velázquez, presidenta de la Comisión de Pequeñas Empresas en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
18. El mundo se enfrenta a una escasez global de enfermeras.
Los países de todo el mundo están luchando contra la falta de profesionales sanitarios: se calcula que el déficit ascenderá a 18 millones de trabajadores en los próximos 10 años, y la mitad de las vacantes corresponden a enfermeras y matronas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La necesidad es especialmente acuciante en los países de ingresos bajos y medios. La OMS decidió declarar 2020 como el Año de la Enfermera y la Matrona.
La OMS está trabajando en una ambiciosa campaña para fomentar la educación, la formación y el apoyo en el lugar de trabajo para las enfermeras, un esfuerzo que va más allá de llenar el vacío de una profesión fundamental. “Dado que el 70% de los trabajadores de la salud a nivel mundial son mujeres, los empleos sanitarios son empleos para mujeres”, dice el director general de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus. “En otras palabras, invertir en trabajadores de la salud genera un triple beneficio: para la salud, para el crecimiento económico y para la igualdad de género”.
19. El Brexit seguirá monopolizando las agendas británica y europea.
Pasó el 29 de marzo, pasó el 31 de octubre y el Reino Unido no abandonó la Unión Europea. La tercera fecha límite para el Brexit, el 31 de enero, también podría incumplirse, y serán clave en el desenlace las elecciones generales en Reino Unido, que se celebrarán el jueves.
Pase lo que pase, el Brexit y su infinidad de asuntos colaterales seguirán estando en primer plano en 2020 y en los años siguientes. “Negociar acuerdos comerciales, determinar nuevos principios operativos sobre comercio y migración, y establecer una nueva forma de relacionarse con la Unión Europea llevará muchos años”, asegura Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group. “Reino Unido le hizo un flaco favor a su realidad económica actual y a su trayectoria a más largo plazo”, añade Bremmer. “Y esto será así durante un largo tiempo”.
“El Brexit no es lo más importante de cara al futuro económico de Gran Bretaña”, argumenta Jim O’Neill, quien ve una mayor amenaza en el deterioro de la productividad, la escasez de personal cualificado y la desigualdad. “Pero es el asunto que más distracción está causando”, coincide. Seguramente volveremos a encontrar el Brexit en las Grandes Ideas de 2021.
20. Vamos a cuestionar el valor del trabajo.
Una idea central conecta la creciente atención al trabajo flexible, la semana de cuatro días, la salud mental en el trabajo y otras tendencias que están surgiendo del ámbito laboral: quizás el trabajo sea un fraude. Europa siempre ha tenido sus dudas, pero incluso las naciones más obsesionadas con el trabajo ahora se están cuestionando la cultura del “siempre disponibles” obsesionada con los logros. La élite de Estados Unidos ha comenzado a hacer planes para jubilarse antes, mientras que los trabajadores chinos están comenzando a rebelarse contra el modelo 9-9-6 (trabajar de 9h a 21h, seis días a la semana). “Esta generación se preocupa por lo que ofrece en el ámbito laboral y lo que ofrece en el resto de las áreas de su vida”, indica Glenn Kelman, CEO de Redfin. Los líderes deben adaptarse si esperan atraer y conservar a los mejores empleados.
Kelman tiene sentimientos encontrados con respecto a este cambio. Él procede de la cultura “del saco de dormir debajo del escritorio” de Silicon Valley. “Esta obsesión con la productividad, el crecimiento y la competitividad incitó a las nuevas generaciones a demostrar su entereza trabajando todo el tiempo”, dice. Podía ser destructiva, pero también producía resultados, tanto para las personas como para los países. Ese hambre se ha saciado. “En parte por los frutos de la riqueza, y en parte por un escepticismo de raíces cada vez más profundas hacia el capitalismo”, agrega. “Tenemos que hacer que el capitalismo funcione mejor si queremos que las personas trabajen duro”. O quizás nuestros valores están evolucionando, y está bien que así sea. “Somos menos materialistas, eso no puede tener nada de malo, ¿no?”.
Autora: Isabelle Roughol
Traducción: Virginia Collera
Con información de Scott Olster, Caroline Fairchild, Beth Kutscher y Devin Banerjee.
Redacción
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