07/01/2019
Las PYMES latinoamericanas necesitan ayuda
Generan la mitad de los puestos de trabajo y son el 90% del tejido empresarial, pero las pequeñas y medianas empresas son ignoradas por las políticas públicas de la región.
Ni Superman, ni Batichica.Son hombres y mujeres de carne y hueso que atraviesan distancias, corren riesgos, se animan a cambiar reglas de juego. Son los empresarios y empresarias PYMES de América Latina.
Son nuestros héroes y heroínas. En su ADN corre esfuerzo, riesgo y perseverancia. Generan empleo, innovación y crecimiento de la economía. Pero también pasan por muchos fracasos antes de ver el éxito. Las PYMES de América Latina y el Caribe necesitan ayuda para poder crecer.
Sus problemas son comunes a prácticamente todas las PYMES de la región. A la financiación, escasa y cara, se suman otros dos cuellos de botella: las dificultades de acceso a tecnologías de nuevo cuño y la falta de recursos humanos especializados,
Pese a aportar el 51% del empleo y el 28% del PIB, las PYMES son las grandes olvidadas del ecosistema empresarial latinoamericano.
La escasa información disponible en América Latina apunta a que solo el 45% de las pequeñas y medianas empresas logran sobrevivir más de dos años, en Europa por ejemplo, donde las compañías de tamaño reducido también tienen un peso importante sobre el universo total de empresas, casi ocho de cada diez logran superar ese horizonte temporal.
Sobrepasar los 24 meses de vida, subrayan los expertos, es vital para que estos negocios ganen músculo y fortalezcan sus opciones de supervivencia futura. Aunque las PYMES representan el 50% del PIB a nivel global, aún falta mucho para incrementar la eficacia, eficiencia y la competitividad de estas empresas.
En la práctica ,la totalidad de gobiernos en América Latina han puesto en marcha programas públicos para mejorar la capacitación de las PYMES. Sin embargo, el diseño, implementación y evaluación de los mismos arrastran todavía numerosas ineficiencias, que limitan la capacidad de la política pública para impulsar y reforzar el tejido productivo en la región.
El empeoramiento de las condiciones externas y el consecuente cambio de ciclo económico mundial abren un nuevo período, en el que la región ya no será empujada hacia el desarrollo por poderosos vientos de cola.
En consecuencia, América Latina debe mirar hacia sí misma para encontrar motores de crecimiento internos que permitan continuar con los avances económicos y sociales conquistados, o, al menos, hacer que la caída sea tan suave como sea posible.
Es el caso de muchos países y gobiernos, donde el pensamiento budista del Dalai Lama viene al caso: “Nuestro propósito principal en esta vida es ayudar a otros. Y si no puedes ayudarles, al menos no les hagas daño “.
* Con información del BID ,CEPAL y UNIDO.
Por Omar Romano
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