25/12/2017

La oportunidad de la unión

La urgencia y las corridas son la constante de las fiestas de fin de año.

Navidad y fin de año: ¿cuáles son las primeras cosas que generalmente se nos vienen a la cabeza? Cuando pensamos en las fiestas, una lista mental enumera las siguientes obligaciones: comprar, cocinar, organizar, congeniar si con los tuyos o los míos, pensar cómo lidiar con las cuestiones de último momento y como si todo esto fuera poco, soportar el cansancio acumulado para resistir todas las actividades que nos depara esta fecha.

La urgencia y las corridas son la constante de las fiestas de fin de año. No hay tiempo para detenerse a pensar, el significado de un festejo que se encuentra atravesado por la voluptuosidad permanente. Con tan sólo caminar las calles de la mayoría de las ciudades del mundo, nos topamos con publicidades, afiches, carteles y vidrieras que anuncian que comprar es el objetivo primordial las fiestas. Colores estridentes y tipografías atractivas nos dicen qué, por qué y cuándo debemos empezar a adquirir lo que ofrecen. "Hoy 25% de descuento con tarjeta de débito". "De 10 a 1 de la mañana 50% de descuento en efectivo". "Si compra dos prendas, la segunda sale gratis". Y así, podríamos enumerar infinidades de promociones que inundan las calles, y casi no permiten ni vernos entre nosotros.

Es casi, inevitable no relacionar las fiestas con los regalos, y así asistimos a la compulsión de cientos de personas que en los días previos a la celebración, quieren comprar y no morir en el intento.

Luego de la locura por conseguir todos los regalos, pasamos al resto, que no es poco. Es muy frecuente que se desaten discusiones interminables acera de donde pasamos las fiestas. ¿Los tuyos o los míos? Esta simple pregunta puede desencadenar respuestas que originan peleas en las cuáles el acuerdo parece estar lejos de llegar. Así, la mala predisposición de una u otra parte puede provocar malas caras que empañan una fecha cuyo sentido lejos está de la bronca.

Si el lugar elegido es tu hogar, también hay que organizar, evitar cruces innecesarios y cocinar largas horas. Entonces, ¿cómo disfrutar de una fecha que implica una enorme oportunidad para la unión? ¿Por qué nos empeñamos por distraernos con tareas o pensamientos que nos desbordan en lugar de pensar en lo positivo de una celebración cuyo espíritu es la solidaridad?

El significado religioso de la navidad es el alma de una celebración que hace mucho tiempo está atravesada por el consumo. Pero más allá de su origen cristiano, el 24 y 25 de diciembre es la oportunidad para la reunión y la generosidad del alma.

Si una vez al año tenemos la oportunidad de estar rodeados de cariño, con las personas que signan nuestra cotidianeidad y también con quienes no vemos frecuentemente, ocupémonos de disfrutar, compartir, conciliar y por sobre todas las cosas, darle al menos una tregua a las diferencias. La navidad es una fecha cuyo sentido es la unión, la generosidad y la solidaridad. Puede ser tu posibilidad de empezar de nuevo.

No hay una inutilidad más absurda, que desaprovechar las excelentes oportunidades que nos la vida. Tomemos el sentido de la navidad y apliquémoslo. No nos cuesta nada, ser mejores, y los beneficios son inconmensurables.

Redacción

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