24/02/2014

La historia de Maggy, el testimonio real sobre como la unión de recursos y capacidades pueden salvar vidas

Veinte mil personas de escasos recursos recibieron tratamiento médico. Se realizaron más de 1.700 operaciones e invirtieron 9 millones de dólares en equipos médicos, insumos y medicamentos a diferentes clínicas y hospitales de Bolivia.

Estos son los resultados concretos de la fundación Puente de Solidaridad, una organización que basa su éxito e impacto en la optimización de la calidad de vida en las comunidades con menores recursos en Bolivia a partir de la unión de sueños, ideales y objetivos comunes con la Arquidiócesis de Chicago (Estados Unidos), la Pastoral Social Arquidiocesana, el Hospital de Clínicas y Médicos Sin Fronteras. Pero, la mejor forma de conocer el alcance y el sentido de la acción de Puente de Solidaridad es a través de las personas a quienes les han cambiado la vida. La historia de Magdalena Silvestre Mamani es un testimonio que conmueve y estremece.

Maggy nació en el año 1993 con una patología congénita que afectó de manera visible y notable la conformación de su rostro y por ello, incidió en su posibilidad de respirar, hablar y ver. Su madre, recuerda que pasó las noches en vela cuidando y en alerta a su respiración y fueron muchas las ocasiones en las cuáles la niña despertaba semi afixiada. Los médicos fueron contundentes en su respuesta para optimizar la vida de Maggy: era necesario realizar un trasplante de cara.

La operación no se realizaba en Bolivia, pero lejos de bajar los brazos la familia de Maggy encontró el motor para concretar la cirugía que cambiaría para siempre la vida de su hija. Puente de Solidaridad, en su enlace y alianza con las mejores clínicas de los Estados Unidos, materializó una operación que hasta entonces era un imposible.

El creador de la fundación Juan Lorenzo Hinojosa recibió a la familia en el Hospital de Niños de Los Ángeles, el más moderno de su tipo en el mundo, y Maggy fue operada bajo la dirección del doctor de origen asiático Mark Urata, especialista en cirugías craneofaciales.

La intervención quirúrgica contó con los principales profesionales estadounidenses en neurología, otorrinolaringología y visión. La operación fue un éxito y es el testimonio real sobre como a partir de la fusión de esfuerzos y recursos no existen limitaciones de ningún tipo para mejorar la vida de las personas.

Para concretar el trasplante de Maggy, el Fondo Internacional Craneofacial del Hospital de Niños de Los Ángeles aceptó financiar las operaciones, que en total cuestan 200.000 dólares.

Por su parte, Puente de Solidaridad afrontó los costos de estadía en Estados Unidos de Maggy y su madre Hilda y American Airlines donó los pasajes a la ciudad de Los Ángeles. Esta es una prueba real y legítima sobre cómo la unión a favor del prójimo es posible cuando se suman las voluntades y los esfuerzos.

Por Eugenia Plano

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