26/11/2015

La delgadez constitucional NO es anorexia nerviosa

La Dra. Rosa F. Wainstein de Cassin, destacada especialista y gentil colaboradora de nuestro sitio, nos ilustra sobre una error muy común acerca de las personas delgadas por constitución física. La autora de "Soy tu tiroides", nuevamente nos privilegia con sus aportes médicos y científicos.

No es una consulta frecuente, pero la delgadez constitucional, no la buscada, es una verdadera preocupación para quien la padece. Se dice “cuesta tanto engordar a un delgado como adelgazar a un obeso” y es cierto. En estos últimos tiempos, de búsqueda de la máxima delgadez aún a costa de la propia vida, los pacientes, además, sienten hasta una cierta culpa por pesar poco y tratan de diferenciarse de quienes sufren de anorexia nerviosa.

Desde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, las madres trataron de que a sus hijos no les falte comida, como una respuesta lógica a las duras épocas pasadas. Tener unos kilos demás, siempre fue sinónimo de buena salud y de prosperidad (?) y la delgadez se asociaba a una vida disipada, noctámbula, con excesos de todo tipo...que hoy serían sólo cosas de niños. Pero así era la cuestión...Aún recuerdo a mis tías regocijarse con un pellizco en Dios sabe qué partes de mi pequeña personita...

Desvalorizada, entonces, la delgadez. Para quienes no padecen alteraciones de la conducta alimentaria, aumentar unos kilos es una cuestión fundamental.

Se habla de delgadez constitucional cuando el bajo peso, que luego se cuantificará, no es producto de una adelgazamineto producido por una disminución de la alimentación debida a distintas causas, tales como enfermedades psíquicas (depresión, por ejemplo) o físicas (tumores, tuberculosis, etc.), sino que “desde siempre” el peso fue bajo en relación a la talla. Para cuantificar esta condición se considera el llamado Indice de Masa Corporal (Body Mass Index o BMI para los íntimos). Se obtiene dividiendo el peso corporal por el cuadrado de la talla, parece difícil pero no lo es:

peso
----------------------------------------- = < 18.5
talla x talla

Un ejemplo práctico: una persona que mide 1.60 y pesa 45 kilos, debe dividir 45 por el resultado de multiplicar 1.60 x 1.60 (2,56): 45/2.56 = 17.5 , es decir el BMI se halla por debajo del valor de 18.5 que hace el diagnóstico de delgadez.

Descartadas las enfermedades que pueden producirla y también el exceso de actividad física en relación a lo que se come, o, inclusive, errores en la alimentación, queda delimitado el grupo de pacientes preeocupados por su bajo peso. Para ayudar a resolver esta situación habrá que recurrir a una dieta muy elaborada, muy bien pensada, teniendo en cuenta que se trata de un paciente inapetente, acostumbrado a una alimentación escasa y, por lo general, con algunas restricciones: son personas a las que “extrañamente” no les gustan los postres o las pastas o las salsas o el chocolate y que por ello dificultan su tratamiento. Las preparaciones no deberán ser muy diferentes a las que suelen consumir, sólo que se aumentará el “cociente gramo-caloría” , es decir que a igual volumen la densidad calórica será mucho mayor (comer más calorías en menos volumen de comida). Toda prescripción tendrá un valor calórico que será progresivamente mayor, a medida que sea bien aceptado,, por lo que:

  1. se evitará comer entre horas (tratando de llegar con hambre a las cuatro comidas principales),
  2. se evitará la sopa, ya que suele producir saciedad rápidamente por los 200 cc de agua que lleva cada porción aunque sea “espesa”.
  3. se tratará de no beber durante la comida, por la misma razón.
  4. las papas, las pastas, el arroz, tendrán que formar parte de las preparaciones, sin descuidar por ello la necesidad de frutas y verduras frescas, las carnes blancas y rojas, las fibras, las vitaminas, los oligoelementos, el ingreso de hierro y calcio, agua y todo lo que se sabe sobre una correcta alimentación.
  5. los desayunos y meriendas se conformarán con leche chocolatada, si está permitida o con infusiones con leche, un sandwich de queso y dulce o de jamón y queso, etc,
  6. siempre deberán respetarse los gustos individuales, por lo que, en última instancia, se confeccionará la mejor dieta posible que pueda ser respetada por este paciente.

Pese a que se busca un balance calórico positivo, no se dejará de lado un saludable plan de actividad física, al que también se adaptarán las indicaciones en la alimentación para que ayuden a la finalidad buscada. Y aquí un tema importante en la consulta por este problema: las chicas quieren tener senos más grandes y los muchachos más músculos. Cada uno de esos pedidos lleva implícito un riesgo. Para ellas: no deben usar cremas preparadas con estrógenos (hormonas femeninas) para masajear las mamas, así como tampococ tomar esos medicamentos sin una correcta evaluación previa por parte de su ginecólogo. Tener cuidado con las cirugías, elegir el professional, el momento, el lugar. En ellos (y a veces le ocurre también a las chicas), se tendrá mucho cuidado con los “consejos” que se pueden escuchar en los gimnasios, donde se suele recomendar la toma de “vitaminas” que a veces (muchas veces) esconden drogas anabólicas. Los riesgos superan de lejos a las supuestas ventajas.

Queda el campo de la medicación, en el que nunca mejor aplicada la expresión “pan para hoy hambre para mañana”, ya que actúa sólo mientras se la recibe, Y aquí debe decirse qué es lícito recetar y qué no.

En última instancia, el aumento de peso, fin buscado, sólo debe conseguirse por aumento de la ingesta de alimentos y porque ellos tengan mayor valor calorico. Algunos pacientes requieren algún digestivo y otros, muy pocos, ayuda psicoterápica o sólo la colaboración de un buen entorno familiar, en cuanto a que el momento de la comida sea un tiempo de armonía, sin la presencia turbadora del televisor o la pelea entre padres o hermanos, así como tampoco el momento en que las quejas diarias aportadas por la vida en estos tiempos, impidan aceptar la comida a la persona de poco peso.

Expresiones como "se me cerró el estómago", "la comida no me pasa", suelen graficar esas dificultades, pero deberá insistirse con la paz en el momento de las comidas y con una presentación atractiva de los platos.

Algunos medicamentos o ciertas cirugías o casi cirugías que están de moda, tienen una frase que les viene bien: "lo que hace bien al espinazo hace mal al bazo..." asociado a tantos pseudoprogresos terapéuticos para distintas enfermedades o trastornos, que pueden terminar hasta con la vida del enfermo… sobre todo de muy lindas chicas que se someten a tratamientos inadecuados para ser más lindas…

Dra. Rosa F. Wainstein de Cassin | Médica. MN 30102

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