25/10/2015

¿Estoy perdiendo la cabeza?

Si experimentás alguno de los siguientes síntomas no necesariamente se trate de algo grave. Puede deberse a una de estas ocho enfermedades para las que existe tratamiento. ¡Enterate antes de preocuparte!

Ante las noticias que proclaman el aumento del Alzheimer, es fácil tener esa angustiosa sensación de que una taza fuera de su sitio o alguna prenda olvidada en la tintorería pueda significar que uno, o un ser querido, está perdiendo la agudeza mental o, peor aún, cayendo en la demencia.

Sin embargo, hay más de 100 trastornos, desde los efectos secundarios de una medicación a una infección del tracto urinario, que pueden desencadenar síntomas similares a los de la demencia. “Algunas de estas enfermedades no se diagnostican correctamente en el caso de los mayores”, explica P. Murali Doraiswamy, director del programa de trastornos neurocognitivos de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos. “Si se detectan a tiempo, pueden ser reversibles”. A continuación, ocho trastornos que pueden parecer demencia y cómo actuar en caso de que aparezcan.

1. ¿Hidrocefalia de presión normal?

Milton Newman sabía que algo estaba mal. Durante más de 33 años había dirigido una próspera clínica dental en Nueva York. Sin embargo, en los últimos 15 años, su memoria se volvió difusa y su capacidad para hacer cosas en casa se deterioró hasta el punto de que su mujer, Phyllis, no se atrevía a dejarlo solo. “Fue una época horrible”, explica Milton. “Era como un vegetal”.

Acudió a especialistas y se sometió a pruebas. “Todos decían que era principio de Alzheimer”, explica Phyllis. Sin embargo, en Arizona, un nuevo médico descubrió lo que estaba pasando realmente. Su problema era hidrocefalia de presión normal (HPN), una acumulación gradual de líquido cefalorraquídeo en el cerebro que ejerce presión y puede dañar el tejido cerebral. Esta enfermedad es reversible en gran medida.

Tras someterse a una operación en la que le introdujeron un pequeño tubo en el cerebro para drenar el líquido sobrante, Milton comenzó a sentirse como antes.

“Fue realmente un milagro —afirmó Phyllis—, estaba otra vez entre nosotros tal como era”. El matrimonio festejó su 62º aniversario en diciembre pasado.

El primer síntoma derivado de la HPN que suele diagnosticarse es cierto andar característico. “La gente arrastra los pies despacio, con las piernas separadas para mantener el equilibrio”, explica Richard B. Lipton, vicedecano de neurología en la facultad de medicina Albert Einstein, de la Universidad de Yeshiva en Nueva York. Cierta incontinencia urinaria o una constante necesidad de orinar también son señales que delatan la presencia de esta enfermedad.

Qué hacer: consultar al neurólogo. Un TAC, una resonancia magnética o una punción lumbar pueden verificar el diagnóstico.

2. ¿Podría ser la medicación?

Durante dos lustros, Sidney Watson, de 73 años, tomó una larga lista de medicamentos: para la tensión, el asma, la osteoporosis, la depresión. Su médico de toda la vida se los prescribió y como ella era buena paciente, siguió las indicaciones al pie de la letra.

“Pero me sentía peor”, recuerda Sidney. “Tenía fuertes mareos, perdía el equilibrio y una vez no fui capaz de encontrar la oficina de correos”. Cada vez que iba al médico, éste le decía: “Vamos a probar esto” y le daba otra receta. Cuando fue remitida a Armon B. Neel Jr., un farmacéutico geriátrico especialista en medicación, estaba tomando 22 medicamentos diferentes.

“No me sorprendió que estuviese tan enferma”, explica Neel. “Nadie se molestó en revisar qué estaba tomando, dejaron que cada medicamento interactuase con los demás”. Dado que el hígado metaboliza y elimina la medicación de forma menos eficiente a medida que envejecemos, los medicamentos pueden acumularse y provocar efectos secundarios muy similares a los de la demencia. Hoy, Sidney toma cinco pastillas al día (dos de las cuales son vitaminas) y se siente mucho mejor. “Nunca volveré a tomar un medicamento sin preguntar primero”, afirma.

Qué hacer: preguntar al médico sobre cada medicamento que estés tomando, incluyendo los suplementos y la medicación sin receta. Si se desarrollan síntomas molestos justo después de empezar con un medicamento, puede que hayas tenido una mala reacción al mismo. Preguntale al médico sobre las posibles opciones.

3. ¿Depresión u otro problema mental?

Cuando alguien tiene depresión, las zonas del cerebro determinantes para la memoria, el pensamiento, el humor, el sueño y el apetito se ven afectadas, explica Majid Fotuhi, director del Instituto de Neurología Memosyn, en Maryland, Estados Unidos. Esto ocurre “especialmente entre personas ancianas”, añade Richard Lipton, de Montefiore.

¿Cómo diferenciar la depresión de la demencia? Una persona con depresión expresa su tristeza y dice: “No sé qué me pasa” o “No puedo concentrarme”, mientras que una persona con una depresión derivada del Alzheimer puede que no se dé cuenta de que tiene problemas de memoria y no se sentirá necesariamente triste.

Qué hacer: dejá que un psiquiatra, un neurólogo o un geriatra especializado en trastornos de la memoria evalúe en busca de síntomas de depresión. Esta enfermedad puede tratarse con medicación, ejercicio, terapia cognitiva y técnicas antiestrés.

4. ¿Podría ser una infección urinaria?

El marido de Dorothy McGlinn, de 88 años, se percató de que su mujer hablaba de forma extraña. A lo largo de la semana, su discurso comenzó a no tener ningún sentido. Dorothy sentía mucho dolor, por lo que su marido la llevó al hospital.

“Cuando llegué, ni siquiera me reconoció”, explica su hija, Mary Meyer. Tuvieron suerte. Los médicos se dieron cuenta de que Dorothy tenía una infección urinaria (ITU). Le dieron antibióticos y mejoró de forma espectacular en 24 horas.

Las infecciones del tracto urinario no se detectan normalmente en personas mayores, ya que no suelen desarrollar fiebre alta ni el fuerte dolor que caracterizan a esta enfermedad. En su lugar presentan problemas de memoria, confusión, delirios, mareos, agitación e incluso alucinaciones.

¿Por qué ocurre esto? Como consecuencia de un sistema inmunitario y los músculos de la vejiga debilitados, las personas ancianas no vacían sus vejigas por completo. A medida que se retiene orina, las bacterias pueden proliferar en la vejiga, provocando infecciones que interfieren en la capacidad cerebral para enviar y recibir señales. La confusión puede ser la única señal de esta infección. Mientras que la demencia suele ser un cambio lento y progresivo, los cambios mentales por una ITU se desarrollarán rápidamente.

Qué hacer: la mayoría de las infecciones del tracto urinario se trata fácilmente con antibióticos, mucho líquido, una dieta saludable y reposo.

5. ¿Podría ser la tiroides?

Millones de personas (la mayoría por encima de los 50 años) tienen problemas de tiroides, pero la mitad no lo sabe. Se sienten cansadas, depresivas, olvidadizas o ansiosas.

La tiroides, una pequeña glándula con forma de mariposa situada en la base del cuello, segrega hormonas que hacen que los distintos sistemas del organismo funcionen sin problemas. “Los trastornos de la tiroides se desarrollan lentamente, motivo por el que sus síntomas se confunden con el envejecimiento normal”, explica Borna Bonakdarpour, profesora de neurología de la Escuela de Medicina Feinberg, en la Universidad de Northwertern, Chicago, Estados Unidos. Sin embargo, tanto la falta como el exceso de hormonas tiroideas puede provocar síntomas similares a los de la demencia.

Qué hacer: andá al médico o a un endocrinólogo para que te realice un análisis de sangre. Los problemas de tiroides pueden tratarse satisfactoriamente con medicación, aunque en ocasiones requieren cirugía.

6. ¿Deficiencia de vitamina B-12?

Esta vitamina esencial, necesaria para el desarrollo de los glóbulos rojos y blancos, se encuentra en productos animales como la carne, los huevos y la leche. A menos que seas vegetariano, probablemente obtengas suficiente cantidad de esta vitamina con la dieta. Sin embargo, algunas personas, al envejecer no absorben la vitamina B-12 (anemia perniciosa). El resultado: deterioro del sistema nervioso (hormigueo en manos y pies), confusión, cambios de personalidad, irritabilidad, depresión y falta de memoria.

Qué hacer: consultá al médico para una revisión y un análisis de sangre. La anemia perniciosa no responde al hierro. Sin embargo, los suplementos de B-12, ingeridos o inyectados una vez al mes, suelen corregir el problema.

7. ¿Podría ser diabetes?

Tu cuerpo necesita una cantidad de glucosa para mantener los vasos sanguíneos en correcto funcionamiento. La falta o el exceso daña los vasos sanguíneos del cerebro, privándolo de la energía necesaria para crear nuevas neuronas. El resultado: problemas de memoria, confusión, irritabilidad, falta de atención.

Qué hacer: la reversión de los síntomas cognitivos relacionados con la diabetes depende de la gravedad con que la enfermedad haya afectado al cerebro. “Es importante tratarla a tiempo o impedir que se desarrolle”, afirma Doraiswamy, de la Universidad de Duke. Es crucial controlar los niveles de azúcar e insulina en sangre si tenés diabetes, como también perder peso, hacer ejercicio y llevar una dieta saludable.

8. ¿Podría deberse al alcohol?

“El consumo excesivo de alcohol destruye las células cerebrales de aquellas zonas cruciales para la memoria, el pensamiento, la toma de decisiones y el equilibrio”, explica Majid Fotuhi.

Además, puede provocar la adopción de una dieta dañina que prive al cerebro de nutrientes esenciales, como la tiamina, lo que puede provocar el Síndrome de Wernicke-Korsakoff, un trastorno crónico que se caracteriza por la confusión, la pérdida de memoria, agitación y deterioro del sistema nervioso.

Qué hacer: los efectos del consumo excesivo de alcohol a largo plazo se pueden revertir en algunas ocasiones. El Síndrome de Wernicke-Korsakoff se puede tratar con una terapia de reemplazo de tiamina. Si sospechás que puedas tener problemas de memoria derivados del consumo de alcohol, buscá ayuda para dejarlo.

Vía: Selecciones

Por Margery D. Rosen / ar.selecciones.com

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