28/10/2016
Enoturismo: aromas, sabores y texturas de norte a sur
Mendoza es el escenario del Malbec por excelencia. Su prestigio a nivel internacional es tal, que la provincia se encuentra en el ranking de las mejores capitales del vino del mundo.
La identidad de un país se devela en su cultura, historia, paisajes y también en su producción. En la Argentina, existe un circuito turístico que fusiona la naturaleza con uno de los emprendimientos comerciales más rentables del país.
La ruta del vino concentra más de 200 mil hectáreas y 26 mil viñedos extendidos en todo el país, y se destaca fundamentalmente por sus impactantes paisajes, exquisitas degustaciones y distinguidos hoteles que encuentran como principal escenario los centros de producción vitivinícolas.En la actualidad, la Argentina se ha convertido en un mercado clave del sector con un total de 1300 bodegas que producen distintos estilos y tipos de vinos y se han convertido en compañías exportadoras de primer nivel.
Su comercialización internacional crece de manera exponencial año a año. Un dato que refleja su éxito y aceptación global, es que los vinos nacionales se han convertido en la segunda exportación de la Argentina hacia Canadá, generando un ingreso de divisas de 90 millones de dólares anuales.
El sabor del vino argentino conquistó los paladares del mundo y conocer dónde se producen y elaboran no sólo es una satisfacción para los sentidos sino también es una gran oportunidad para disfrutar de los paisajes más bellos de la Argentina.
La ruta del vino
Cada zona en la cual se producen los vinos nacionales se distingue por sus variedades y cosechas que dependen de los suelos y condiciones climáticas.
Las primeras producciones vitivinícolas en el país encuentran su origen en Santiago de Estero en plena colonización, hace 500 años atrás. Por ese entonces, comenzaron a realizarse las primeras cosechas de manera artesanal hasta alcanzar el nivel e industrialización actual y notables cepas, que lograron reconocimiento internacional, como es el caso del Malbec realizado en la Argentina.
Aunque Santiago de Estero marcó el inicio de la producción vitivinícola nacional, luego Mendoza fue el escenario por excelencia. Una suma de factores climáticos y propiedades y altura de los suelos, convirtieron a la provincia en el sitio ideal para lograr cultivos óptimos para la producción.
Si bien, las bodegas con mayor desarrollo, crecimiento y nivel de rentabilidad se encuentran en la región de Cuyo, el Norte y la Patagonia también son escenarios claves para la producción nacional. Además, todas estas zonas cuentan con tours y servicios especialmente diseñados para el turismo vitivinícola. Inclusive, las fincas rurales cuentan con hoteles, cabañas y restaurantes en su interior.
Por ejemplo, en la Patagonia, en la zona de Alto Valle de Río Negro, sitio en donde se produce la mayor cantidad de frutas de todo país, se pueden visitar los viñedos que dan origen a los mejores vinos desarrollados en base a Pinot Noir, Semillón y Merlot.
Mendoza es el escenario del Malbec por excelencia. Su prestigio a nivel internacional es tal, que la provincia se encuentra en el ranking de las mejores capitales del vino del mundo. Mendoza además concentra la mayor cantidad de bodegas de todo el país y su impactante paisaje invita los turistas a visitar las fincas que se encuentran emplazadas entre ríos y montañas. En el marco de las actividades programadas para los visitantes se pueden realizar visitas guiadas a las bodegas, degustaciones, charlas informativas sobre los programas de cosecha, almuerzos al aire libre, cabalgatas o cenas en el interior de las cavas.
Vinos con altura
Otro destino de suma importancia en la producción nacional se erige en el norte del país. En la ciudad de Cafayate, se elabora el vino Torrontés, procedente de una de las cepas blancas más reconocidas en el mercado internacional.
Además, la provincia de Salta posee una legendaria trayectoria en la producción vitivinícola nacional. Allí, las primeras viñas fueron traídas por los Jesuitas desde Perú en el siglo XVIII, al pueblo de Molinos donde se emplazaron 200 hectáreas de viñedos.
La ruta del vino en Salta recorre unos 200 km a través de los cuales existe la opción de degustar las cualidades de los “vinos de altura”, producidos en viñedos situados, a más de 2400 metros de altura en las cercanías de Molinos. Quienes visiten estas bodegas podrán disfrutar de un vino de alta calidad con fragancias, colores, texturas y sabores únicos.
Hoy en el norte del país además del Torrontés, la industria se ha desarrollado y expandido añadiendo otras cepas como Cabernet Sauvignon, Malbec, Tanat, Bonarda, Sirah, Barbera y Tempranillo.
La Argentina ofrece una multiplicidad de escenarios impactantes pero, la ruta del vino es la oportunidad para disfrutar de la naturaleza, conocer el país de norte a sur y despertar los 5 sentidos.
Redacción
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