21/04/2018

Empresas B, el modelo que se viene

En la Argentina, más de 60 firmas ya son clasificadas según esta nueva categoría empresarial. De qué se trata y qué tipo de cambios promueven.

Dicen que las crisis son oportunidades de cambio. Si tomamos esta afirmación como cierta, el actual panorama mundial nos indica que debemos replantearnos qué tipo de relación queremos tener con el mercado, hacia dónde queremos apuntar con la economía y qué tipos de negocios deseamos desarrollar. Quizá es el momento de apuntar, definitivamente, a hacer crecer los eco-negocios, aquellos emprendimientos y compañías que contienen a la sustentabilidad dentro de su actividad, son las Empresas B.

Se trata de empresas de impacto social y ambiental. Se piensan desde la lógica del triple bottom line (social, ambiental y económico) y, una vez que consiguen la certificación que atestigua su accionar responsable en toda la línea del negocio, incrementan sus ganancias gracias al compromiso que sus clientes asumen al apoyarlas. Actualmente, en el país hay más de 50 firmas que han logrado esta calificación.

El Sistema B nace para impulsar un nuevo sector en la economía que redefina el sentido del éxito. La institución promueve una mirada sistémica y una organización flexible y colaborativa donde el éxito se mida por el bienestar de las personas y el cuidado del hábitat en el ámbito en el que se desarrolla, promoviendo una nueva forma de empresa, las Empresas B. Estas organizaciones no están determinadas por su rubro, tamaño o facturación sino por el compromiso a generar un cambio considerando en sus decisiones a los consumidores, los trabajadores, la comunidad, los inversores y el medioambiente.

“Para entender bien hay que marcar la diferencia entre sustentable y ecológico. En algún punto, la ecología es uno de los componentes de la sustentabilidad. Los otros componentes tienen que ver con lo social, lo político y lo económico. La clave es el abordaje integral. No sería muy buena una empresa que cuida el medio ambiente pero maltrata al personal. Tampoco una empresa que incluye a sectores vulnerables pero contamina los ríos. Siempre hay que mirar los cuatro factores”, señala Rodrigo Dos Santos, socio fundador de Infopan, empresa que acaba de obtener la certificación.

La sustentabilidad debe pensarse desde el proceso de producción y no sólo desde el producto final. Es un enfoque integral. Las empresas que se piensan de cero con lógica sustentable tienen una ventaja respecto de las de industrias tradicionales que tienen que adaptarse, aunque los expertos advierten que todos pueden recorrer el camino.

Paso a paso

Para lograr certificar como empresa B lo primero que hay que hacer es responder un cuestionario de 100 preguntas, y según lo expresado se obtiene un puntaje (si se superan los 80 se sigue en carrera). Para los especialistas de Sistema B, esto es una buena manera de acercarse y empezar a preguntarse en qué situación está nuestra firma, pues algunos lo hacen para certificar, pero muchos también para testear en qué escalón de la sustentabilidad están.

“Estamos convencidos de que esta es una gran oportunidad de crecimiento para nosotros ya que, como parte del proceso, hemos identificado áreas en las que aún podemos seguir mejorando. Además, creemos que podemos convertirnos en un factor de influencia para las empresas y organizaciones con las que nos vinculamos para la construcción conjunta de nuevas soluciones de negocios sustentables”, finalizó Nicolás Grichener, director fundador de Infopan.

Tanto para los empresarios que ya eligieron este camino de gestión como para quienes llevan adelante el Sistema B, lo importante es poder comunicar esta opción para que otros se interesen y puedan ir incorporando el cambio que el mercado está demandando.

Si la intención es certificarse luego del cuestionario y de verificar el puntaje, es necesario presentar la documentación así como también una exhaustiva auditoría.

"Hoy trabajamos en tres focos: con la empresa B, compartir la idea, difundirla para que muchos puedan transitar ese camino; luego, desarrollar el ecosistema B con el sector académico, el público, el de la inversión de impacto (industria de inversores) y líderes en general, y el tercero, en el desarrollo institucional", dijo Pittaro.

Por Marysol Antón

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