19/10/2020
El Capitalismo sin capital en la economía intangible
Los activos intangibles se comportan de manera distinta a los tangibles porque en si mismos son distintos: los intangibles son más escalables, sus costes son más propensos a estar hundidos, están más inclinados a crear derrames y son más propensos a producir sinergias.
Las economías del mundo están experimentando una fuerte transformación. De las industrias tangibles del pasado avanzamos hacia economías impulsadas por activos que no podemos ver, tocar o sentir. Los activos intangibles, como el software, las nuevas ideas tecnológicas, el diseño, los procesos de negocio o la marca, a diferencia de los activos tangibles, no tienen substancia material. Los activos intangibles se comportan de forma distinta a los tangibles porque en sí mismos son distintos. En Capitalism without Capital, Haskel y Westlake identifican cuatro características principales que hacen que los activos intangibles sean distintos de los activos tangibles. Los activos intangibles son más escalables, sus costes son más propensos a estar hundidos, están más inclinados a crear derrames y son más propensos a producir sinergias.
Los activos intangibles son, en su mayoría, bienes no rivales. Un bocadillo es un bien rival porque cuando me lo he comido se esfuma para siempre y nadie más lo puede devorar. Los activos intangibles, en cambio, son bienes no rivales, se pueden utilizar una y otra vez por un número ilimitado de personas. Una app es un activo intangible: se puede descargar en un número infinito de móviles. En cambio, como señala Bill Gates en su reseña del libro, imaginaos que Ford lanza un nuevo modelo de coche. El primer coche cuesta un poco más de crear porque la compañía debe invertir dinero en diseño y pruebas. A partir de este primer vehículo, cada siguiente coche requiere cierta cantidad de materiales y mano de obra. Por eso, el décimo coche costará lo mismo que el coche número 1.000. Lo mismo sucede con muchos de los productos que han dominado la economía mundial durante la mayor parte del siglo pasado. El software, en cambio, funciona distinto. Microsoft puede gastarse mucho dinero para desarrollar la primera unidad de un nuevo programa, pero después la producción de cada nueva unidad sale prácticamente gratis. A diferencia de los bienes que han impulsado la economía en el pasado, el software es un activo intangible. Y existen muchos más, de intangibles. Pensemos en datos, seguros, libros electrónicos o, incluso, películas.
Esta capacidad de utilizarse repetidamente a gran escala y con unos costes muy bajos es la escalabilidad a la que se refieren los dos autores de Capitalism without Capital. Dicha escalabilidad se manifiesta de tres formas únicas en la economía. En primer lugar, el carácter escalable permite que algunas empresas crezcan hasta dimensiones enormes. Microsoft, Google o Facebook tienen medidas astronómicas en términos de ingresos y poder de mercado. En segundo lugar, en los mercados donde las intervenciones escalables son habituales, se producen altos niveles de concentración industrial. En efecto, a causa de la escalabilidad, si una empresa triunfa, las perspectivas de rentabilidad son muy altas. Esto incrementa la competencia y, eventualmente, se crea un sector en el que solo pueden competir unas pocas empresas dominantes. En tercer lugar, la escalabilidad promueve el paradigma del "ganador se lo lleva todo". Como las empresas pueden escalar de forma fácil y rápida, el espacio para un segundo competidor prácticamente desaparece.
El segundo aspecto único de los activos intangibles es el coste hundido asociado a desarrollar, implantar y crear un activo intangible. Para prácticamente todos los activos tangibles hay un mercado secundario donde se pueden vender los activos en caso de que el proyecto no tenga éxito. Eso minimiza el riesgo asociado a un proyecto, lo cual hace que sea más probable invertir en dicho proyecto. Pero, ¿qué pasa con los activos intangibles como la marca, los procedimientos operativos o la propiedad intelectual? Probablemente tengan algún valor muy incierto cuando la empresa los haya de liquidar. Por tanto, como existe una baja probabilidad de que se recupere cualquier valor en el caso de que el proyecto no tenga éxito, el desarrollo de activos intangibles se considera como un coste hundido. Este hundimiento impacta en el mercado global de diversas formas y muchas de ellas son negativas. Por ejemplo, se hace difícil financiar inversiones inmateriales, especialmente con deudas. Debido a que hay pocas oportunidades para que se dé un mercado secundario de activos intangibles, las empresas que buscan financiación tienen muy poco que ofrecer como garantía. Este aumento del riesgo provoca que los prestadores eleven el coste de la deuda o, simplemente, opten por no invertir. La falta de un mercado secundario contribuye también a elevar el nivel de incerteza del valor de los activos intangibles. Sin que haya mercados que ofrezcan valores concretos para los activos intangibles se hace difícil consensuar el valor real de un determinado activo.
La idea última de los spillovers consiste en el hecho que, cuando una empresa desarrolla un nuevo activo intangible, es relativamente fácil que otras empresas lo aprovechen. Esto se deriva en gran parte del hecho que la parte central de muchos activos intangibles son las ideas, las cuales no son rivales ni excluibles. Es sencillo entender cuando se piensa en términos de I+D. Una empresa desarrolla un nuevo producto o un nuevo diseño, empieza a venderlo y en poco tiempo ya tiene los competidores desplegando productos casi idénticos. Mientras que los spillovers son evidentes en términos de I+D, también se pueden extender a otros activos intangibles, aunque en principio puedan parecer más difíciles de imitar, como los procesos de negocio. Por ejemplo, antiguamente el sector de la consultoría de negocios estaba dominado por veteranos de la industria que, en un momento dado de su carrera profesional, ofrecían sus conocimientos y experiencia como consultores. McKinsey revolucionó el campo de la consultoría de gestión siendo la primera empresa a alejarse de la contratación de veteranos de la industria para pasar a contratar graduados universitarios y ponerlos en equipos de alto rendimiento. Aunque McKinsey fue el primero en dar el paso, la práctica se extendió y hoy en día es la norma en todo el sector de la consultoría.
En la economía actual cada vez es más importante medir con precisión el valor de los intangibles para tener una imagen clara sobre el estado de salud del mercado y fomentar la inversión a través de datos financieros representativos
La sinergia nos viene a decir que cuando se combinan dos o más ideas, productos o empresas, el conjunto es más grande que la suma de las partes. Las sinergias no son una exclusiva de los activos intangibles, pero en los casos de la tecnología o las ideas se hacen más evidentes. Un hecho bastante interesante de las sinergias, especialmente las que tienen relación con los intangibles, es que son difíciles de predecir. Los autores explican el interesante caso del microondas. El microondas fue idea de una asociación entre un contratista de defensa y un gran fabricante de electrodomésticos. Esta imprevisibilidad de la colaboración hace que sea aún más importante que las empresas estén bien conectadas e interactúen dentro de un entorno empresarial amplio.
Las sinergias juegan un papel importante porque proporcionan un contrapeso a la amenaza de los spillovers. Mientras que estos segundos hacen que muchas empresas sean cautelosas y protectoras de sus activos intangibles, los posibles beneficios de las sinergias empujan las empresas a ser más colaborativas y abiertas a compartir. Las empresas en lugar de jugar a un juego de suma cero intentando proteger toda la información o apropiándosela, intentan colaborar con el fin de maximizar los beneficios de las sinergias y minimizar los riesgos de los spillovers.
La composición de los efectos de estas cuatro características singulares es el hecho que actualmente no tenemos la capacidad de medir con precisión el verdadero valor de los activos intangibles. A causa de la dificultad de medir activos como el valor de la marca, los procesos de negocio y la I+D, contables, estadísticos y economistas ignoran el verdadero valor de los intangibles. Eso no sería ningún problema si los intangibles representasen una pequeña parte de la economía, como en el pasado, pero en la economía actual cada vez es más importante medir con precisión el valor de los intangibles para tener una imagen clara sobre el estado de salud del mercado y fomentar la inversión a través de datos financieros representativos.
A causa de estos dos factores, el cambio hacia una economía intangible es probable que pueda alterar profundamente la forma y la función de muchas de nuestras instituciones. De como se financian las empresas a repensar las necesidades de infraestructuras, la llegada de los intangibles redibujará el paisaje institucional de nuestra sociedad. Entre los muchos cambios que está suponiendo la economía intangible, tres son de especial relevancia: el auge de la desigualdad, la necesidad de adaptar los estilos de gestión y el liderazgo y la necesidad de los gobiernos de promover leyes y políticas que faciliten la creciente riqueza del conocimiento público.
La desigualdad es un término amplio, pero los autores destacan tres tipos en particular. En primer lugar, la desigualdad de ingresos a consecuencia del peso cada vez mayor de la economía intangible. En efecto, en una economía impulsada por los intangibles, los intérpretes estrellas de esta economía son altamente recompensados. En segundo lugar, también aumentará la desigualdad de la riqueza. Los intangibles suponen un incremento de valor de los activos de los ricos y también les facilita rehuir una alta tributación. Finalmente, también nos encontraremos con una desigualdad que los autores consideran "de estima". La economía intangible se adapta de manera única a aquellos que tienen la capacidad de aceptar y crear nuevas ideas. Esta inclinación del mercado hacia los que tienen unas determinadas capacidades provocará probablemente presiones económicas que agravarán las tensiones políticas sociales existentes.
La relación de una empresa con los intangibles, sean usuarios o creadores, está promoviendo dos estilos de management distintos. En la economía intangible lo que realmente diferenciará unas empresas de otras es si sus ejecutivos son simplemente managers o son verdaderamente líderes, que poseen tanto habilidades duras como suaves necesarias para inspirar empleados
Los intangibles también alteran los estilos de management y lo que significa ser un referente. La relación de una empresa con los intangibles, sean usuarios o creadores, está promoviendo dos estilos de management diferente. La gestión de los usuarios se vuelve más autoritaria, mientras que la gestión de los creadores se convierte en más igualitaria. Sin embargo, en una economía intangible, lo que realmente diferenciará unas empresas de otras es si sus ejecutivos son simplemente managers o verdaderos líderes. Los primeros son meramente gestores, mientras que los líderes poseen tanto las habilidades duras como suaves necesarias de inspirar empleados.
Finalmente, los gobiernos deben adoptar un papel más importante para que la economía del país esté a la vanguardia de la revolución intangible. A causa de las características singulares de los intangibles, como sus costes hundidos, la inversión privada en activos intangibles se podría ver muy afectada. Por tanto, el sector público deberá recoger su relevo, sea a través de financiación pública o de compras. Además, los gobiernos deberán crear y aplicar nuevas leyes de propiedad intelectual. Lo que es importante aquí es la claridad y la estabilidad de la interpretación de estas leyes, en lugar de su rigor.
En definitiva, como nos recuerdan los autores del libro, el cambio hacia estos activos intangibles es importante tanto porque los intangibles son únicos y distintos como porque tendrán, a largo plazo, un impacto distinto en nuestras instituciones y en nuestras normas sociales. A medida que los intangibles sean más importantes para nuestras economías, cada vez será más importante que desarrollen nuevas y sofisticadas formas de medir su valor para promover la inversión en estos activos y tener una visión completa de los estados de los mercados globales. El auge de los intangibles cambiará la forma y la función de muchas de nuestras instituciones más importantes.
Por Salvador Estapé, Profesor y vicedecano de Profesorado de la UPF Barcelona School of Management (España)
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