07/06/2014

Cuando el humor, esconde inseguridad

El humor actúa como un simulacro de inseguridades y nada parecería ser demasiado legitimo como para demostrar dolor, ansiedad o miedo en público.

El sociólogo frances Gilles Lipovetsky, autor del libro icóno sobre la posmodernidad, "La era del vacío" asegura hoy más que en otras épocas existe delgada línea entre el reírse de uno mismo y la manía.

"El individuo posmoderno neutraliza sus emociones a través del humor. Actúa en una auto absorción narcisista. No es casual, que las patologías psicológicas de la época sean la depresión y las neurosis narcisistas", explica el sociólogo francés.

El humor actúa como un simulacro de inseguridades y nada parecería ser demasiado legitimo como para demostrar dolor, ansiedad o miedo en público. Exhibir angustia parecería ser sinónimo de debilidad y por lo tanto, es mejor anticiparse a la burla, y ser más fuerte ante la mirada de los otros.

En este caso, no ríe mejor quien ríe ultimo, sino quien se anticipa a la respuesta y así anula la posible reacción de un otro y disminuye la intensidad de una problable devolución burlesca de quien lo rodea.

El autor Franco Crespi corrobora esta teoría asegurando que "el espíritu contemporáneo sublima la angustia mediante la risa y el escapismo de la diversión. El individuo actual considera que lo único que vale una arruga, el avejentamiento epidérmico, es la risa, y no el llanto. Entonces, es mejor reírse de uno mismo que ser juzgado por otro. El humor actual lejos está de la reflexión y cerca está de evitar la crítica ajena".

Por otra parte, en la actualidad la comicidad se caracteriza por su forma narcisista. El Yo se convierte en el blanco privilegiado, objeto de burla y auto depreciación. Lipovetsky destaca cómo han cambiado los personajes cómicos preferidos por el público a través de los años.

"El humorista actual ya no recurre a lo burlesco (Buster Keaton, Charles Chaplin o los hermanos Marx) su comicidad no procede ni de la inadaptación ni de la subversión de las lógicas, proviene de la propia reflexión, de la híper conciencia narcisista, libidinal y corporal". Este es el caso, por ejemplo de Woody Allen quien expone su propio ego, presentando a sí mismo y al espectador, su Yo devaluado.

Mariana Berríos Roda, Doctora en Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Barcelona coincide con esta visión: "En la posmodernidad es lícito reírse de todo, puesto que la risa se ha convertido en el instrumento por excelencia para combatir la angustia existencial. Lo que tendría que ser un drama es presentado como comedia".

La comicidad ha acompañado a la humanidad desde siempre, pero es con la llegada de nuevos contextos que el humor es hijo de su época. La permanente ironización autorreferencial y la incapacidad de tomarse a uno mismo demasiado en serio, hacen del humor actual una actitud que roza lamanía. A veces, la dicha no es cosa alegre.

Eugenia Plano | www.vidapositiva.com

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