17/09/2015
Cómo reaccionar ante una infidelidad
Perdonar o no perdonar, ésa suele ser la cuestión cuando descubrimos que nuestra pareja tuvo una aventura con otra persona; algunas claves para saber si seguir juntos es lo mejor o si llegó la hora de decir adiós
Nadie está exento de ser víctima de un engaño amoroso. Incluso, nadie está exento de ser victimario. Y, si bien todavía son más los hombres que las mujeres quienes caen en la tentación, ambos son protagonistas de altos índices de infidelidad. Según un estudio realizado en 2002 y publicado por el Journal of Couple and Relationship Therapy , cerca de un 50% de las mujeres y un 60% de los varones fueron infieles en algún momento de su vida matrimonial.
Cinco años antes, esos porcentajes apenas alcanzaban el 14% y el 24% respectivamente. En esta era "líquida", tal como la calificaría Zygmunt Bauman, en la que ante el más mínimo escollo parece ser más fácil tirar todo por la borda que agarrar los remos, estas cifras tal vez no asombran. Y, quizás justamente porque vivimos en una época en la que pareciera -insisto, pareciera- que todo está permitido, cabe preguntarse si una aventura extramatrimonial puede derivar hoy en la ruptura de la pareja o si, por el contrario, vale perdonar.
Según informaron desde Halitus Instituto Médico, para la doctora Beatriz Literat, médica sexóloga de la institución, éste es un tema que va más allá de la pareja."No existe una definición contemporánea de fidelidad o infidelidad, es la misma de siempre, ya que la fidelidad no es un comportamiento solamente con el compañero sexual sino una postura conductual en la vida, con amigos, padres, jefes, empleados, colegas, etc. Es concederle al otro una jerarquía determinada en su relación con uno y tener la honestidad de retirársela de frente, no a sus espaldas. ‘Yo te deseo en mi vida y te asigno un rol o yo ya no te quiero en ella y te lo digo para que lo sepas y se resignifique -o desaparezcanuestro vínculo’. Cuando hablamos de la desaparición de los valores, entre ellos la fidelidad, esto no significa que la infidelidad sea un nuevo valor adquirido, sino que los seres humanos nos estamos volviendo flojos, cómodos y mentirosos", asegura Literat.
Mirar más allá
"La infidelidad es una herida narcisista", asegura la licenciad Débora Bottwin, psicóloga de la Fundación Buenos Aires y de APSI (Asistencia Psicológica en Red). "En una traición, no sólo hay mentiras en juego, hay una pérdida de confianza, hay un tercero que quedó afuera y se pone, además, a la persona en posición de objeto: yo era de él, él era mío y resulta que ahora esto ya no es tan así, yo no lo pertenezco como única ni él a mí. Eso produce mucho dolor", agrega.
¿Pero qué lleva a un hombre o una mujer a engañar a su compañero de ruta?
Según Literat, "la insatisfacción de todo tipo: afectiva, sexual, de las conductas, impulsa a las parejas a la infidelidad. Se vuelve un recurso reparatorio cuando la persona se siente disconforme en su vínculo y no encuentra formas eficaces para resolver estas situaciones". Además, según la sexóloga, las incompatibilidades sexuales también pueden influir. Cualquiera sea el motivo, lo cierto es que cuando sucede y es descubierto por quien fue víctima del engaño, se genera una herida que a veces es más profunda y otras, más superficial, pero aunque más no sea por orgullo, duele igual.
Más allá del dolor, de la angustia y hasta, tal vez, las ganas espontáneas de vengarse, la infidelidad habla también de que algo está pasando en el interior de la pareja. Por lo tanto, así la decisión sea perdonar y seguir adelante, ésta debería ser una luz amarilla a la que no habría que ignorar. "El engaño produce mucho dolor y esto deriva en una especie de duelo. La manera de continuar adelante en la pareja es justamente transitando por un duelo casi como si hubiera habido una muerte porque, en realidad, hay algo que se murió y se genera también un sentimiento de abandono", explica Bottwin. Y agrega: "Todo esto pasa porque uno siente que se rompió un pacto implícito y eso es muy doloroso".
En tanto, para la especialista de Halitus, además del duelo, debe haber otros ingredientes para que el perdón sea efectivo: "Creo que si existe por parte del que fue infiel un verdadero reconocimiento del ‘delito’, sincero arrepentimiento y una renovación del compromiso con la pareja sobre bases realmente firmes, quien fue víctima de la infidelidad debería poder perdonar".
Por supuesto, cada pareja es un mundo y así como a algunas una situación así las pulveriza, a otras las fortalece porque, tal como asegura Bottwin, un engaño no siempre es síntoma de desamor.Aunque, para ser sinceros, muchas veces sí lo es: "Hay personas que no pueden terminar de otra forma una relación y buscan una excusa. La infidelidad podría ser esa excusa", dice la psicóloga de APSI y Fundación Buenos Aires.
Por último, cuando en la decisión de perdonar o no empiezan a pesar otras cuestiones como, por ejemplo, los hijos, hay algunos puntos a tener en cuenta: si hay un verdadero compromiso por parte de la pareja de sincerarse, acudir a ayuda psicológica para fortalecer el vínculo y se puede seguir adelante sin rencor, reparando y perdonando, los chicos no sufrirán. "Si este compromiso no es posible, no es saludable seguir adelante porque los niños perciben todo y, aunque no escuchen las discusiones, el trato entre los padres va a ser diferente, difícil de disimular y esto no es sano para ellos", explica Bottwin, quien además aconseja: "A mí me parece que no hay que presentarles a los niños una verdad tan franca. Se les puede decir que hay problemas para no mentirles, pero hay que tener en cuenta que aquí entran en juego los modelos e imágenes parentales".
Por qué somos infieles
(Por Lic. Ileana V. Fischer, psicóloga)
Hablar de "relaciones extramatrimoniales" invita a sentir y pensar acerca de: crisis de pareja, deslealtad, desconfianza, búsqueda de autoestima, romper con la rutina, culpa, celos, engaños, mentira, pasión, tentación. Un matrimonio se conforma y asume compromisos mutuos según la época y la cultura. Existen matrimonios que se unen por cuestiones religiosas o conveniencias económicas, y otros que se fundan en lazos emocionales profundos como el amor. Nuestra cultura establece tres pilares para la alianza matrimonial: tiempo en común, proyecto de vida compartido y exclusividad sexual. Desencuentros en algunos de estos ítems generan una crisis en la pareja y exponen a un estado de vulnerabilidad que eventualmente incrementa la posibilidad de relaciones extraconyugales.
Cuando hay una la relación con un tercero puede ser iniciada durante la vida matrimonial, o previamente. Estas personas formalizan un matrimonio siguiendo exigencias sociales y mantienen paralelamente una relación anterior. Los estilos de alianzas matrimoniales y las motivaciones, conscientes e inconscientes, en las que se establecen son muy variados. Generalmente se denominan "infidelidades" a los vínculos que quiebran el compromiso de exclusividad sexual. Producen sentimientos de traición, engaño, mentira y culpa. Una de las partes se siente traicionada en la promesa de lealtad y vivencia una profunda herida en la autoestima.
En cambio, hay otras relaciones extraconyugales en las que lo sexual está inhibido y son vínculos con los que se comparten salidas, intereses intelectuales y confidencias. En ellos la persona busca "actuar y ser vista de un modo diferente" y fantasear con una vida distinta de la que tiene. En la actualidad algunos de estos encuentros se dan mediante el coqueteo en Internet. Estos vínculos tienden a compensar un vacío emocional, y forman parte de un mundo privado que se mantiene en secreto y que ocasionalmente es vivido con remordimiento. ¿Cuáles son las causas de las aventuras extramatrimoniales? Sean aventuras prolongadas o pasajeras, los motivos son variados.
A veces son buscadas deliberadamente y otras se presentan como un flechazo. Incomunicación, falta de tiempo juntos, rutina sexual, soledad emocional, problemas económicos, cantidad de años compartidos, búsqueda de la novedad, temor a la separación, son circunstancias frecuentes en las personas que tienen una relación extraconyugal. Aunque no son condición.
Tanto hombres como mujeres manifiestan que estas relaciones les proporcionaron un aumento de la autoestima, confianza en sí mismos, conocimiento sexual, diversión, aventura y mayor autonomía. También están los que refieren haber revalorizado y mejorado la relación con su pareja formal.
¿Ocultar o Confesar?
El descubrimiento de la infidelidad engendra intensos sentimientos de traición y desengaño. Enojo y furia son manifestaciones más frecuentes en los hombres. En las mujeres las sensaciones son de abatimiento, dolor, tristeza y deseo de venganza. Muchas veces, la infidelidad no es descubierta sino que se confiesa. La confesión puede ser motivada por la culpa y la búsqueda de absolución, o por el deseo de exponer lo disfuncional que está ocurriendo en la pareja. Es necesario comunicarse y aclarar honestamente para reevaluar la posibilidad de continuar juntos de un modo enriquecedor o pensar si es tiempo de tomar caminos diferentes. Así como la vida de una pareja tiene ciclos, las relaciones extramatrimoniales no pueden ser pensadas siempre de la misma manera, pues no responden todas a los mismos criterios.
Por Verónica Salatino
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