30/09/2019

¡Che bella Italia!

De Norte a Sur, la península itálica no deja de maravillarnos con su arte y sus grandes ciudades, pero también con esos pequeños pueblos que parecen detenidos en el tiempo y parecen salidos de cuentos.

Italia es, junto a Grecia, la “cuna de la cultura occidental”. Todo el país es una enorme obra de arte a la que se le adicionan paisajes espectaculares y una gastronomía de excelencia.

Lo interesante es que todas esas bellezas se hallan distribuidas por todo el país, desde Piemonte, Lombardía, Alto Adige, Friuli-Venezia Giulia en la parte más ancha de la bota al Norte, con los Alpes como telón de fondo; hasta Calabria y Apulia en el Sur, sin olvidar las islas: Sicilia y Cerdeña. Además es dable encontrarse con eximias obras de arte en grandes centros urbanos como en pequeños poblados milenarios. Todo hace de Italia un país que merece una larga visita.

A continuación mencionaré algunos de esos idílicos pueblos, considerados por la cadena CNN como los más bellos de la Península:

Comenzaremos por el Norte italiano, descendiendo hacia el Sur. En la zona noroccidental se encuentra la Región Piemonte, rodeada en gran parte por los Alpes, donde nace el Po, el río más largo de Italia, cuyo valle conforma la parte central de esta región, la llanura padana.

Ricetto di Candelo

Se encuentra en una de las provincias que integran la Región de Piemonte, Biella.

Ricetto significa “refugio” y con ese nombre se designaba a una estructura fortificada y protegida dentro de un poblado donde se almacenaban los bienes del Señor local y, a veces, también las personas que pertenecían a su feudo.

El trazado original del poblado en forma de pentágono se mantiene. Se lo llama la “Pompeya de la Edad Media”. La estructura está casi completamente rodeada de muros, con torres cilíndricas en las esquinas. La excepción es el lado sur, en el que se construyó el ayuntamiento en 1819, de estilo neoclásico muy distinto a la parte más antigua. El único acceso se realizaba a través de una torre con 2 aberturas hacia el exterior, una más grande para los carros y otra más pequeña para los peatones, cerrado por puentes levadizos.

Hoy es uno de los únicos “ricettos” conservados. El Ricetto di Candelo es un destino turístico con un ambiente particularmente encantador que atrae a los amantes de la Edad Media o simplemente a personas curiosas que aprovechan el fin de semana para visitar la zona de Biella.

Dejando el Piemonte nos dirigimos hacia el Este para ir al siguiente poblado, en la Región de Lombardía.

Cornello dei Tasso

Esta aldea medieval parece detenida en el tiempo, es como un cuento de hadas. Es una fracción de Camerata Cornello, cerca de Bérgamo. Sólo se arriba a él caminando una media hora por caminos algo tortuosos desde Camerata Cornello o bien por la antigua Vía Mercantorum desde Oneta, municipio de San Giovanni Bianco. Las calles son empredadas y datan de muchísimos años, rodeadas de estrechos arcos también de piedra. En este lugar nacieron los fundadores del servicio postal de Europa en el siglo XIII. En el pueblo hay un museo dedicado a los pioneros postales. Bernardo Tasso y su hijo Torquato Tasso, autor del del poema épico renacentista "Jerusalén entregada".

Castelrotto

Situado en la región de Trentino Alto Adige, a la que se la suele nombrar como “Tirol del Sur”, se encuentra rodeado por las Dolomitas, cadena que forma parte de los majestuosos Alpes. En un exuberante valle con muchos viñedos de calidad, cercano a la frontera con Austria hallamos este pueblo que alguna vez perteneció al Imperio Austro Húngaro.

Allí se da una mezcla entre las culturas del Norte y el Mediterráneo, el dialecto hablado por sus habitantes semeja al alemán y entre los platos típicos encontramos Strudel y albóndigas de manzana.

El pueblo todo es un museo de arte al aire libre en el que destacan casas de estilo barroco y Liberty (el Art Nouveau versión italiana).

Malcesine

Entre montañas y lagos en la región véneta junto al Lago de Garda, encontramos este tesoro escondido. Es un área con olivares al pie del Monte Baldo; posee calle empinadas empedradas y muchos negocios de artesanías. Es muy frecuentado por turistas austríacos y alemanes que disfrutan de la playa con guijarros del lago. Otra atracción es el Castello Scaligero.

Manarola

Continuando el periplo por el país, arribamos a Liguria, región que se extiende a orillas del Tirreno con impresionantes paisajes de mar y colinas. Allí se encuentran las famosas Cinque Terre, cinco pequeños poblados ubicados dentro del Parque Nacional homónimo, cada uno con sus características particulares pero también con sus similitudes. Ellos son Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterosso al Mare.

De ellas, Manarola es la más antigua y la segunda más pequeña. El pueblo todo es una postal que hay que recorrer caminando por sus empinadas calles. La principal, Vía del Mezzo, está bordeada de gran cantidad de venta de artesanías y locales gastronómicos donde se pueden degustar productos típicos de esta región como la focaccia. Posee también una piscina natural que forman las rocas y el mar en la que es posible darse un remojón. Las casas ancladas en las rocas dan la sensación de ser una gran colmena.

El “paseo del amor” era un sendero panorámico que conectaba esta localidad con Riomaggiore a lo largo de la costa. En 2011 una fuerte marejada lo averió seriamente. Desde entonces está cerrado, sólo se puede acceder a unos metros en el inicio. En la actualidad se están ejecutando obras de reparación y se estima que se reabrirá en 2021.

Pienza

Desde Liguria nos trasladamos a la Toscana, la tierra del Renacimiento. Allí, en Val D'Orcia, el rincón más prístino de la Toscana, se ubica este poblado que es considerado como la "ciudad ideal del Renacimiento".

El pueblo, que es Patrimonio Mundial de la Humanidad, fue rediseñado en el siglo XV por el Papa Pio II, Eneas Piccolimini. Era el poblado natal de este Pontífice y se llamaba Corsignano, luego rebautizado como Pienza, tierra de Pío.

En el lugar se encuentran varias obras de arquitectura muy destacadas como el Palazzo Piccolimini en la Plaza Pio II.

Cetona

Siguiendo por la región toscana, encontramos otro pequeño pueblo medieval, situado en la colina homónima.

Las construcciones alternan con plateados olivares y verdes cipreses en derredor de ella en forma de caracol. La Plaza Garibaldi es el punto central del pueblo y a su alrededor se ubican el Palacio Vitelli, la iglesia XVI SS. Annunziata (transformada ahora en sede de exposiciones) y por último, surge la Parroquia de S. Michelle, escondida entre las casas. Construida en 1155 y remodelada en el siglo XVII. En la cima de la colina se encuentra el castillo, que domina todo el paisaje circundante y posee una torre con vistas panorámicas y jardines exóticos y secretos.

El pueblo constituye un oasis de relax para miembros de la realeza y diseñadores de moda. Su aire fresco y su ritmo lento de vida son atractivos ineludibles.

Los «pici», una especie de espaguetis gruesos hechos a mano condimentados con “aglione”, una salsa de tomate con mucho ajo y pimiento, o bien con salsa de carne son el plato típico del lugar.

Calcata

Dejando la bella Toscana, nos vamos ahora a la Región del Lazio, a la que pertenece Roma, la capital italiana. No lejos de la gran urbe y sobre una colina rojiza que se eleva desde un cañón verde, se halla esta localidad que posee forma de hongo.

En la década del 30 (s. XX) fue despoblado porque se afirmaba que podía colapsar. Ello nunca ocurrió y tras varias décadas de abandono, comenzó a repoblarse con artistas, hippies, aventureros quienes obtienen permiso para afincarse.

El pueblo, hoy mezcla extraña de bohemios y medioevo, fue restaurado y en su centro, encontramos cafés, galerías de arte, restaurantes. Un fresco de Jimi Hendrix adorna una pared del lugar.

Parecería que los calcatenses poseen una energía mística, que, según el anecdotario popular, proviene del origen volcánico del lugar y poseen gran capacidad creativa con una actividad cultural inusitada.

Sperlonga

En la misma región del Lazio, entre Roma y Nápoles, en un promontorio de piedra caliza junto al mar, surge este antiguo pueblo lleno de leyendas griegas. Fue creado por el emperador Tiberio que instala allí una de sus villas, la que incluía una de las grutas que hay en la zona. La palabra latina para gruta es speluncae, de dónde proviene el nombre actual.

Una de las anécdotas dice que la brillante piedra caliza blanca de este pueblo una vez guió el barco de Odiseo como un faro.

Bajo el mar en Sperlonga existe un laberinto subterráneo de grutas marinas, donde aparentemente vivía una hermosa "ninfa" del mismo nombre. Según la leyenda Júpiter, locamente enamorado de ella, se convirtió en un meteorito, aterrizando entre sus piernas en la playa. Su noche de pasión habría conformado los altos riscos donde, posteriormente, se construyó el pueblo escapando de las incursiones sarracenas.

En la actualidad, en el pueblo hay capas de casas en terrazas y escaleras sinuosas que van hacia la playa, donde se puede tomar sol cerca de los antiguos pilares romanos y las ruinas de la lujosa villa gruta del emperador Tiberio.

Civita di Bagnoregio

A medio camino entre Florencia (Toscana) y Roma (Lazio) se encuentra una meseta desde la que ve el río Tíber, allí hace más de 2.500 años los etruscos fundaron Civita di Bagnoregio. Es apodada la "Ciudad moribunda" por la erosión constante del suelo y una población decreciente, y podría desmoronarse hacia los precipicios circundantes en cualquier momento.

Una pasarela de metal que hay que cruzar a pie y en la que se debe abonar un “peaje” de 1,50 euros por persona es la única conexión con Bagnoregio., Solo una docena de residentes viven en forma permanente allí ahora.

Es el lugar ideal para practicar el italianísimo “dolce far niente”. El lugar es mágico y hay gran interés en preservarlo, tanto que fue presentado como candidato a integrar la lista de Patrimonio Mundial. Las visitas anuales se han incrementado enormemente y ello es un gran desafío. Por un lado es importante que los turistas la visiten para generar ingresos y mantenerla pero, por otro, el exceso de visitantes puede llevar a un deterioro aún más rápido. Las cifras actuales ya asustan. 700.000 visitantes anuales, lo que da un promedio de casi 2000 turistas diarios. Hace pocos años los turistas no superaban los 40.000.

En el lugar se encuentran diversos sitios de interés: la Casa Greco, las iglesias de San Buonaventura, y San Donato, así como los edificios renacentistas de los Colesanti, Bocca y los Alemanni, el Museo Geológico. Diversas actividades complementarias se pueden llevar a cabo en sus cercanías.

Ventotene

A la región del Lazio pertenece el archipiélago de las Pontinas, en el mar Tirreno. Está conformado con pequeñas islas, una de ellas es la de Ventotene, también cocnocida históricamente como Pandataria. Es uno de los municipios más pequeños de Italia de tan solo 1,54 km2. Esta isla fue una vez una prisión desde la éopoca del imperio romano. Hubo varias lujuriosas mujeres romanas y antifascistas entre sus detenidos a lo largo de los años, entre ellas Julia, hija de Augusto, exiliada por su padre acusada de adulterio. En tiempos modernos fueron confinados diversos políticos como Sandro Pertini, luego Presidente de Italia y Luigi Longo, quien fuera Secretario General del Partido Comunista.

De la época romana permanecen diversas ruinas: villas y acueductos, el viejo puerto y estanques modelados en rocas volcánicas de Toba.

En la actualidad, viviendas de colores naranja y rosa brillante se entremezclan con antiguas cisternas y pesquerías y celdas de prisioneros.

El pequeño puerto está bordeado por grutas de pescadores que se han convertido en bares lounge, mientras que la Piazza Castello principal cuenta con una antigua torre de fortaleza borbónica.

El político italiano Altiero Spinelli, antifascita, quien se convirtió en uno de los padres fundadores de la Unión Europea, coescribió el "Manifiesto Ventotene" aquí en el pueblo.

En esta primera nota sobre las bellezas de Italia se han reseñado brevemente 10 pueblos “de encanto”. En próximas entregas contiuaremos reseñado algunos otros tan fascinantes como éstos.

Por Tito Gastaldi

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