06/02/2016
Agua = Paz
Nuestra interacción con la vida basada en conocimientos de la física cuántica
- ¿Cuán objetivos podemos ser al observar?
- ¿Cuán separados estamos de lo vemos?
- ¿Cuál es nuestra relación con el agua?
- ¿Cómo podemos modificar el mundo desde nuestra realidad interior?
La contestación a estas preguntas implica un mínimo desarrollo atravesando por conocimientos modernos.
CIENCIA Y OBSERVACIONES
El filósofo británico John Locke, muy impresionado por las descripciones de Newton, fue quien primero utilizó la palabra científico con el sentido moderno. Fue por ello que equiparó la palabra “científico” con “certidumbre” y también con “demostración en cosas físicas”.
Locke con sus colegas, los filósofos empiristas (el obispo George Berkeley y David Hume), enfatizaron que todo conocimiento proviene de las sensaciones del observador. Sin embargo ellos, y especialmente Hume, afirmaban que, a pesar de ello, el observador está separado de lo que observa. (BriggsPeat)
Con el tiempo los pensadores se dieron cuenta que se había creado una gran paradoja. Resultaba imposible basarnos en las sensaciones del observador y luego creer que él podía estar, y ser un ente, totalmente separado de lo que observaba.
Fue sólo más tarde cuando los positivistas lógicos como Ernst Mach, dijeron que las teorías científicas sólo podían expresar relaciones entre las experiencias sensoriales. Siglos después, en el siglo XX, la física cuántica terminó con semejantes discusiones que hasta entonces eran de patrimonio exclusivo del plano filosófico. Demostró la unidad total dentro del fenómeno. Una total unidad entre lo observado, el aparato de medición y el observador.
Se los considera que son parte de un mismo sistema, en este caso llamado estado cuántico. Todo dentro del mismo sistema, un único estado. Por esta propiedad tan particular resulta imposible describir por separado a alguno de los tres componentes. Nos guste o no, parece que el observador, la medición y lo observado son parte de lo mismo. Lo mismo que sucede cuando miramos cualquier cosa del mundo exterior.
CIENCIA Y OBJETIVIDAD
Fue así que ya en el siglo XX, el filósofo científico Karl Popper nos llamó la atención diciendo: “la ciencia objetiva no tiene pues nada de absoluta. La ciencia no reposa sobre terreno rocoso. La audaz estructura de su teoría se yergue, por así decirlo, sobre un profundo pantano. Es como un edificio construido sobre pilotes, hundiéndose en el pantano sin apoyarse en ninguna base sólida natural”.
Popper nos ha cambiado la visión sobre la ciencia. Él sigue creyendo en la clásica creencia de que las leyes naturales son regulares, definitivas e inmutables, pero admite que las encontramos inmersas en un “pantano”, tan profundo que la ciencia no puede llegar a su verdadero fondo. (BriggsPeat).
¿Qué importancia tiene saber que los conocimientos esgrimidos por la ciencia pueden ser mutables?
Es trascendente tener conciencia que los conocimientos en ciencia están permanentemente en movimiento y que todo puede cambiar. A la ciencia la hacen los científicos. Creando modelos que más tarde se demuestra si realmente funcionan y tienen coherencia con la realidad.
NUEVOS MODELOS O PARADIGMAS
Para explicar los descubrimientos científicos que describen la realidad, dentro de un nuevo modelo (o paradigma), deberíamos encontrar una manera de difundirlos que pueda ser comprensible a nivel masivo, tal vez con ejemplos aplicados a otras áreas.
En un principio, cuando se difunde una nueva manera de describir la realidad esta parece antinatural, distorsionada. Difícil de comprender por ojos acostumbrados a algo ya aprendido y completamente diferente. Pero con el paso del tiempo se adaptan y se vuelve imposible ver las cosas de otra manera.
Otro gran filósofo de la ciencia, Thomas Kuhn, hacía mención a este punto. Llamaba a esos momentos cuando se producían los grandes cambios “crisis” del paradigma. Se puede observar que en los períodos de crisis necesariamente deben surgir nuevas teorías para explicar las anomalías que habían aparecido con los conocimientos de las teorías disponibles. Si algo fallaba, o no daba el resultado esperado, se lo consideraba como una de esas anomalías.
Eso es lo que ha sucedido con nuestra relación con el medio ambiente, con la ecología en el planeta Tierra. Una crisis de paradigma que nos induce a un cambio, un nuevo paradigma.
LOS TRES REINOS CONOCIDOS A NIVEL MASIVO
Para comprender qué es lo que está sucediendo y cómo podemos intentar modificarlo, primero debemos saber cuál es nuestro cuadro de situación.
Hay tres reinos que hoy son bien conocidos por nosotros, los humanos.
- El reino físico, visible a los ojos. Ese con el que interactuamos diariamente.
- El reino de las estrellas y galaxias, el macrocosmos, que para observarlo nos valemos de extensiones para nuestros ojos (ej.: telescopios).
- Finalmente, el reino microscópico. El de las células, cromosomas, bacterias y virus. Para acceder a él también necesitamos proyecciones para nuestra visión, los microscopios.
LO QUE NOS FALTA CONOCER: EL REINO CUÁNTICO
Ya sabemos que todo el universo está constituido por átomos y espacio vacío. Lo mismo que afirmase Demócrito, entre los griegos, hace más de veinte siglos. Demócrito de Abdera, 370 a.C.: “Lo único que existe son átomos y espacios vacíos, cualquier otra es una mera opinión”.
Por su parte, los átomos están constituidos por protones y neutrones, en su núcleo, y electrones orbitando alrededor del núcleo.
¿Cuán sólido es un átomo?
Es en este punto donde no podemos dejar de sorprendernos. ¿Por qué? La imagen a la que nos llevaría pensar sobre algo tan sólido como un trozo de hierro sería la de algo bien compacto a nivel atómico. Parece casi evidente. Sin embargo no resulta así.
Para comprender esta paradoja tal vez resulte útil un ejemplo. Se ha hecho una analogía entre el tamaño del núcleo y la totalidad del átomo más sencillo, el de hidrógeno. Si aumentásemos el tamaño de ese átomo hasta el de la iglesia más grande del catolicismo, San Pedro en Roma, el núcleo estaría representado por el tamaño de un obispo y el electrón simplemente por una moneda caída en el piso. ¿Y el resto de San Pedro? Sorprendentemente, ¡sólo espacio vacío! Esas son las relaciones dentro de esos átomos que podemos concebir como sólidos.
Esta analogía es una clara demostración que todo lo que existe puede también tener otras realidades distintas a las que nos conducen nuestros sentidos.
Este particular reino, el reino cuántico (de los átomos y partículas subatómicas), es el que subyace a todo lo visible y con el que todo lo que conocemos está formado. Incluso nuestro propio cuerpo.
Los protones, neutrones y electrones parecen estar formados por subpartículas aun más pequeñas, las que han sido llamadas quarks.
CARACTERÍSTICAS DEL REINO CUÁNTICO
- ¿Qué es lo que sucede en el reino cuántico?
- ¿Cuán separado se encuentra todo?
Es aquí donde volvemos a sorprendernos
A partir de la llamada “Interpretación de Copenhague” (Bohr y Heisenberg), se sabe ya desde fines de la década del 20 (en siglo XX), como ya esbozamos, que es imposible separar lo observado, al aparato de medición y al observador.
Aunque nos resistamos a creerlo son parte de lo mismo. En ciencia se dice que son parte de un mismo estado cuántico.
Lo más llamativo es que el reino cuántico no es una realidad única. Se trata de algo de características casi fantasmales sin una solución determinada (única). El reino cuántico no parece ser otra cosa que un “mar de probabilidades”.
Todo es posible a menos que algo suceda: la intención de un observador queriendo observar algo. Es sólo entonces cuando las infinitas posibilidades del reino cuántico se esfuman, quedando no se sabe dónde (universo multiprobabilístico), para dar lugar a la manifestación en el reino físico de una sola ente infinidad de posibilidades.
A diferencia del reino físico, en donde las manecillas de un reloj seguirán moviéndose, las miremos o no, en el reino cuántico todo sigue en el mundo de las distintas opciones hasta que nuestras conciencias deciden medirlo. Lo forzamos a tomar una sola opción entre muchas otras.
Esto habla a las claras del poder de la intención de cualquier observador, incluidos todos nosotros.
Somos capaces, por el sólo hecho de intentar observar algo, de determinar el rumbo de la naturaleza. (Este enorme poder está bien ejemplificado en ciencia con el llamado “colapso de la función de onda” y simpáticos ejemplos como el del “Efecto Pauli”).
LA CARACTERÍSTICA MÁS SORPRENDENTE DEL REINO CUÁNTICO
Existen muchas otras particularidades y leyes dentro del reino cuántico, pero hay una que aparenta ser la más extravagante. Se trata la que nos enseña sobre la interconectividad entre todas las cosas.
En física cuántica se le ha dado el nombre de “entanglement”, lo que aquí traduciremos como “entanglamiento”.
- ¿Qué nos enseña ese fenómeno?
Todas las partículas que han tenido interconexión comparten propiedades. Supongamos un ejemplo de dos partículas que han compartido un mismo sistema (han estado juntas). Por esa simple razón comparten una o más propiedades. Luego se separan, distanciándose, una a cada extremo de la galaxia. Lo más llamativo es que cuando queremos medir a sólo una de ellas, le estamos determinando el comportamiento a la otra. La que no ha sido medida se comporta idénticamente como la que ha sido medida, como si ella también estuviese siendo observada. Más sorprendente aun es que la que está a distancia se entera que su “gemela” está siendo medida sin traspaso de información entre ellas. - ¿Por qué se afirma esto?
Porque lo hace de manera simultánea, sin la demora que podría acarrearle el envío de tal información a través de la luz. Sucede entonces a mayor velocidad que la de la luz. El mismísimo Einstein creía que ello no coincidía con descripción alguna de la realidad. Le parecía una propiedad que no podía ser parte del universo. Dijo: “Dios no juega a los dados”. Sin embargo se equivocó. El entanglamiento entre partículas que han estado juntas ha sido demostrado en numerosas oportunidades. (Alain Aspect, 1982, y varios premios Nobel posteriores). Ahora, si todo ha estado junto alguna vez, como parece haber sucedido cuando todo comenzó con el Big Bang, de alguna manera todos los átomos y partículas del universo están interconectadas (incluidas las de nuestros cuerpos con las de estrellas lejanas). Tenemos claro entonces dos características fundamentales de ese reino tan misterioso del que todo está formado: la interconectividad entre todas las cosas y el poder de la intención del observador para darle cauce a una sola dirección entre una multiplicidad de posibilidades. - ¿Qué es entonces la realidad?
Algo mucho más misterioso y maleable de lo que nuestros simples ojos pueden ver. Un reino con el cual permanentemente estamos “creando”.
DESCUBRIMIENTOS SOBRE EL AGUA
A partir de 1994, un científico japonés, Masaru Emoto, se ha dedicado a investigar sobre extrañas propiedades que posee el agua. Descubrió una capacidad que desconocíamos del indispensable fluido vital, el agua es capaz de transportar información.
No lo hace con lo mismo que le colocamos, ejemplo: una palabra. ¿Cómo lo hace entonces?
Las palabras contienen conceptos que, a su vez, implican sentimientos y emociones. Es así que la calidad de esos contenidos y emociones cambian la calidad del agua. Emoto pudo demostrarlo haciendo experimentos. A un frasco de agua le colocaba una etiqueta que decía Amor y a otro una que decía Odio. Luego congelaba el agua, haciendo cristales de agua, para finalmente analizarlos con un microscopio de alta precisión.
Encontró que los que habían estado en contacto con la palabra Amor formaban bellísimos cristales. Por el contrario, los que habían estado en contacto con Odio no sólo no formaban cristales sino que mostraban “formas horribles”.
Llegó a la conclusión que el agua cambia de acuerdo a la información que lleva y, en este caso, la que le podemos suministrar.
Investigó diferentes tipos de aguas. Llamativamente el agua que consideramos la más potable, el agua corriente de la canilla, no formaba cristales mientras que el agua no tratada de vertientes, “agua natural”, sí lo hacía.
El agua de canilla de Tokio, Hong Kong, Bangkok, Londres , París y Roma no formaba cristales.
Una sorpresa. El agua de red de Vancouver, Manaus y Buenos Aires “formaba bellísimos cristales, contrariamente a la de otras ciudades”. Estas últimas se encuentran cercanas a alguna fuente natural de agua.
¿Cómo puede suceder que el agua pueda transportar información?
Hoy nadie duda que los fotones, las partículas/ondas de luz, sí lo pueden hacer. No hace falta más que prender el televisor y sintonizarlo en algún partido de fútbol que este ocurriendo en vivo. Las imágenes y sonidos de cancha, jugadores, pelota y tribunas, incluidos los sentimientos y emociones que están emergiendo de un lugar tan distante, se “montan en fotones para rebotar en algún satélite y viajar para ser decodificados por nuestro aparato de televisión. ¡Con la misma imagen y sonido que tiene en su lugar de origen!
Si lo pueden hacer los fotones, ¿por qué no habría de poder hacerlo el agua?
Emoto lo demostró: la calidad del agua cambia de acuerdo a la información que recibe.
La información que le suministramos al agua cambia su calidad
Masaru Emoto afirma que semejante fenómeno ocurre en el “Hado” del agua, la energía o vibración inherente a todas las cosas, la sutil energía subyacente que existe en todo el universo. Tal vez se esté refiriendo a un concepto similar al que denominan “Prana” otras culturas orientales.
“PROYECTO TALES”*: nuestra interacción con el AGUA.
En honor a Tales de Mileto, considerado el primer filósofo entre los presocráticos griegos quien afirmó: “El agua es el primer principio de todas las cosas”.
Tanto el planeta Tierra como nuestros propios cuerpos están conformados por aproximadamente un 70% de agua.
- ¿Somos concientes que el agua que tomamos tiene la habilidad potencial de mejorar nuestra salud?
- ¿Somos concientes que con pequeñas acciones podemos hacer la vida más sustentable para otras especies y futuras generaciones de humanos, nuestros descendientes?
El “Proyecto Tales” nos invita a participar para hacer un mundo mejor como también mejorar la calidad y belleza del agua de nuestros propios cuerpos. Combina: nuestra relación con el elemento fundamental sobre la Tierra (70% agua); la interconectividad que tenemos con el agua y por ende con todo el resto de las cosas; y el poder de la intención en nuestra calidad de observadores concientes.
¿Es difícil intentarlo?
No. Simplemente hay que decir tres palabras cada vez que nos acordemos estando ante la presencia de agua (al ver un río o un lago, o al tener delante nuestro un vaso de agua para beber).
“PAZ, AMOR, GRATITUD”
Tres sencillas palabras con las que impregnaremos el agua intentando hacer un mundo mejor.
¿Tendremos éxito?
Aquí un video del Dr. Eduardo Zancolli, sobre "El poder de la intención". NetSpiritsTalks (Youtube)
BIBLIOGRAFÍA
-BRIGGS, John P.; PEAT, F. David: A Través del Maravilloso Espejo del Universo.
1989. Editorial Gedissa. Barcelona, España.
-EMOTO, Masaru: Messages from Water.
1999. Hado Publishing BV. Amstel, The Netherlands.
-EMOTO, Masaru: The True Power of Water.
2005. Beyond Words Publishing Inc. Oregon, U.S.A.
-GRIBBIN, John: Schrödinger’s Kittens and the Search for Reality.
1995. Back Bay Books. Little, Brown and Company. Boston, New York, London.
Por Eduardo R. Zancolli (médico)
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